ECM de Steve B
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Descripción de la experiencia:

Y por si todo el capítulo anterior no fuera suficiente, y también debido a este inesperado giro de los acontecimientos, durante un período de tiempo que calculo fue de unos 15 minutos, hice el más increíble de los viajes. Crucé el umbral hacia el reino de la próxima vida. Y, en ese tiempo, me reencontré de nuevo con un profundo conocimiento, adquirido a través de un fenómeno conocido como una experiencia cercana a la muerte o ECM. Una vez de vuelta a este mundo físico se produjo un cambio brusco, inexplicable y casi aterrador dentro de mí. Mi experiencia pareció haber abierto toda una nueva dimensión dentro de mi mente, dejando la huella indeleble de una visión e interpretación de la vida completamente diferente. Este mundo físico en el que vivimos y casi todo en él eran tan diferentes a antes del accidente. Lo que antes me era extraño ahora se había vuelto familiar, y lo que me era familiar ahora se había vuelto extraño.

Sin embargo, con todo lo maravilloso que pueda sonar todo esto, aún seguía presentando otro inquietante problema que me causaría aún más confusión en los siguientes meses. No todos los días se pasa por una experiencia única que cambia abruptamente una multitud de cosas en la vida. Y, debido a este abrupto cambio, todo aquello en lo que había aprendido a creer o a pensar sobre la vida en términos de dimensión tanto física como espiritual fue inmediatamente arrojado al caos. Ahora bien, (creo que casi todos estarán de acuerdo con ello, sobre todo los de la industria psicológica) clasificar eficientemente la información y luego procesarla adecuada y eficazmente con el fin de construir una inteligibilidad, requiere una mente razonablemente lógica y sana. Cosa de la que yo claramente carecía debido a una grave lesión.

Posteriormente, en un inquebrantable esfuerzo por construir esa comprensión, pasé unos tres años de trabajo antes de poder empezar a poner orden y entender todo aquello. De todos modos, como finalmente llegué a comprender, mi viaje fue la excursión final de toda una vida. Cruzar la delgada línea que nos separa de esta realidad y luego regresar fue una experiencia iluminadora. Las limitaciones de nuestro lenguaje humano hicieron difícil que articulara ciertos aspectos de mi ECM. Era como volver de una tierra extraña, de un lugar que nadie en mi círculo vital había visitado nunca, y después intentar explicarles a qué se parecía.

Cuando se trata de describir la impresionante maravilla que fue mi ECM las palabras solo pueden arañar la superficie. Y, si tuviera que intentarlo, la única manera que se me ocurriría para ayudar a alguien a entender, aun la más elemental maravilla, sería tratar de crear una imagen. Por lo tanto, imaginad por un momento si queréis un lugar donde no existiese ninguna negatividad en absoluto. Un lugar sin miedo, hambruna, terror, hambre, codicia, odio, ira, dolor, intolerancia racial y religiosa, envidia, enfermedad, plagas, violencia ni ninguna otra posible forma de sufrimiento humano. Un lugar de total éxtasis, rebosante de armonía donde solo existieran amor y comprensión totales e incondicionales. Un lugar lleno de tan magnífico esplendor, color, belleza y maravilla que escapase a toda comprensión humana. Un lugar que al principio pareciese muy extraño y casi aterrador y sin embargo, a medida que se continuara, se empezase a sentirse muy familiar y maravilloso. Un lugar donde no hubiese nada oscuro u oculto. Infinita sabiduría y conocimiento abundasen. Las barreras o limitaciones de este mundo físico simplemente no existirían. Un lugar donde no hubiese medida de tiempo, sin días pasando, ni segundos, minutos u horas haciendo tic tac en el reloj. Todo fuera perfecto, y todo tuviese perfecto sentido. Un lugar que he dado en llamar “hogar”. ¿Os imagináis un lugar así? Guau, me dan escalofríos solo de pensar en ello.

A pesar de que no era mi intención terminar en este maravilloso lugar, una vez que estuve allí, y consciente de lo que estaba ocurriendo, no quise irme. No quería regresar a este mundo con todas sus turbulencias, pero no era yo quien decidía. En contra de mi fuerte deseo de permanecer en este glorioso lugar, se me transmitió el mensaje de que no podía. Había un problema con lo que nosotros en este mundo físico consideramos el “ego” y su renuencia a dejar ir, y había asuntos pendientes aquí en la tierra. Tenía más que experimentar, más que llevar a cabo, más que enseñar a mi hijo, más que aprender de la vida misma, y tenía que dejar las cosas claras. Así, en un instante, me encontré en otra inimaginable excursión. Estaba envuelto en una capa de calor como nunca antes había conocido, un manto de amor intenso, y arrojado dentro de un torbellino de hermosos colores girando a mi alrededor mientras descendía a increíble velocidad en espiral cuando súbitamente ¡bum!

Fui catapultado con intensa fuerza al interior de mi cuerpo físico. Todavía recuerdo la repentina sacudida y el terrible dolor que sentí al instante en todo mi cuerpo. Sentí la preciosa sangre de la vida corriendo por mi cabeza. Esa primera bocanada de precioso aire mientras luchaba por respirar por el tubo que me habían insertado en la tráquea. Sin embargo después todo esto fue muy desconcertante para mí, ¿cómo podía acordarme vívidamente de mi experiencia y de otros detalles de antes e inmediatamente después del incidente, pero tenía un enorme problema para almacenar más tarde nueva información? La única explicación plausible a la que he podido llegar tras amplia indagación, ha sido la anoxia cerebral complicada a la postre por un síndrome de stress postraumático.

En cualquier caso, mi misión vital aún no se había llevado a cabo, y se me ofrecía la oportunidad de regresar a este mundo con el fin de llevar a cabo el propósito de mi vida. Y, como parte de ese propósito, debo aclarar cualquier y todo concepto erróneo en esta situación, que de hecho fue un intento de suicidio. Estoy dispuesto a admitir por otro lado que, como consecuencia de toda la confusión en la secuela compuesta por el continuo trauma físico y emocional, estuve realmente ansioso por volver a aquel maravilloso lugar. Llegando en un momento dado incluso a esperar, desear y rezar para que alguna especie de accidente o enfermedad trágica sobreviniese y me llevase de vuelta al hogar. Con todo lo fuerte que ese deseo pudo haber llegado a ser a veces, a través de la perseverancia, las manos sanadoras del tiempo, y el amor de Dios y de mi hijo, el deseo de volver por fin cedió. A pesar de que el anhelo se ha disipado hasta casi desaparecer, en nada ha hecho la vida más fácil, y no me estoy disculpando. Tuve un momento difícil readaptándome a las realidades y conformismos de este mundo después de haberme familiarizado con el otro mundo. Y, por consiguiente, debido a ese hecho, con todo lo difícil que para un número de personas en mi vida pudo haber sido comprender, una vez más debo aprender a cómo vivir y funcionar en este mundo. En cierta forma, me sentía como un niño viviendo en el cuerpo de un adulto, teniendo que pasar una vez más por el proceso de crecimiento.

La totalidad de esta experiencia alteradora de la vida fue más bien agridulce en su mayor parte, y estoy contento de que todo esto haya ocurrido. Mi vida se ha expandido de muchas maravillosas maneras a pesar de la caída del buen favor de las personas que he amado y apreciado. Además, el pasado seguirá siempre siendo el pasado, ya que es imposible volver atrás las agujas del reloj o reescribir la historia. Ahora todo es solo una parte de la experiencia de mi propia vida, por lo que se ha convertido tan solo en uno de los recuerdos de mi vida. Ah, por cierto, la verdad es que los recuerdos son una parte integral del Gran Designio de esta vida, y sirven para un gran propósito.

He oído decir antes que la experiencia es a veces el mejor maestro. Bueno, tengo que decir que a partir de un conocimiento recién adquirido de la palabra “experiencia”, mi experiencia cercana a la muerte ha sido el maestro final. Así, aun a riesgo de que me cuelguen una o dos etiquetas más, siento cierta obligación de compartir la premisa básica de mi viaje. Pero, antes de que comparta esta información, dejadme por favor aclarar unos pocos puntos muy importantes. Antes que nada permitidme decir que no quiero influir en la forma de pensar de nadie, no es ése mi objetivo. Sin embargo, creo firmemente que hay algunos que entenderán y encontrarán sentido, y posiblemente hasta incluso se identifiquen con esta información. Por otro lado, sin embargo, habrá quienes no podrán ni querrán. Sin embargo, los habrá que tendrán la mente lo suficientemente abierta para encontrar que mi experiencia invita más bien a la reflexión. Aquellos que por la gracia de Dios, los milagros de la medicina moderna, o la combinación de ambas cosas hayan tenido su propio viaje increíble, o bien aquellos que hayan podido reconocer alguna otra experiencia trascendental, podrán entonces encontrarle sentido y tener una idea de lo que estoy hablando.

La vida es simplemente una serie de experiencias generadas en gran medida por las decisiones que tomamos, así como los recuerdos o datos almacenados colectivamente que resultan de ello. Si realmente nos paramos a pensar sobre la vida en su forma más simple, ¿qué es lo que en realidad hacemos día a día aparte de fabricar y recoger recuerdos o datos? Quiero decir, afrontémoslo, cuando nuestra vida llega a su fin, las cosas más preciosas que dejamos atrás no son ni las riquezas materiales que hemos acumulado durante nuestra vida, ni nuestros logros, ni siquiera nuestras contribuciones a la sociedad. Más importante que ninguna de estas cosas, dejamos atrás los efectos que hemos tenido en los miembros de nuestra familia y seres queridos, en aquellos que han entrado y salido de nuestras vidas, así como con las personas con las que nos hemos cruzado. Los dejamos con tesoros mucho más preciosos que el oro, la plata o cualquier otra posesión material; los dejamos con recuerdos y experiencias.

Y así, para aquellos que no tienen nada de esto, tal vez debido a un sistema de creencias al que se aferran tan firmemente que no les permite pensar fuera de sus parámetros. O para los que posiblemente hayan perdido de vista la imagen de conjunto y se hayan vuelto tan condicionados por las sendas de este mundo físico, todo lo que tengo que decirles es que para ellos es bueno. Mi consejo, con el que puede que estén o no de acuerdo, es que se aferren a su manera de pensar, porque todo es tan solo una parte de su propia única experiencia, y ni se me ocurriría tratar de cambiarla. Y, por último, para aquellos a los que pueda haber hecho “reflexionar fuera del marco” como se suele decir, creo firmemente que si una fuerte necesidad se manifestase incitándoles a operar cambios en su propio sistema de creencias, que tomen todas las medidas oportunas para ello.

Otro punto que también quiero dejar claro es que de ninguna manera estoy afirmando ser una autoridad en lo que sucede cuando salimos de este mundo. Las únicas verdaderas autoridades en mi opinión son aquellos que han cruzado el umbral para no volver a su actual experiencia de vida. Lo que voy a decir con muy fuerte convicción sin embargo es que tuve una experiencia que era y sigue siendo muy real para mí, una experiencia que a veces parece más real que esta misma vida física. Atravesé la delgada línea que nos separa de este mundo y regresé. Pero solo porque pasé al otro lado y luego volví eso no quiere decir que volviera como nací dentro de este mundo, ciego. Una vez más, para aquellos de vosotros que hayáis tenido vuestra propia experiencia puede que sepáis de lo que estoy hablando. Y para aquellos que no la hayan tenido, por favor dejadme aseguraros que todo va bien. Así que por favor permanezcan sentados, asegúrense de que sus asientos estén fijados están en la posición correcta, abróchense los cinturones de seguridad y apaguen sus cigarrillos. Estamos en posición de despegue, así que ahí vamos.

Nos llevamos a casa la experiencia de nuestra vida en este mundo en forma de datos de vida o recuerdos, similar a la de un avión de pasajeros que lleva un registrador de datos de vuelo, o una pequeña caja negra como se la conoce normalmente. Por absurdo que todo esto pueda sonar, todos y cada uno de nosotros llevamos a bordo nuestra propia pequeña caja negra. Aunque puede que no seamos conscientes de ello, desde el mismo momento en que nacimos en este mundo empezamos a crear, grabar y almacenar recuerdos o datos de vida, hasta el más mínimo e intrincado detalle. Hay sin embargo dos formas de memoria. Nuestra memoria física, que es esencialmente subjetiva, y a veces incluso defectuosa, que fue diseñada para ayudarnos en nuestra vida cotidiana. Y tenemos la memoria interna, que es absoluta, inalterable y nunca falla, que registra toda la información de la experiencia de nuestra vida como realmente pasa. Y debo añadir que lo hace en detalle y desde diferentes perspectivas emocionales.

Existen también las energías correspondientes que están básicamente unidas a estos recuerdos o datos y que son positivas, negativas o, en algunos casos, neutras. Esto es un poco difícil de explicar para mí ya que hay algunas partes que no puedo poner en palabras, pero haré lo que pueda para daros la premisa básica. Hay un Gran Designio para este mundo y para esta vida. Y parte del designio empieza con un acto de libre albedrío en lo que teatralmente se llama el más allá. En pocas palabras, haber nacido en este mundo físico es en realidad una elección que hacemos en el más allá. En realidad, hemos decidido venir a este mundo, y cuando hacemos esta elección es para experimentar muchas de las cosas que no existen en casa. Si recordáis correctamente cómo hice mención antes de un lugar donde todo era perfecto, un lugar en el otro lado que yo llamé hogar. Como en el hogar todo es perfecto, nosotros lo somos también en distintos grados, lo que no necesariamente significa que somos de algún modo imperfectos, todos somos simplemente perfectos en diferentes niveles.

Así pues, a fin de enriquecer nuestra más alta forma de energía, o nuestras almas, y crecer para ser más perfectos, o en otras palabras, para madurar a un más alto nivel de perfección, debemos primero experimentar muchas facetas de la imperfección. La única manera para nosotros de llevar a cabo este hecho, sin embargo, es mediante la obtención de conocimiento de lo que es ser imperfecto, y todos los diversos aspectos implicados. Ahora bien, en este caso, la única forma de experimentar la imperfección es elegir encarnar y venir a un mundo imperfecto. Y en contra de mi propio previo conocimiento de que solo tenemos una oportunidad en este mundo, ahora sé que se puede optar por hacer esto muchas veces. Una y otra vez elegimos visitar un mundo vivo mecánico que está diseñado y creado imperfecto a propósito para la evolución del alma, esencia, energía espiritual o cualquier término que prefiráis. Paradójicamente en cierto modo se podría decir que la ira, el odio, la codicia, la envidia, así como todas las otras formas de sufrimiento humano están diseñadas para existir en este mundo exclusivamente para nuestro beneficio ya que no existen en nuestro hogar.

La vida física no es más que una experiencia de una multitud de cosas que no existen en el otro lado, simplemente para la evolución y maduración del alma. En esencia, la vida es una experiencia de aprendizaje, de enseñanza y de crecimiento. Ahora bien, teniendo esto en cuenta, y dado que hay un Gran Diseño para esta vida, el Amor es uno de los grandes elementos que es perfecto, y en todo el sentido de la palabra intrínseco a toda la creación. Amor, no es solo una palabra, ni es solo un sentimiento o una emoción, ni es un estado del ser. El amor es una parte de nuestra propia existencia. Así que, cuando decidimos venir a este mundo, somos envueltos en el mismo núcleo de nuestra existencia por el Amor, a fin de ayudarnos en nuestra lucha para soportar un lugar tan imperfecto. Mientras moramos en este mundo, inevitablemente encontraremos diseñadas una y otra vez dificultades, adversidades y momentos de desesperación que nos dejarán probablemente con la sensación como de haberle fallado, o agraviado, a Dios, a nosotros mismos o al prójimo. O bien, puede que incluso nos sintamos perdidos, abandonados, maltratados o traicionados por los demás. Es en estos momentos sin embargo, cuando las cosas pueden parecer un poco desesperadas, que se puede estar seguro de que el Amor nunca falla.

El Amor del ÚNICO nunca falla y todos nosotros somos una parte integral de ese ÚNICO Amor. En un mundo mecánico hecho para cambiar, que es una parte del diseño para la evolución de la experiencia, un mundo cada vez más consumido por el odio y la violencia, que puede parecer vacío de Amor, al final de nuestra experiencia nos espera nuestro verdadero hogar. Pero primero, debemos cruzar una tenue línea fina, una que muchos, incluyéndome a mí antes del 12 de mayo de 1998, temían por incertidumbre. Y esa tenue fina línea que conocemos como muerte no es más que otra parte del Gran Designio que fue formulada para poner fin a nuestra experiencia para que podamos iniciar nuestro viaje a casa con todos los datos de nuestra vida. Una vez que nos separamos de este mundo físico mientras portamos los datos de nuestra vida nos embarcamos en el viaje de regreso.

Hay implicadas lo que yo considero como “fases de transición”, y la primera para mí es la que llamo el darse cuenta de que ya no se vive en la fase física. En el proceso inicial no se está completamente consciente aún de que se está separado de este mundo físico, y todavía se es relativamente vulnerable a todos los conformismos de la vida física. Todo el conocimiento que se ha adquirido, junto con todas las energías emocionales y apegos que se han acumulado a lo largo de la vida, tanto los positivos como los negativos, permanecen con uno y le mantienen atado a este mundo. Esta fase inicial es un poco aterradora al principio ya que todo alrededor parece tan extraño y desconocido.

Sin embargo, mis primeros pensamientos sobre el lugar donde aterricé tras ser absorbido por un largo y oscuro túnel, fueron que se trataba de un dichoso sueño lúcido, o que de hecho era el infierno. Pero entonces se me ocurrió que esto no podía ser un sueño. Por un breve momento, justo antes de ser succionado por el túnel, vi lo que siempre consideré que era yo. Mi cuerpo físico vestido con el traje azul de siempre con mi pareja corriendo de aquí para allá histéricamente. Y había un persistente olor acre a materia fecal en el aire. Eh, yo podía oler. No recuerdo nunca haber sido capaz de oler nada antes en un sueño, lo que era otra indicación de que esto no solo era un sueño.

Aun así, mientras entraba en una zona iluminada pude ver un cierto número de lo que me parecieron como extraños seres deambulando misteriosamente. Unos reían, otros reían nerviosamente, mientras que otros lloraban, gemían, se quejaban o hacían extraños ruidos. De alguna manera tuve la impresión de que la mayoría si no todos estos seres estaban siendo atormentados ya sea por sí mismos o por algún tipo de fuerza externa. También oí la música más extraordinariamente fascinante. Se trataba de una melodía inusual de algún tipo que estaba siendo interpretada por un instrumento que sin duda nunca oí en mi vida actual.

Mientras estaba en medio de lo que interpreté como un entorno infernal, súbitamente me hallé en la compañía de un cierto número de lo que rápidamente distinguí como altas formas de energía. Estas magníficas formas de energía eran muy diferentes a las que me encontré inicialmente. Eran tan brillantes e iluminadoras en contraste con las otras que tenían un aspecto físico más apagado con rasgos faciales humanos desfigurados. Traté de mantener mi atención enfocada en estas altas formas de energía, debido al Amor, poder y calor que emanaban de ellos; los otros parecían fríos y atemorizantes. Pero sabiendo que los otros estaban allí, se me hacía difícil no mirar de vez en cuando en su dirección.

Noté que había una de entre las altas formas de energía que parecía sobresalir del resto, ésta en particular daba la sensación de ser más poderosa. Él / ella no solo era mayor en tamaño, sino que también el Amor y calor que sentía provenir de él / ella era a una mucha mayor escala. Es verdad, lo sentía, y ¡oh, cómo lo sentía! Nunca me sentí tan vivo y sin embargo me sentía muy fuera de lugar. Todo su resplandor combinado me penetraba de tal manera que no podría describirlo, era puro gozo. Y mientras esto estaba sucediendo, empecé a sentirme muy cálido y cómodo en su presencia. Casi inmediatamente me sobrevino una profunda sensación de seguridad, que a su vez me permitió relajarme y ser más receptivo a ellas. Se alejaron de mí y empezaron a caminar lentamente y supe que se suponía que debía seguirles.

Estábamos rodeados de oscuridad con solo tenues resplandores de lo que parecían como distantes luces de antorchas, pero los tenues resplandores de luz no tenían comparación con el resplandor de estas magníficas energías. Su brillo iluminaba el camino, ya que me condujeron por lo que parecía ser una playa arenosa con oscuras aguas turbias que de vez en cuando rompían en la orilla. Se pararon bruscamente y la más alta energía se me acercó y me habló pero no con palabras. De repente me di cuenta de que ya no estaba en mi cuerpo físico. Todos mis sentidos parecían estar intactos, pero no tenía nada que tocar. Podía oler, pero no estaba respirando, no tenía necesidad de aire. Podía oír, pero no había sonidos audibles o palabras que se estuviesen hablando. Me vi como teniendo algún tipo de forma o cuerpo, pero no podía sentir nada tangible como piel, pelo, ni nada parecido a lo que podemos sentir mientras estamos en la forma física. Solo existía mi más verdadera, pero todavía no la más pura, forma de energía consciente. Y yo estaba viendo y experimentando todo esto a través de mi ojo de energía consciente.

Me di cuenta de que todo esto no era tan terrorífico, pues todo empezaba a darme la sensación de ser muy familiar y maravilloso. Aunque absorto por el hecho de notar que ya no estaba en mi forma física, seguía siendo capaz de interpretar el mensaje que la más alta energía me estaba transmitiendo. Él / ella debió sentir que me daban miedo los otros, por lo que el mensaje que recibí fue que no debía tenerles miedo, que no suponían una amenaza para mí. Ellos, al igual que yo, habían partido de nuestro mundo físico o el otro lado. Pero, debido a su ignorancia, al negarse a renunciar a sus energías negativas físicas y emocionales y apegos al mundo, no se les permitió continuar más allá de este punto. En otras palabras, por el uso de su libre albedrío rehusaron romper las cadenas que les ataban a este mundo. Y, en consecuencia, debido a eso debían permanecer en este lugar al que algunos se refieren como “el infierno”, hasta que se enfrenten a lo que les retiene, y después acepten renunciar a ello.

Tal vez debería explicarlo con más detalle. Todo en nuestro mundo, al igual que en el más allá, es en esencia una forma de lo que llamamos “energía”. Incluso los objetos inanimados en nuestro mundo poseen su propia forma de energía, solo que en diferentes niveles de vibración. Y como la energía es necesaria para casi todo lo que existe en nuestro mundo, nosotros por lo tanto invertimos porciones de nuestra propia energía personal en nuestros sentimientos y emociones. En realidad, se requiere una gran cantidad de nuestra propia energía personal para el odio, la ira, egocentrismo, obsesiones y así sucesivamente. También se requiere una gran cantidad de nuestra energía para las adicciones físicas y psicológicas y para los apegos que están asociados con estas enfermedades. Ahora bien, si estas energías negativas no son tratadas adecuadamente antes de salir de este mundo físico, entonces las energías negativas así como las positivas permanecen con nosotros en nuestro viaje a casa.

Antes de llegar a nuestro destino final, sin embargo, tanto lo positivo como lo negativo debe ser primero revisado, tratado adecuadamente, extraído el conocimiento o la lección, y después la energía negativa misma debe ser liberada y expulsada. Solamente a la forma de energía más positiva, más pura, se le permite continuar. Si por alguna razón una esencia se niega a renunciar a algo que es negativo o que no está permitido en casa, entonces no puede “pasar y cobrar los 200$” (en referencia al juego del Monopoly). Hay un mito que ha estado circulando durante siglos, simplemente recordar que yo era uno de los que le daban crédito, y es que si no somos buenas pequeñas personas y seguimos la palabra de Dios y buscamos la salvación, en el más allá nos condenarán al eterno fuego del infierno y a la damnación. Contrariamente a esta muy popular creencia, no es un maravilloso y amante Dios quien nos condena por cualquier medio, sino más bien por el uso de nuestro propio libre albedrío elegimos (en un sentido) condenarnos a nosotros mismos. El libre albedrío es un elemento muy importante y necesario que siempre poseeremos sin importar a qué lado de la valla nos encontremos.

La siguiente fase para mí sin embargo, es a lo que me refiero como fase de reflexión y reorientación. En esta fase la oscuridad desapareció rápidamente y allí ante mí estaba el más hermoso océano de muchos diferentes colores arremolinándose mientras la marea rompía en la orilla. El cielo también parecía arremolinarse con muchos diferentes colores que eran hermosos más allá de toda mi imaginación. Y era aquí donde pondría de manifiesto todos los datos de mi vida que había traído conmigo. Cada aspecto de todas las experiencias que se produjeron desde el momento en que nací hasta el momento en que me aparté del mundo se hizo visible ante mí y se hizo de una manera reflexiva. Y, añadidos al impresionante efecto que en nuestro tiempo lineal duró cerca de cuatro décadas, estaban los puntos de vista emocionales de todos los que estaban implicados en cada una de las eventualidades de mi vida. Todo era tan claro, yo era mi propio crítico, mi propio evaluador. Había muchas visiones donde sentí alegría y felicidad por haber tocado la vida de alguien de una manera positiva, ayudado a una persona necesitada, levantado a un alma deprimida, transformado un ceño fruncido en una sonrisa, hecho reír a alguien que tenía ganas de llorar.

Pero entrelazados con los positivos también había muchos momentos en los que estuve totalmente asolado por el dolor, la sensación de vergüenza y la aflicción por el impacto negativo que había tenido en las vidas de otros. Había causado tanto dolor innecesario, conflictos y luchas, y por mucho que lo deseara, no se podía cambiar lo que ya estaba hecho. Lo vi todo a través de sus ojos, sentí su dolor, sus emociones, experimenté su experiencia. Y me volví muy crítico por ello, despreciándome a mí mismo por haber cometido actos tan horribles. Una parte de mí quería correr y esconderse, pero no podía, no había escapatoria. Una parte más elevada, sin embargo, se sentía obligada a continuar y a aprender de todo ello. De algún modo sabía que era para mejor. Pero, mientras el gran final se desarrollaba ante mí, no había palabras para describir como me sentía próximo al final cuando la reflexión empezó a oscurecerse. A medida que la imagen comenzó a oscurecerse, vi ante mí el cuerpo sin vida de un hombre cuya existencia había llegado a su conclusión con una consciencia llena de ira, resentimiento y amargura por todo lo que había ocurrido antes de su partida. Y ese hombre en el espejo era un reflejo de mí.

En contraste con la enorme cantidad de amor o energía positiva que le estaba llevando a mi hijo, a su madre y a todas las otras personas cercanas en mi vida, también llevaba toda la energía negativa que había invertido en la situación justo algo antes de mi partida. Y como aún era vulnerable al mundo, tanto el amor como la ira seguían creciendo. El enojo era intenso y continuaba creciendo hacia mí mismo debido al estigma que yo personalmente iba a depositar en una persona muy especial, mi hijo. Y todo iba a ocurrir como resultado de mis propias acciones. Dado que ésta solo era la segunda etapa, todavía estaba muy ligado a este mundo físico a través de mis lazos afectivos que eran predominantemente hacia mi hijo y su madre. Todo esto pareció tener lugar en un instante, pero al mismo tiempo pareció como si durara horas o incluso días. La percepción del tiempo era muy diferente en un lugar donde no había medida del tiempo. Y mientras todo esto tenía lugar, mi consciencia estaba recuperando conocimiento que siempre había estado allí, solo que no había sido de fácil acceso. Se sentía casi como un despertar, un despertar a un más alto nivel consciencia que había estado dormida o latente durante lo que parecía como un largo y sin embargo corto período de tiempo. Al final de mi reflexión y reorientación la gran forma de energía preguntó, pero de nuevo no en palabras, si yo estaba dispuesto a liberar toda la carga negativa que llevaba para que pudiera seguir adelante. Y también di mi consentimiento.

Deseaba muy desesperadamente permanecer en este maravilloso y glorioso lugar a pesar de todo lo que estaba cargando conmigo. Quería estar libre de toda la opresiva negatividad. Quería sentir el amor y no el odio. Quería sentir paz y no ira, resentimiento y amargura. Pero el mero hecho de desear todo esto no significaba que fuese a ocurrir. ¿Recuerdan que dije que en este lugar no había nada escondido o disimulado? Sin embargo, como yo estuve de acuerdo, la fase siguiente de mi viaje consistió en atravesar lo que yo llamo las aguas purificantes sin retorno. Aquí era donde todas las impurezas colectivamente almacenadas iban a ser filtradas de mi energía consciente de modo que solo la forma más pura de mi energía pudiese continuar el viaje a casa. Súbitamente, todo lo que veía empezó a caer en cascada a mi alrededor, casi como si se estuviese derritiendo, y yo fui inmediatamente barrido lejos dentro de las hermosas aguas cálidas mientras éstas me envolvían. Al principio sentí aprensión porque sabía que más allá de este punto no había vuelta atrás.

Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos el miedo desapareció, y todo lo que sentía era completa paz, serenidad y sobre todo la tranquilidad del puro amor incondicional. Me estaba arremolinando gozando del calor en su esplendor total preparándome para volver a casa cuando de pronto me dijeron que no podía continuar. En este punto estaba recibiendo dos mensajes distintos; la reticencia del ego a dejar ir y que mi vida en la tierra todavía no estaba acabada. En ese preciso momento sentí que todo volvía precipitadamente, toda la negatividad. No podía soltar la rabia que había estado albergando hacia mí mismo por haber sido separado de mi hijo antes de que supiera la verdad. Mi hijo me había elegido como su padre y a fin de cuentas yo lo había dejado caer. Yo seguía cargando con una enorme cantidad de rabia porque mi partida del mundo de la manera en que había sucedido iba a ser injustamente calificada de suicidio. Y este final iba a alterar inevitablemente la propia experiencia de mi hijo. Además, para complicar las cosas, estaba la implicación de la ira que en primer lugar me había llevado allí. Parecía una espada de doble filo cortándome por ambos lados.

La ira me estaba hiriendo acerca del legado que le iba a dejar a mi hijo, en contraste con el intenso amor que me ataba a él. Él terminaría luchando con esto, y ello solo le causaría un gran dolor. Un dolor que tendría que soportar el resto de su vida física. Y lamentablemente, todo se debía a mi propia actuación. De nuevo os recuerdo que en este lugar nada está oculto. Así en contra de mi fuerte deseo de permanecer en el ilustre lugar se me dijo que no podía, mis conflictivas energías emocionales y ataduras al mundo eran demasiado fuertes y yo tenía más cosas que hacer. Así es cómo y por qué me encontré a mí mismo de vuelta entre los “vivos”, lo que tras mi experiencia considero una contradicción de términos.

Personalmente, no creo que fuera por pura coincidencia que tras mucha cuidadosa deliberación mi anterior pareja finalmente eligiera intentar salvar mi vida. Tampoco creo que los paramédicos fueran capaces de llegar justo a tiempo para reanimarme. Creo muy fuertemente sin embargo que fue por la amorosa Gracia de Dios que el Todopoderoso hizo posible que todo sucediera justo de la manera en que lo hizo. Una de las cosas más importantes que he aprendido de mi experiencia es que no existen accidentes, todo sucede por una razón. Además, la alternativa era que si no me hubiera visto de nuevo en este mundo, al estar tan atado emocionalmente a mi hijo como lo estaba, habría estado vagando en ese lugar infernal o en alguna de las otras dimensiones entre aquí y allí, al igual que los otros que me encontré en la fase inicial que también estaban atados a este mundo por sus propios vínculos físicos y emocionales.

Desde mi viaje a destiempo al otro lado me he encontrado con numerosas personas que estaban tan fijas en sus creencias sobre la vida y el más allá, que parecían considerar mi experiencia fuera del pensamiento mental lógico. De todas formas, mi propio conocimiento y experiencia tienen tanto valor y han aportado tanto sentido a mi vida como lo han hecho los suyos para ellos. En conversaciones con amigos, conocidos y personas menos próximas acerca de mi experiencia, ha habido dos reacciones básicas. Solo hubo unos pocos que parecían ser un poco más abiertos de mente, más aceptantes. Mientras que por otra parte, la mayoría parecía adoptar una actitud más inconmovible y no aceptante, diciendo generalmente algo así como (recuerdo las amargas palabras de un hombre): “Ya he oído suficiente, te vas a quemar en el infierno por creer esa majadería”.

Sobra decir que después las personas más críticas no querían tener nada más, o muy poco, que ver conmigo, pero está bien. Como yo digo: “A cada uno lo suyo”. Todo es solo una parte de su propia experiencia, y ciertamente tienen derecho a sus opiniones y a sus creencias como todo aquél que esté experimentando la vida en esta gran bolita azul, siempre y cuando nadie resulte lesionado. Discutir mi ECM ha sido toda una experiencia de aprendizaje en sí misma, el aprendizaje de las personas y sus prejuicios. Por ejemplo, estos que fueron lo suficientemente respetuosos como verdaderos amigos que eran para aceptar los cambios que mi ECM produjo, a diferencia de aquellos que ciegamente definieron nuestra amistad estrictamente de acuerdo a sus propias experiencias y realidad. Sin embargo, tan controvertido como este asunto haya podido ser, me complace mucho decir que aunque pudiera creo todavía que no cambiaría nada. Y soy feliz diciendo que mi experiencia está permanentemente incrustada en mi memoria y nunca se ha desdibujado. Sigue siendo hoy tan maravillosa y vívida como lo fue en su momento, y he aprendido a confiar en ella en tiempos de dificultad en este mundo de incertidumbre.

Me gustaría aprovechar esta oportunidad para ofrecer un pequeño consejo si me lo permiten, y por supuesto podéis tomároslo como juzguéis oportuno. Si es posible, os pido firmemente que enmendéis o dirimáis vuestras diferencias lo mejor que podáis. Ya sean personales o conciernan al prójimo, sería muy egoísta actuar de otro modo. Mi consejo es que no permitáis a nadie que os robe vuestra preciosa energía, ella podría muy bien servir para crear experiencias más positivas. Utilizando una palabra muy poderosa podéis eliminar mucha negatividad y haciendo esto cambiar quizás toda vuestra experiencia y vuestra actitud hacia la vida. Aprendí en el curso de las primeras etapas de mi propia vida cuán importante es aplicar cotidianamente esta palabra especial. Pero solo fue algunos años después de mi ECM, cuando pude pensar más claramente, que pude descubrirle un sentido más práctico, más profundamente espiritual.

El perdón posee un poder de curación tan inmenso cuando es practicado convenientemente, es una experiencia realmente maravillosa en sí misma y en sus consecuencias. Todas las abrumadoras energías negativas que acumulamos a veces, que almacenamos debido a nuestra vivencia, tienden a hundirnos. Para restablecerse basta decir: “Yo perdono”, pero hace falta también sentirlo profundamente en la reflexión del alma. Generalmente, sin que lo sepamos, mientras perdonamos, mientras soltamos toda la energía negativa invertida en esas difíciles situaciones emocionales, el proceso de curación comienza a producir su magia en el momento de nuestra decisión. Por supuesto puede ser muy difícil perdonar al prójimo, o a sí mismo llegado el caso, a causa de todo el dolor emocional eventualmente implicado. Tomando esto en consideración, sugiero firmemente mirar profundamente dentro de sí e invocar el Amor en sí mismo, y hacer lo posible para que esto ocurra.

Sin embargo puede que haya necesidad de recordar una cosa, vivimos en un mundo de reciprocidad. Y en consecuencia y debido a ese hecho en ciertas situaciones que implican diferencias recíprocas perdonar a alguien no significa necesariamente que él a su vez esté dispuesto a perdonarnos. A fin de cuentas es una elección que él y solo él tendrá que hacer. Usted y solo usted tiene el poder de elegir perdonar, nadie más puede hacerlo en su lugar, eso no funciona más que cuando se elige hacer uso de ello. Y así, al ofrecerse a si mismo este singular designio del Gran Divino favor se ayudará a aliviar una gran cantidad de dolor emocional que agota la energía, y ayudarse así a hacer más gratificante la vida del momento. Y, además, en el esquema de las cosas cuando la presente vida física llega a su fin, el hecho de librarse de la mayor cantidad posible de energía negativa opresora ayudará a hacer el viaje a casa mucho menos complicado.

Después de superar las adversidades de este incidente, con el tiempo sentí un deseo cada vez mayor de poner toda la información de mi experiencia junta para ayudar a ampliar mi comprensión. Estaba buscando con ferviente esperanza encontrar correlaciones en esta vida física con todos los nuevos conocimientos y verdades que había traído a este mundo. He tenido problemas además para interpretar y distinguir estas nuevas realidades de todas las viejas ilusiones, y mi principal objetivo era encontrar la coherencia global. Planteado esto, el hambre esencial de discernir todo esto, así como otras informaciones de este tipo, hizo que me volviera a sumir en el estudio de la complejidad del espíritu físico utilizando estas claves, con la esperanza de desvelar los misterios. Mediante la separación de todos los temas y la adquisición de una mayor perspectiva de ciertas cosas, finalmente comenzó a tener sentido. Tomemos por ejemplo la teoría de la disonancia cognitiva, se ha convertido en algo más que un borroso recuerdo de un libro de psicología. Tras leer el primer párrafo, sucedió un momento mágico de descubrimiento, casi como si alguien hubiese encendido la luz. Allí estaban ante mí mirándome con claridad cristalina las respuestas que había estado buscando. Había alcanzado un momento de verdad, dos más dos por fin equivalían a cuatro. Cuando todas las pequeñas piezas del rompecabezas empezaron a encajar en su lugar empecé a darme cuenta de muchas cosas. Encontré una clara correlación entre esta poco reconocida teoría de la incongruencia y numerosos aspectos de mi vida física y espiritual.

¿Alguna medicación asociada o sustancias que pudieran afectar la experiencia? No.

¿Fue la experiencia difícil de expresar con palabras? Sí.

¿En el momento de la experiencia, existía algún acontecimiento que amenazara su vida? Sí.

¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia? Solo perdí la consciencia durante lo que pareció un breve momento.

¿Era la experiencia de algún modo parecida a un sueño? Un Gran y Rotundo: “NO”.

¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? Sí.

¿Oyó usted algún sonido extraño o ruidos? Sí, la música más increíble.

¿Pasó usted hacia o a través de un túnel o espacio cerrado? Sí.

¿Vio usted una luz? Sí.

¿Se encontró usted o vio a algún otro ser o seres? Sí.

¿Experimentó usted la revisión de acontecimientos pasados de su vida? Sí. Aprendí muchas cosas, especialmente acerca de la gimiente rabia e ira de la juventud de nuestro mundo.

¿Vio usted o visitó dimensiones, niveles o lugares hermosos o de alguna otra manera peculiares? Sí. Visité muchos lugares, pero el más impresionante fue la playa donde finalmente acabé.

¿Tuvo alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? Sí. Es difícil de describir. Lo que allí parece como un para siempre aquí es solo como una fracción de segundo.

¿Tuvo usted la sensación de comprender una sabiduría especial, un orden y / o propósito universal? Sí. Hay una razón detrás de todo. Si solo conociésemos la verdad, este mundo no tendría razón de ser.

¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? Sí. El “Océano de no retorno”. Sabía que más allá de este punto, no habría vuelta atrás.

¿Tuvo usted consciencia de acontecimientos futuros? Sí. Pánico ampliamente propagado en los EEUU. El 11 de septiembre, lo vi antes de que ocurriera.

¿Se implicó en, o fue consciente de, una decisión de vuelta al cuerpo? Sí. Se me comunicó que no podía quedarme. El objetivo de mi vida todavía no se había cumplido. Además, he llegado a pensar que la razón de mi regreso fue la “Misericordia”.

¿Cómo resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí. A veces veo cosas antes de que ocurran, una especie como de “déjà vu”. También afecto a ciertos aparatos eléctricos, por ejemplo el canal de televisión a veces cambia cuando estoy cerca.

¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o creencias? Sí. Solo hay “Una Verdad” pero dicha de muchas maneras.

¿Ha afectado la experiencia a sus relaciones? ¿Vida diaria? ¿Prácticas religiosas etc.? ¿Opciones de carrera? Veo a las personas y a la vida bajo una luz completamente diferente.

¿Ha cambiado su vida expresamente como consecuencia de su experiencia? Sí. Ausencia de miedo a la muerte. De hecho le daré la bienvenida cuando me llegue ese momento. Un fuerte deseo de ayudar a la gente, no es que no lo tuviera antes, sin embargo el deseo es mucho más intenso.

¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí. Algunos me creyeron, otros no.

¿Qué emociones experimentó usted después de su experiencia? Ira, frustración, confusión.

¿Cuál fue la mejor y la peor parte de su experiencia? Ver la “verdad” fue lo mejor. El desgarro entre querer permanecer allí y deber regresar aquí fue lo peor.

¿Hay algo más que desee añadir acerca de la experiencia? Estoy actualmente escribiendo un libro sobre mi experiencia y todo lo que había implicado antes y después.

¿Tras su experiencia, tuvo usted algún otro acontecimiento en su vida, medicamentos o sustancias que reprodujeran alguna parte de la experiencia? No.

¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia? Sí.

Por favor, ofrezca cualquier sugerencia que tenga para mejorar este cuestionario. Creo que es genial.