Sharon M Posible ECM
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Descripción de la experiencia:

Olvido

La oscuridad me rodea, me envuelve en una mortaja de fatalidad. ¿Dónde estoy? No puedo acordarme. Estoy flotando, levitando. No puedo ver adonde voy, pero siento el movimiento. ¿Hay alguien aquí? Nada. Tengo miedo. ¿Dónde estoy?

Flashback:

“Lucha Sharon, lucha”, ruega mi madre desesperada. Veo a mi alrededor. Estoy en una cama. No es mi cama. ¿Dónde estoy? Hay tubos por todas partes, todos conectados a mí. Y maquinas. Máquinas al lado de cama. En la distancia hay gente vestida de verde hablando. No los conozco. Una persona con cabello castaño se acerca e inyecta algo en un tubo.

Un hospital. Estoy en un hospital. Estuve enferma. Algo ha pasado. No puedo acordarme. La oscuridad, solo hay oscuridad a mi alrededor. ¿Qué es esto? ¿Estoy muriendo? Sí, lo estoy. La oscuridad me empuja con opresión. Mi mente se congela, capturada, atrapada en ese único instante de tiempo. Me estoy perdiendo a mí misma

Esto no va a ayudar. Los médicos. Los médicos ayudarán. Yo no puedo hacer nada. Me estoy muriendo.

Unas apariciones aparecen a cierta distancia frente a mí. Completamente blancas y translúcidas. Su luz pálida engullida por la oscuridad. Cuando me acerco los reconozco. Mis amigos, mi familia, todos de pie en grupos, en plena conversación. Falta alguien. ¿Quién? Al seguir flotando hacia adelante se giran hacia mi, y me observan en silencio con caras inexpresivas. Los veo uno a uno, sus ojos en blanco observándome mientras paso flotando. No puedo ayudarlos. Me sentía entumecida. Ni siquiera podía decir adiós. Mamá era la última. Me quedo un rato observando su imagen. Esta con Ian. No puede ayudarla. No se qué puedo hacer. Estoy muriendo. Me doy la vuelta con remordimiento, y dejo que la corriente me lleve. La oscuridad mas allá es enorme. ¿Adonde voy? Estoy muriendo.

Me doy cuenta. Adán. ¿Dónde esta Adán? Me doy la vuelta hacia las apariciones y veo a mi hijo correr hacia mi madre y coger su mano. Tenía una sonrisa radiante mientras me veía irme flotando. Mi hijo. No lo puedo dejar. No voy a dejarlo. ¿Qué puedo hacer? Solo tengo a mi mente. Si pienso luego existo. ¿Qué debería pensar? Donde solo hay oscuridad. Nada a lo que agarrarse. Nada a lo que sostenerse. Me muero. ¿Creo en Dios? No. ¿Qué creo? En la ciencia. La ciencia o Dios. Me posiciono contra la corriente con ese pensamiento y siento su arrastre. Debo pensar. Si pienso, existo.

La oscuridad es perturbadora, así que cierro los ojos e inmediatamente me siento mas segura. Un debate, la religión primero. Debo recordar. La Biblia. Nunca leí la Biblia, solo pequeñas partes en la escuela primaria. Debo recordar. En un principio no había nada. Así empieza. Parece que tampoco hay nada al final. Me rio ligeramente, y casi pierdo el equilibrio. “En un principio no había nada” grito en mi mente, reequilibrándome. Debo concentrarme. Nada es nada, así que Dios tampoco. ¿De donde vino Dios? No se explica. De acuerdo, Dios apareció y creo el cielo, la tierra, el agua y todo lo demás que nos rodea. Y Dios estuvo satisfecho. El séptimo día descanso. A mi no me toca descansar ahora.

Creó a Adán, el primero hombre, y luego a Eva a partir de las costillas de Adán. ¿Debe de tomarse literalmente? ¿O sugiere que el hombre y la mujer son unidades complementarias? Que hay una mujer ahí fuera hecha para cada hombre. Me parece un sinsentido romántico. El jardín del Edén. Un paraíso. En fin, excepto por el árbol. ¿Por qué colocar el peral en Edén? Una tentación. Una prueba para Adán y Eva. ¿Dudó Dios de su propia habilidad para crear la perfección? ¿Qué es la perfección? Parece ser lo que ha sido creado.

El simbolismo. La serpiente: los genitales de Adán. La fruta exuberante: el placer del coito. El árbol: el árbol de la vida, una representación de generaciones futuras con cada rama divisoria. Eva fue tentada por la serpiente. Adán y Eva comieron de la fruta. El placer únicamente por el placer. Adán y Eva se metieron ellos mismos en el infierno. El placer debe ser dado por crear vida, como Dios disfrutó al crear la vida. El castigo para Eva fue el dolor del parto. ¿Significa eso que esa restricción es siempre válida a menos que se quiera un hijo? ¿Fue pedir demasiado? Parece que sí. El placer es deseado, pero el hijo no siempre. Caín y Abel. Nunca lo leí. ¿Qué viene después? No lo sé, no puedo recordarlo.

La corriente se hace más fuerte. La evolución. Busco desesperadamente en mi mente cada ápice de información que hubiera visto u oído. Los programas de televisión iluminan mi visión periférica en sucesión. Vuelvo a leer El origen de las especies. Esto tiene sentido. La física. La teoría del Big Bang. De nuevo mi mente se llena de imágenes. La corriente se hace aún más fuerte, pero estoy ganando. La gravedad, la curvatura del espacio-tiempo. La química, los átomos, la tabla periódica, las partículas subatómicas, los enlaces nucleares, todo se junta para crear la vida. Los átomos forman aminoácidos, los aminoácidos forman proteínas, puedo ver en mi mente cómo todo funciona. Es increíble. Las imágenes tienen vida propia.

De repente el arrastre se hace enorme. Grito y hago aparecer un árbol, y enrosco mis brazos y piernas en sus ramas. No fracasaré. ¡Debo pensar! Recapitulo todo lo que he pensado, revisándolo uno y otra vez en mi mente. Durante todo este tiempo la corriente amenaza con arrastrarme hasta la muerte. Me tira con más y más fuerza, pero no me soltaré.

Finalmente disminuye. Abrí los ojos. Todavía hay oscuridad por todas partes, pero puedo sentir la rama a la que me he agarrado. No me suelto, pero me relajo un poco. Se ha acabado. La corriente ha disminuido. La ciencia gana.

El bosque estaba silencioso, los arboles durmiendo privados de hojas, como en pleno invierno, pero no hacía frio. Una luz brumosa brilló a través de sus ramas esqueléticas desde todas las direcciones, pero no había sol. Di un paso hacia adelante y mi pie chapoteó en algo blando y húmedo. Miré hacia abajo y vi una alfombra de fruta roja madura bajo mis pies. Di otro paso observando como mi pie bajaba lentamente en la mezcla dulce y casi líquida. El jugo rezumó entre los dedos del pie, salpicando mis tobillos. Sin dolor. La alfombra formaba un camino que se alejaba en la distancia hasta donde se perdía de vista. A cada lado del camino se erigían arboles altos y aprensivos. La tierra negra a su alrededor cubierta de hojas muertas y ramitas afiladas. Esa vía conduce al dolor. El camino era seguro, fuese a donde fuese. Así que caminé.