John M ECM 16057
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Descripción de la experiencia:

El 29 de junio de 2011 tuve un paro cardiaco. Mi esposa y yo, junto con mi hija adoptiva y su novio, regresábamos a casa después de almorzar en el centro. Me había sentido cansado y un poco aturdido durante todo el día, pero sinceramente no me sentía enfermo y no tenía ningún dolor. Mientras nos acercábamos a la intersección notaba que me desvanecía (es lo mejor que lo puedo describir). En ese momento supe que había algo que estaba muy mal. Llegué a la intersección justo cuando la luz se puso roja y escuché una voz que me decía que me estaba muriendo. Puse el coche en modo estacionamiento (transmisión automática), apagué el motor y me desmayé en los brazos de mi mujer. La voz volvió a decirme ‘te estás muriendo, esto es lo que se siente.’ No era una voz amenazante, de alguna forma era tranquilizadora. No sentí ningún dolor durante todo el proceso. Mi mujer me rodeó con el brazo y me puso la mano en el pecho. Aparentemente me estaba diciendo que ‘aguantara.’ No podía escucharla; solo escuchaba la otra voz. No sentí que estuviera en ningún túnel, ni vi ninguna luz, pero era cómo sí estuviera yendo hacia alguna parte. En ese momento mi esposa notó que se me paró el corazón y que el brillo de mis ojos desaparecía instantáneamente. Afortunadamente había una enfermera, justo en un coche de detrás, que vino a auxiliarme. A continuación se muestra lo que dijo la enfermera.

‘Cuando te vi, estabas inconsciente y un hombre (¿el novio de tu hija adoptiva?) estaba a punto de sacarte del coche. Te tumbamos en la línea amarilla de Duckworth (todavía se me pone la piel de gallina, cuando lo pienso) con todo el tráfico que había por ser la hora del almuerzo. Te busque el pulso y no lo encontré. Tenías los labios cianóticos (azules) y no respirabas. Intenté reanimarte. Hice una serie de compresiones torácicas antes de que llegaran los bomberos. Cogieron el desfibrilador automático de emergencia, te pusimos las paletas encima y te administramos una descarga, después de administrarte la descarga uno de los bomberos siguió con otra serie de compresiones y ya estábamos preparados para otra descarga cuando llegaron los de primeros auxilios. Ellos se hicieron cargo. Te subieron a una camilla y te metieron en una ambulancia. Creo que tu mujer iba contigo, o yo les pregunté que si podía ir contigo. Eso fue todo. Recuerdo que me quedé en el arcén conmocionada y confundida, creo, porque fue todo muy rápido.’

En el hospital me pusieron en coma inducido, no esperaban que sobreviviera. Y suponiendo que lo hiciera, esperaban un daño cerebral entre moderado y severo. Pues bien sobreviví y sin ningún daño cerebral. Me hicieron un bypass cuádruple y me he recuperado notablemente. Otro milagro fue que, a pesar de todo, mi verdadero músculo cardiaco permaneció intacto. Tengo muchas preguntas y me cuesta un poco entender todo lo que paso. Es cómo sí mi destino, por alguna razón, no hubiera sido permanecer muerto. Las posibilidades de llegar a la intersección y de que las luces se pusieran rojas en ese momento es algo difícil de comprender, además el hecho de que hubiera también una enfermera un par de coches atrás no deja de ser alucinante. Tengo la sensación de que no estaba solo, sin contar a los miembros de mi familia. Todavía tengo un millón de preguntas que ni siquiera sé cómo hacer ni cómo tratar. Espero conocer a alguien que me pueda ayudar y que me arrojé algo de luz.

Sé que soy extremadamente afortunado. De ninguna forma, tendría que estar aquí. Sucedieron demasiadas cosas en ese preciso momento. Tengo una sensación constante de que hay algo que me falta, algo que tengo que buscar, aunque no sé ni por dónde empezar, lo cual me confunde y me frustra un poco. Es cómo sí tuviera un rompecabezas gigantesco delante de mí, el cual debo completar, aunque primero tengo que encontrar las piezas que me faltan, aún incluso antes de empezar.

Saludos,

John M