ECM de Vivian
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Descripción de la experiencia:

En julio de 1983, me hallaba en el hospital universitario de Augusta, Georgia, tras ser admitida con el diagnóstico de “Principio de esclerosis múltiple”. Esto fue más tarde descartado, y se decidió que tenía una enfermedad llamada “Corea de Sydenham” que nuestros mayores conocerán como “baile de San Vito”, una enfermedad común en la primera mitad del siglo XX. En realidad empezó muchos años antes con una faringitis estreptocócica no tratada, que se transformó primero en fiebre reumática (que por entonces no noté) y luego en problemas neurológicos.

En cualquier caso, yo estaba en el hospital con maravillosos médicos tratando de averiguar qué era exactamente lo que no andaba bien en mí. Yo estaba extremadamente molesta y estresada, al borde del pánico por el simple hecho de estar allí, tenía una bebita de 18 meses viviendo con unos amigos durante mi enfermedad, y la echaba terriblemente de menos. Mi compañera de habitación estaba en coma. Tuve la fuerte sensación de que no estaba lo suficientemente enferma como para ocupar una cama que quizás alguien más necesitaba. Quería irme a casa. El problema con eso era que no podía sostener en brazos a mi hija ni ocuparme de ninguna de mis propias necesidades, pues no podía controlar mis brazos o piernas, lo que nunca me impidió volver loco al equipo de enfermeras intentando continuamente salir de la cama sin asistencia.

En una de estas ocasiones, imagino que perdí la consciencia cuando salí de la cama y me puse de pie, todo lo que sé es que de repente estaba en un muy largo túnel oscuro, moviéndome muy rápidamente hacia una brillante luz muy grande que irradiaba amor. Pude oír hermosas campanillas de viento agudas y ángeles cantando, legiones de ángeles. Cantaban la doxología (fórmula de alabanza a la Divinidad). La luz era Cristo, y yo era plenamente consciente de eso en aquel momento. Experimenté una revisión de la vida en el túnel que me mostró experiencias en mi vida donde había expresado amor incondicional y generoso hacia otros, y había cosas que había hecho que eran aparentemente tan pequeñas e insignificantes en el momento de producirse que las había olvidado.

Después, súbitamente, fui lanzada hacia atrás como tirada por una cuerda gigante. Cerré mis ojos y oí a una mujer llamarme por mi nombre una y otra vez. Cuando abrí mis ojos, se trataba de una enfermera y yo estaba tendida en el suelo. Al parecer me había desmayado.

Me levantaron y me ayudaron a ponerme en la cama. Pero la persona a la que ayudaron a levantarse no era la misma que allí se había desmayado, en muchos, muchos aspectos.

Nunca le dije a nadie lo que ocurrió hasta 2 años más tarde, pues yo misma no entendía lo que había sucedido. Las personas más cercanas a mí aceptaron de todo corazón lo que me había sucedido, porque no había nada más que pudiese explicar el alcance de los cambios que se habían producido en mí durante los dos años transcurridos entre cuando esto sucedió y cuando finalmente, envalentonada por la información contenida en el libro de Raymond Moody, lo compartí con ellos.

¿Alguna medicación asociada o sustancias que pudieran afectar la experiencia? No.

¿Fue la experiencia difícil de expresar con palabras? Sí. Era demasiado hermoso para las palabras.

¿En el momento de la experiencia, existía algún acontecimiento que amenazara su vida? No estoy segura. Estaba en el hospital y estaba extremadamente enferma, pero no había ninguna razón para pensar que la muerte fuera inminente. Admitiendo que el diagnóstico fuera “Principio de esclerosis múltiple” debido al cuadro cínico (pérdida del control motor fino junto a la reciente pérdida de visión en una mujer de 22 años; un cuadro bastante clásico). Pero se me descartó la esclerosis múltiple a favor de otra enfermedad que habitualmente tampoco era considerada de riesgo vital.

¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia? Ocurrió durante un episodio de desmayo. Estaba inconsciente.

¿Era la experiencia de algún modo parecida a un sueño? No, en absoluto.

¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? No.

¿Oyó usted algún sonido extraño o ruidos? Sí, hermosas campanillas tintineantes. Y enormes coros de ángeles cantando la doxología. Tengo una amiga, también enfermera, que también oyó coros de ángeles, pero estaban cantando otro himno.

¿Pasó usted hacia o a través de un túnel o espacio cerrado? Sí.

Describa: pasé a través de un túnel oscuro hacia una enorme y hermosa luz.

¿Vio usted una luz? Sí. La luz era muy grande y hermosa, y yo sabía que la luz era Cristo. Irradiaba amor y paz.

¿Se encontró usted o vio a algún otro ser o seres? No.

¿Experimentó usted la revisión de acontecimientos pasados de su vida? Sí. Cuando experimenté la revisión de la vida, todo lo que se me mostró fue cualquier cosa que hubiese hecho alguna vez que estuviese motivada por puro amor y caridad, la mayoría de estas cosas las había olvidado hacía mucho. Lo que aprendí fue que amar a los otros es todo lo que importa.

¿Observó usted u oyó algo relacionado con personas o acontecimientos durante su experiencia que pudiera ser verificado más tarde? No.

¿Vio usted o visitó dimensiones, niveles o lugares hermosos o de alguna otra manera peculiares? No.

¿Tuvo alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? No.

¿Tuvo usted la sensación de comprender una sabiduría especial, un orden y / o propósito universal? No.

¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? No.

¿Tuvo usted consciencia de acontecimientos futuros? No.

¿Se implicó en, o fue consciente de, una decisión de vuelta al cuerpo? No. No fui tan lejos…

¿Cómo resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí. Aunque yo ya era ligeramente clarividente hasta los 13 años de edad, después de esta experiencia empecé a experimentar dones empáticos, que se desarrollaron lenta y plenamente en los años siguientes.

¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o creencias? Sí. Completo. Antes de esta experiencia, ni siquiera creía que Cristo existiera. Después, me volví una de esas personas muy afortunadas para las que la convicción religiosa no está basada en la fe, sino en el conocimiento directo y la experiencia. Empecé a asistir a la Iglesia Unida, y estuve allí activa durante muchos años. No estoy realmente segura de si esta es considerada una Iglesia moderada o liberal. En el momento de escribir esto, me estoy en el proceso de convertirme al Catolicismo.

¿Ha afectado la experiencia a sus relaciones? ¿Vida diaria? ¿Prácticas religiosas etc.? ¿Opciones de carrera? Afectó cada aspecto de mi vida para el resto de mis días. Me volví una persona diferente casi de un día para otro. Cuando me puse enferma, yo no era una persona muy buena que digamos, y esta experiencia lo cambió todo. Estos cambios nunca se han apagado o cambiado con el tiempo.

¿Ha cambiado su vida expresamente como consecuencia de su experiencia? Sí. Me volví profundamente religiosa como resultado de esta experiencia, no según el dogma de Iglesia alguna, sino en mi absoluta e inamovible fe en Dios y en el orden divino.

¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí. Unas pocas personas fueron influidas. La mayoría de las personas te tratan como si estuvieras loca. La mayoría de las enfermeras (mis colegas) automáticamente me creyeron, porque tratan mucho con la muerte, y porque francamente, tenían un montón de experiencias junto a pacientes moribundos, que la ciencia no puede fácilmente explicarles. Por ejemplo, he visto varios pacientes, cuyas condiciones estaban rápidamente empeorando, empezar súbitamente a mantener conversaciones con personas no presentes. Sé que las enfermeras llaman a esto “Hablar con ángeles” y está asociado con pacientes que se espera que mueran dentro de las 24 horas aproximadamente. Una vez más, rutinariamente he compartido esta historia con pacientes que se estaban aproximando a la muerte y que sabían que iban a morir. Les conté lo que me sucedió, y que Cristo está allí esperándoles. Nunca recibí nada de un paciente sino gratitud y / o alivio al compartir con él esta experiencia.

¿Qué emociones experimentó usted después de su experiencia? Estaba perpleja y profundamente conmovida. Nunca había oído hablar por entonces de experiencia cercana a la muerte, de hecho, no lo hice en absoluto hasta 1985. No le dije por entonces a nadie lo que me había sucedido, porque en realidad no comprendí lo que había pasado o el por qué había visto a Cristo. Cuando me topé con el libro de Raymond Moody en una librería habitual, lo abrí al azar y descubrí una experiencia de otra persona idéntica a la mía. Estaba bastante asustada.

¿Cuál fue la mejor y la peor parte de su experiencia? ¡Las mejores partes son el conjunto de todo ello! Ver a Cristo y la completa eliminación del miedo a la muerte.

¿Tras su experiencia, tuvo usted algún otro acontecimiento en su vida, medicamentos o sustancias que reprodujeran alguna parte de la experiencia? No.

¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia? Sí.