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Descripción de la experiencia:

En octubre de 1983 realicé un acto muy especial para la familia de mi hermana. Su marido estaba muy complacido por mi ofrecimiento de amor y de apoyo durante su mudanza a Utah. Dejando atrás a nuestra familia para lanzarse a nuevas aventuras en Utah, se sintió invadido por una sincera expresión de amor. Quería devolver los favores y el amor que mi familia le había dado. Recuerdo haberle dicho que todo lo que quería a cambio, era que hiciese circular el amor. Él seguía insistiendo en que algún día devolvería la gentileza. En abril de 1984, solo 6 meses más tarde, murió de leucemia. En su funeral, recuerdo que mi hermana me pidió que pasara unos minutos a solas con ella y su marido. Estábamos sentadas frente a su ataúd abierto mientras intercambiábamos palabras de consuelo y de aliento y, una vez más, mi familia tuvo la oportunidad de ayudar a mi hermana y a su familia.

En abril de 1985, casi un año después de ese día, me vi involucrada en un muy grave accidente, incluyendo a la conductora que resultó la peor herida, el pasajero que se rompió algunos huesos y yo misma, también pasajera. Los tres fuimos despedidos del jeep en el que estábamos, y tuvo lugar la experiencia que cambió mi vida.

Recuerdo estar fuera de mi cuerpo mirando hacia abajo todas las luces de los girófaros y los movimientos de los que intentaban salvar nuestras vidas. Vi a la conductora y podía oír su chorro de sangre saliendo por la boca. Les vi voltearle la cabeza para que no se ahogara en su sangre. Vi salirle sangre por los oídos y también les oí cuando le abrieron el cráneo en el hospital, mientras esperaba fuera del quirófano. También vi mi cuerpo tendido en la calle, y recuerdo estar confusa con respecto a lo siguiente que debía hacer. Eran cerca de las 11:00 PM, y la noche era fría, pero no recuerdo sentir frío. Miré a mi izquierda y vi a mi cuñado fallecido vestido de blanco, así como a otro hombre entre nosotros. Ignoraba quién era el otro hombre, sin embargo parecía estar ahí para mantener el orden. Le hablé a mi cuñado sin mover mis labios y él a mí de la misma manera. Me dijo que todo iba a ir bien, que yo debía respirar.

Esta declaración penetró en mi vida varias veces desde que este evento tuvo lugar y creo ahora que alguien quería hacerme saber que todo iría bien en mi vida a pesar de las duras pruebas y tribulaciones con que me he topado desde entonces. No entré en ningún túnel y durante muchos años pensé que algo iba mal conmigo, o que yo no era tan especial como esos que lo habían experimentado. No he experimentado grandes luces ni ningún otro mensaje salvo que todo iba a ir bien. Esto era simplemente una deuda pagada por un cuñado que quería devolverme mis ofrecimientos de amor a su familia.

Usted puede preguntar si esto fue un sueño y me lo he preguntado durante muchos años, sin embargo una vez informada sobre lo que realmente pasó esa noche en la escena del accidente debo preguntar cómo sabía yo que la conductora había sufrido exactamente las heridas y la operación de la que fui testigo. Fui declarada muerta y los que me estaban socorriendo empezaron a irse cuando súbitamente tomé aire, lo que les indicó que seguía viva. Ésta fue una inspiración muy profunda, lo suficientemente fuerte como para que la notaran. Mi cuñado me dio instrucciones para respirar, y tal como me lo dijo lo hice. Durante los cuidados de mis graves lesiones en el hospital, en la sala de emergencias, los miembros de mi familia preguntaron muchas veces a los médicos por qué no sangraba. Tenía un gran corte desde la parte superior del muslo hasta la rodilla, que casi me seccionó la pierna, y siguió hasta la otra pierna. Tenía nueve cortes en la cabeza y numerosos cortes profundos en todo mi cuerpo y aun así no sangré. Mi mano estaba aplastada y mi cara estaba llena de cristales que me intentaron quitar uno a uno y aun así ni rastro de sangre.

Un médico le dijo a mi marido que los muertos no sangran. ¿Muerte o sueño? También salí con un nuevo conocimiento, que las familias son para siempre, incluso con los que no hay lazos de sangre. Mi cuñado me amó y yo le amaba y siempre le estaré agradecida por devolverme el favor. Otras cosas extrañas ocurrieron antes y después del evento que reforzaron mis creencias de que todos estamos siendo velados por alguien.