ECM de Rebecca I
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Descripción de la experiencia:

No recuerdo el accidente, fue en la tarde de un día lluvioso. Solo tengo un muy claro recuerdo de estar inconsciente. Había una amplia oscuridad por encima de mí y yo me estaba alejando de ella, por debajo de ella, como si me estuviera cayendo. No estaba segura de dónde estaba o de qué es lo que estaba sucediendo. Recuerdo la sensación física de disminuir de tamaño, y de hablarme a mí misma. Pienso que era como estar en un embudo y que me iba hacia abajo, en ese momento me hallaba en la punta del embudo y era muy pequeña. Incluso dije: “Ahora soy del tamaño de un guisante. Guau, me debo de estar muriendo. Esto es realmente fácil, es tan fácil morir. Te mueres en un abrir y cerrar de ojos, puedes incluso morirte sin saberlo…”.

Entonces me di cuenta de que no me podía morir, ¿pero por qué me estaba muriendo? Entonces llegaron a mí sonidos y palabras por encima del vacío, tal como: “Lesiones internas”. Cuando oí eso recordé que mi hija (5 años de edad) y mi sobrina (6 años de edad) estaban en el coche conmigo y no me podía morir sin saber si estaban bien. Mientras pensaba esforzarme en remontar, una cegadora luz blanca se hallaba por debajo de mí. Tuve que luchar para alejarme de ella y atravesar la oscuridad. Entonces llegué a lo alto, mis ojos se abrieron y el rostro de un hombre estaba sobre mí. Pedí saber: “¿Qué estaba sucediendo?”. Él dijo: “Ha tenido un accidente de coche y tiene lesiones internas, la estamos llevando al centro de traumatología”. Entonces empecé a darle los números de los teléfonos móviles de mi marido, mi hermano y mi cuñada. Alargué el brazo y cogí la mano de mi hija, entonces me desmayé varias veces pero nunca volví al vacío.

Superé todas mis lesiones muy bien y solo me ha quedado una enorme cicatriz.

¿Alguna medicación asociada o sustancias que pudieran afectar la experiencia? No.

¿Fue la experiencia difícil de expresar con palabras? No.

¿En el momento de la experiencia, existía algún acontecimiento que amenazara su vida? Sí. Accidente de automóvil sufrí lesiones internas. Fractura de pelvis y rotura diafragmática (las vísceras abdominales penetraron en el tórax).

¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia? Inconsciente.

¿Era la experiencia de algún modo parecida a un sueño? No.

¿Oyó usted algún sonido extraño o ruidos? Solo por encima de mí cuando me di cuenta (o me dije) que me estaba muriendo. Entonces pude concentrarme en algunas palabras cruciales que me trajeron para arriba.

¿Pasó usted hacia o a través de un túnel o espacio cerrado? Sí, parecía como un embudo y como si yo bajara por él.

¿Vio usted una luz? Sí, era extremadamente brillante y blanca.

¿Se encontró usted o vio a algún otro ser o seres? No.

¿Experimentó usted la revisión de acontecimientos pasados de su vida? No.

¿Observó usted u oyó algo relacionado con personas o acontecimientos durante su experiencia que pudiera ser verificado más tarde? No.

¿Vio usted o visitó dimensiones, niveles o lugares hermosos o de alguna otra manera peculiares? No.

¿Tuvo alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? Sí. Allí no parecía haber tiempo, como si ya no hubiese más.

¿Tuvo usted la sensación de comprender una sabiduría especial, un orden y / o propósito universal? No.

¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? Sí. Alcancé la punta del embudo como si fuese a caer dentro de la luz blanca o ir a otro sitio.

¿Tuvo usted consciencia de acontecimientos futuros? No.

¿Se implicó en, o fue consciente de, una decisión de vuelta al cuerpo? Sí. Tenía que “remontar” para averiguar si las niñas estaban bien.

¿Cómo resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí. Exactamente un año después tuve vívidas y horribles pesadillas de sufrir accidentes de coche, que duraban poco tiempo. En mis sueños tenía experiencias fuera del cuerpo. No tuve ningún sueño inmediatamente después del accidente ni en todo el año que siguió y no los he vuelto a tener desde entonces. Pero eran sueños tan malos, que en ellos cerraba con fuerza la mandíbula y astillaba la base de mis dientes. La presión era tan grande que no podía abrir la boca por la mañana. Tuve que ver a un psiquiatra. Creo que los sueños solo duraron una o dos semanas. Nunca se volvieron a repetir.

¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o creencias? Sí. Yo siempre he sido muy feliz y positiva, y ahora lo soy aún más, pero ahora temo más a las variables que me rodean. Me hizo más observadora, prudente y nerviosa. Antes del accidente estaba siempre despreocupada, me sentía muy joven para mi edad, invencible en cierta manera y totalmente ajena a los peligros… Ahora, también siento el deseo ardiente de decirle a la gente que morir está bien. Cada vez que conozco a alguien que está enfermo de muerte lo quiero reconfortar. El por qué, no lo sé, pues solo era un sentimiento, no un lugar ni un ángel ni nada de eso.

¿Ha afectado la experiencia a sus relaciones? ¿Vida diaria? ¿Prácticas religiosas etc.? ¿Opciones de carrera? No soy religiosa, pero me pregunto sobre el segundo incidente. (N.T.: alude a un hecho que contará más abajo). El hecho de que hiciera esa “oración” o “trato” hizo que me interrogara… un poco.

¿Ha cambiado su vida expresamente como consecuencia de su experiencia? Sí, estoy más en paz, y más consciente.

¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí. Parecieron interesados. Tenía un amigo muy querido que murió de cáncer óseo y a menudo me preguntaba para que le dijera lo que sentí cuando pensé que me estaba muriendo. Eso lo confortó mucho. Me gustaría haberle dicho más, o que tuve una visión de ángeles o algo así, pero el simple hecho de que me sintiera en calma durante la experiencia le proporcionó mucha paz.

¿Qué emociones experimentó usted después de su experiencia? Miedo. Sentí mi mortalidad, y ya no me sentía más joven, invencible y protegida como antes.

¿Cuál fue la mejor y la peor parte de su experiencia? Sobreviví, y me alegra saber lo que se siente al “morir”. Tengo mucha curiosidad acerca de lo que habría pasado si hubiese ido más profundo o hacia el interior de la luz blanca. Daba la sensación de que hubiera otro lado al que ir…

¿Tras su experiencia, tuvo usted algún otro acontecimiento en su vida, medicamentos o sustancias que reprodujeran alguna parte de la experiencia? Sin respuesta.

Sí, por extraño que parezca. Tres años más tarde tuve otro incidente “cercano a la muerte” en el que otro coche casi me atropella a mí y a un grupo de 80 colegiales bajando un camino/carretera de alta montaña a altas horas de la noche. Los faros estaban justo detrás de mí y vi venir el coche (rápido y en el lado equivocado de la carretera). Me dije a mí misma: “Oh Dios mío, va a morir gente, por favor deja que sea yo la que muera en su lugar”. De todos los padres fui la única que vio venir el coche. (Quizás yo era naturalmente mucho más observadora desde el anterior accidente).

En cualquier caso, de alguna manera tuve una reacción sorprendente, rápida y tremendamente fuerte, así que empecé a gritar para alertarlos a todos. Entonces, literalmente empujé y tiré a 7 niños (incluida mi hija) fuera de la trayectoria del coche, mientras corría más rápido de lo que nunca lo he hecho. No fui atropellada, ni yo ni nadie más. Pero al día siguiente, mi cuello estaba terriblemente perjudicado y con un dolor horrible. Poco después, mi brazo quedó paralizado. Tuve que someterme a una cirugía mayor para reparar el grave daño. Pero mi neurocirujano hizo una gran incisión y la cicatriz de mi cuello es apenas visible. Acto seguido, los padres corrieron hacia mí y me abrazaron y besaron y llamaron héroe… Aún a día de hoy, una de las niñas (ahora adolescente) cuando me ve me da las gracias por “salvarle la vida”. La razón por la que menciono este incidente es que los faros del coche me recordaron más tarde la luz del otro del accidente. También es extraño el que mi “oración” fuese respondida. Fui yo la que salió perjudicada, no los niños, sin embargo no morí. Más tarde, la gente me preguntó si no estaba amargada y furiosa (sufrí un extremo dolor durante dos meses antes de que los médicos se percataran de que tenía dañada la médula espinal). Yo sentía lo contrario, como si en el trato solo hubiese recibido un pequeño castigo, pues en el “trato” que hice, yo estaba dispuesta a renunciar a mi vida. Ahora estoy bien, con un brazo que ahora funciona, sin dolor, una pequeña cicatriz y un cuello que se mueve normalmente, pero de manera diferente y menos que antes.

Sé que esto no parece tener relación con el anterior accidente, pero hay algo indefinible en relación con lo que ocurrió. Sobre lo de mirar esos faros y enfrentar de nuevo la muerte, como si estuviese realizando una oración o negociando con alguna fuerza o algo. Parece tanto como el anterior incidente cuando estaba en la punta del embudo y vi la luz blanca. Para mí es extraño. Me pregunto: “¿Puede haber algo divino en este mundo, o al otro lado?

¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia? Sí.