Descripción de la experiencia:

Tal como fue relatado a Elaine S.

El 16 de Abril de 1968, Pam se encontraba en Carolina del Norte dando a luz a un hijo. Ella fue puesta bajo anestesia y se encontró avanzando por un túnel, Ella escuchó carillones de tintineos, experimentó luces destellantes y vio que había una brillante luz al final del túnel. Alguien la esperaba al final del túnel vestido con una larga túnica con un capuchón que la llevó a otra área. Allí había otros cinco o seis vestidos de manera semejante en aquella área. Se veían como monjes. Ella no logró ver sus rostros, pero supo quiénes eran, a pesar de que ahora no recuerda quiénes fueron. Aun así, ella sintió que eran seres queridos. Era como haber vuelto a casa otra vez.

Todos la abrazaron y la estrecharon. Allí había un sobrecogedor sentimiento de amor. Fue como un reencuentro. Después se le dijo que su nombre sería pronunciado tres veces y que a la tercera vez ella tenía que responder o su mundo sería destruido. Ella oyó un bebé llorando en el fondo y se preguntaba por qué ese bebé lloraba; adónde estaría su mamá que nadie la cuidaba. Se le dijo que ella debía regresar, a pesar de que ella quería mucho quedarse allí.

Entonces ella saltó de vuelta y escuchó a una enfermera llamándola por su nombre. Ella tuvo un hijo llamado Gary, el mismo nombre de su marido. Cuatro semanas después, Pam tuvo un sueño. En el sueño el timbre sonaba, ella iba hacia la puerta y veía a su marido cubierto en sangre en la puerta. Una semana más tarde, el bebé de Pam sufrió una muerte súbita. Pam piensa que la gente del más allá estaban dándole el mensaje de que su bebé sería cuidado por ellos y que estaría con ellos, en el más allá. Ellos mismos lo cuidarían.

El marido de Pam no resultó herido; Ella piensa que el sueño del timbre y la puerta era un símbolo respecto a su hijo. Ella dice que la experiencia fue tan real y tiende a hacerla creer en vidas pasadas. Quizás la gente que vio al final del túnel eran de otra vida pasada. La experiencia ha cambiado su personalidad. Ella ya no siente miedo a la muerte. Ella sabe que cuando ella se vaya, habrá seres queridos allí para recibirla. Y que estamos aquí en esta tierra para amarnos los unos a los otros. Si su hijo hubiera vivido, él habría cumplido cuarenta años el 16 de Abril de 2008.

Mientras esta experiencia es similar a otras experiencias cercanas a la muerte, el ingrediente faltante es que ningún equipo médico le dijo que ella hubiese estado cerca de morir mientras estuvo bajo anestesia.