ECM de Linda B
Home Pagina ECMs actuales Comparta su ECM



Descripción de la experiencia:

En 1990 fui llevada urgentemente al hospital con una severa hemorragia interna debida a un embarazo ectópico (embarazo extra-uterino). Por entonces yo era muy atea. Fui educada como budista por mi madre pero a los 13 años me volví atea. Nací con un buen físico y sentía como si hubiese sido educada en una galleta china de la suerte. Era extremadamente arrogante, vana, engreída y materialista. En el hospital gritaba de dolor. Era muy de madrugada cuando ingresé en Urgencias a eso de las 3 de la mañana.

Había allí un chico que, de algún modo, se había roto un brazo y estaba asustado por mis gritos. Un interno, creo, intentó hacerme callar pero sin resultado. Estaba enojado conmigo y hasta podría decir que realmente disgustado. No sé por qué esto me enfadó pero así fue. Me dije a mí misma…”le enseñaré”. Simplemente me iré. Partiré mentalmente. Sabía que podía hacerlo pues, siendo niña, lo hice muchas veces (debido a los malos tratos). Lo hice pues. Sufría tanto que simplemente me dejé ir.

Los podía oír a todos en la habitación. Oí a alguien decir: “la estamos perdiendo.”. Pude oír el monitor cardíaco empezar a hacer biiiiiiiiiiiiiip. Entonces la misma voz que dijo “la estamos perdiendo” exclamó: “mierda, ha ..................” y después de esto ya no sé lo que pasó.

Después, me encontré flotando sobre la mesa donde había estado tendida. Estaba completamente feliz conmigo misma. Completamente satisfecha de hecho. “Seguro que les he dado un buen susto” pensé claramente. Cuando el médico dijo de nuevo en voz alta: “¡la estamos perdiendo muchachos!” sentí un espantoso tirón de lo que supongo puedo llamar mi alma o mi espíritu. Tiraban de mí hacia abajo y supe que era hacia abajo por alguna extraña razón. Aterricé con gran facilidad en, o dentro de, otra dimensión. Nada parecida a la tierra. Al principio estaba sola y luego sentí una presencia conmigo. Pero no estaba segura de quién o qué. Empecé a asustarme. Este lugar era nuevo para mí. Mi mente nunca había estado aquí. Creo que cerré los ojos con la esperanza de volver pero de algún modo supe que eso no ocurriría.

Cuando mis ojos se abrieron, estaba en el infierno. En cierta cámara del infierno. Había olores horribles, y tal oscuridad, que no había más remedio que sentirlos. Vi a gente encadenada que estaba siendo torturada. De maneras tan horribles que todavía no puedo hablar de ellos. Odié aquel lugar y quise dejarlo desesperadamente pero no podía. Me quedé allí mirando y oliendo y sintiendo todo el dolor y el horror de aquel lugar.

Después, hubo una voz; sólo una voz. Era familiar pero yo sabía que no sabía quién era Él. Me habló llanamente y de manera muy directa. Me explicó que el lugar en el que me encontraba ya no sería para gente como yo. Dijo que, antes de que Él naciera, todos morían y venían a este lugar. No había ninguna esperanza. Pero, desde Su muerte, había hecho alguna cosa. No recuerdo lo que Él dijo que Él había hecho pero que, desde entonces, la gente muere y ahora espera en otro lugar. En verdad no entendía nada porque estaba muy asustada. No quería estar allí.

La voz dijo entonces…: “¿le amas?” y recuerdo claramente haber pensado “¿por qué me lo preguntas si tú ya lo sabes todo?”. No obtuve respuesta. Sólo el silencio. Aquello me enojó mucho. Entonces, de repente, estaba siendo tirada otra vez sólo que esta vez sentí como si tiraran de mí hacia arriba. Cuando me paré, vi gente a mi alrededor pero a decir verdad no cerca sino como a cierta distancia. Había gente a la que conocía y gente que sabía que no conocía. Era realmente extraño. El sentimiento era tan agradable y fácil; tranquilo. Yo era tan inteligente en aquel momento; era como si lo supiera todo.

Entonces… alcé la vista, o miré al frente, no estoy segura, y ahí estaba el sitio más hermoso que he visto jamás. Eran, suena cursi…, puertas de perlas. Enormes puertas hechas de perlas. Las puertas estaban cerradas pero mientras las miraba comenzaron a abrirse hacia mí. Dentro, pude ver calles pavimentadas con oro; con filas y filas de mansiones cubiertas de diamantes y piedras verdes. Era esplendoroso. Cuando mis ojos se llenaron de aquello, la escena se volvió blanca (sin oscuridad) y la misma voz me preguntó…: “¿y bien Linda, qué crees?”. En esto, me desperté e inspiré profundamente.

Abrí mis ojos a una enfermera y, con el sentimiento más hermoso que jamás he tenido, le sonreí y le dije que Dios existe y que Él te ama. Desde entonces he creído en Él. Cambié mi vida entera a causa de esto. Aunque muy recogida, debido a la sensibilidad que ahora tengo, estoy aprendiendo a reconectar. No he sido capaz de hablar de esto hasta muy recientemente. He estado en constante estudio y estoy muy recogida. Es extraño que no me haya adherido a ninguna fe tras esta experiencia pero me infundió gran temor del Señor.