La ECM de Howard P
Home Pagina ECMs actuales Comparta su ECM

Nuestra extrema gratitud a Kevin Williams http://www.near-death.com por todo su arduo trabajo en la investigación de la ECM y por compartir este relato con NDERF. La ausencia de propiedad es uno de los verdaderos sellos distintivos de la credibilidad de la investigación de ECMs. ¡Están a disposición de todo el mundo!

Lo que sigue es un extracto reimpreso con permiso de su libreto, “Placebo”, que documenta su asombrosa ECM. Se pueden adquirir sus libretos en su sitio web.

DESCRIPCIÓN DE LA EXPERIENCIA:

“Cuando los ángeles sacaron mi espíritu de mi cuerpo, me llevaron inmediatamente al segundo cielo. No tuvimos que dejar la habitación del hospital para entrar en el segundo cielo. Entramos allí desde la misma habitación donde estaba mi cuerpo, simplemente pasando a través de una pared dimensional. Es una pared por la que la carne no puede pasar, solo el espíritu.

“Mientras nos movíamos a través de esa pared dimensional al segundo cielo, me hallé a mí mismo en un mundo completamente diferente, muy diferente a todo lo que alguna vez hubiera imaginado.

“Cuando llegué por primera vez al segundo cielo, supe inmediatamente en qué dirección debía ir para alcanzar el tercer cielo donde estaba Dios. No sé cómo supe eso, pero lo hice. También supe que si iba a conseguir respuesta a mi oración, iba a tener que comparecer ante Dios el Padre en el tercer cielo. Yo era consciente de que estaba viajando en ese mundo espiritual bajo la protección del Espíritu Santo, y que los ángeles que me estaban escoltando también se movían por él bajo la protección del Espíritu Santo.

“Mientras nos movíamos por allí en ese mundo, me decepcionó mucho que mis escoltas no me llevaran en la dirección del tercer cielo donde estaba Dios. En vez de eso, nos movimos en dirección opuesta. Mientras nos movíamos de un lugar a otro en ese mundo, aprendí muchas cosas sobre los demonios.

“En el reino espiritual. hacía las cosas de manera diferente a como las hacemos aquí en el mundo físico. Por ejemplo, no nos comunicábamos con nuestras bocas y oídos, sino más bien nos comunicábamos con nuestras mentes. Era como proyectar nuestras palabras en ondas de pensamiento y recibir la respuesta del mismo modo. Sin embargo todavía podía pensar para mí mismo sin proyectar, descubrí que esto realmente no me servía pues los ángeles podían leer mi mente.

“Podía oír diferentes sonidos en ese mundo, pero no oía con mis oídos. Oía con mi mente, pero todavía era capaz de “oír” los sonidos. Cuando viajábamos, viajábamos mayormente a lo que yo llamo la “velocidad del pensamiento”. Cuando viajábamos a la “velocidad del pensamiento”, no había sensación de movimiento. El ángel decía adónde íbamos y estábamos allí. Había otras ocasiones en que no viajábamos de esa manera, y era muy consciente del movimiento mientras viajábamos. Una de estas ocasiones en que era consciente del movimiento fue cuando me trajeron de vuelta al mundo físico y me permitieron ver a los demonios trabajando aquí. Nos trasladamos aquí algo así como flotando en una nube. Sin embargo, tenía la sensación de movimiento.

“Cuando empezamos el recorrido del segundo cielo, los ángeles empezaron por mostrarme los diferentes tipos de demonios. Cada demonio me era revelado de un modo que indicaba su área de especialización, y pronto descubrí que no había algo así como un “practicante general” en todo el mundo demoníaco. Los demonios eran todos expertos en sus campos. Solo tenían un área de especialización que realizaban muy bien.

“En un momento durante este recorrido del segundo cielo, vi a los demonios dentro de su propio grupo afín y experimenté una horrible sensación. Fue una sensación abrumadora, opresiva y mórbida. Esta sensación me llegó poco después de entrar al segundo cielo y pregunté qué es lo que la provocaba. Fue en este momento cuando me di cuenta de que los ángeles podían leer mi mente porque mi ángel guardián me dijo: “La sensación por la que preguntas está causada por el hecho de que no hay amor en este mundo”. ¡El ángel me estaba diciendo que en este segundo cielo no había ni una pizca de amor! ¡Wuaw! ¿Pueden imaginarse a todos estos demonios sirviendo a un amo que no aman y el amo dirigiendo a seres que no ama? Peor que eso, los compañeros estaban trabajando juntos por una eternidad y ni siquiera se amaban el uno al otro.

“Empecé a reflexionar sobre lo que nuestro mundo físico, llamado el primer cielo, sería sin amor. Si Dios no hubiese introducido su amor aquí en nuestro mundo, entonces viviríamos en una atmósfera de no-amor como el segundo cielo. Mediante Dios dándonos su amor, éramos capaces de devolver ese amor y entonces amar a otro. ¿Pueden imaginarse cómo sería su propia casa o su comunidad si estuviese totalmente vacía de amor?

“Mis escoltas me dijeron entonces que querían que viera la actividad demoníaca en el mundo exterior. Entonces fui escoltado fuera del hospital directamente a través de la pared de ladrillo a las calles de esa ciudad. Estaba asombrado mientras veía toda la actividad de los humanos en el mundo físico. Yendo a su quehacer cotidiano, eran completamente inconscientes de ser acosados por seres del mundo espiritual. Estaba totalmente pasmado mientras miraba y horrorizado de ver a demonios de todas las formas y tamaños moviéndose a voluntad entre los humanos.

“Cuando los ángeles decidieron que había visto suficiente de los demonios trabajando en este mundo físico, fui llevado de vuelta al segundo cielo simplemente pasando por la pared divisora dimensional. Una vez de vuelta en el segundo cielo, mi escolta me guió en dirección al tercer cielo y me sentí al fin feliz. Después de todo, ahí es donde quería ir todo el tiempo. Incluso en esta etapa, mi vida física seguía siendo mi principal preocupación.

“De pronto, llegamos a un lugar más hermoso. Sé que ya he informado de lo terrible que fue el segundo cielo, así que podéis imaginar lo sorprendente que fue encontrar allí algo hermoso. Dios no me ha permitido conservar la memoria de la razón por la que este lugar era tan hermoso. Sí recuerdo que era el lugar más hermoso que jamás había visto. Este lugar parecía un túnel, una carretera, un valle o una especie de autopista. Tenía una muy brillante luz completamente propia y estaba totalmente rodeado por un escudo invisible. Supe que el escudo invisible era la protección del Espíritu Santo.

“Caminando por este túnel, carretera, valle, o lo que fuera, aparecieron lo que parecían ser seres humanos. Le pregunté a mi escolta quiénes eran. Él me dijo: “Son santos yendo a casa”. Éstos eran los partidos espíritus de los cristianos que habían muerto en la tierra y estaban yendo a casa. Cada uno de estos santos estaba acompañado por al menos un ángel guardián y algunos tenían toda una serie de ángeles con ellos.

“Pregunté por qué algunos santos estaban acompañados por solo un ángel y otros tenían muchos. Estaba viendo cómo los santos pasaban a través del camino que todos los santos tenían que tomar para ir a casa. Aquí estaba el pasaje de la tierra al tercer cielo.

“En vez de dejarme entrar, el ángel me paró ante las puertas, ligeramente hacia un lado. Me dio instrucciones para que me quedara allí y viera cómo a los santos se les permitía entrar al cielo. Mientras a los santos se les permitía pasar al cielo, me di cuenta de una cosa extraña. Solo se les permitía entrar de uno en uno. No se les permitía entrar dos al mismo tiempo por estas puertas. Pregunté sobre esto pero nunca se me explicó.

“Cuando el último de los cincuenta santos hubo entrado al tercer cielo, empecé a entrar pero mi escolta me detuvo. Me dijo que si entraba no podría salir y tendría que quedarme allí hasta que el Padre me trajera de vuelta. Los ángeles me dijeron que todos los que entraban al tercer cielo debían permanecer allí hasta ser devueltos a este mundo físico por Cristo mismo.

“Cuando el ángel dijo que no podía entrar a menos que me quedase, protesté: “¡Pero si no puedo salir entonces mi cuerpo morirá! Eso echaría a perder todo mi propósito”, fue mi enfática refutación. Todavía mi vida física, incluso en este momento, era más importante que cualquier otra cosa. Mi escolta me dijo que me quedara a un lado de las puertas y que presentara mi caso. Me aseguró que Dios oiría y respondería a mi petición.

“Mientras me quedaba delante de las puertas, la sensación de alegría, felicidad, y contento irradiaba hacia fuera desde el cielo. Podía sentir el calor que producía, y mientras permanecía allí para defender mi caso, podía sentir el gran poder de Dios.

“Valientemente me llegué ante el trono y empecé recordando a Dios qué gran vida de amor, adoración y sacrificio había vivido para Él. Le dije todos los trabajos que había hecho recordándole que Le había aceptado siendo muy joven y que le había servido toda mi vida a lo largo de todos estos numerosos años. Le recordé que estaba ahora en problemas y solo Dios podía ayudarme concediéndome un alargamiento de mi vida física. Dios estuvo totalmente callado mientras yo hablaba. Cuando hube completado mi petición, oí la verdadera, audible voz de Dios mientras me contestaba.

“El sonido de su voz llegó hasta mí desde las puertas incluso antes de que las palabras me golpearan. El tono de su ira me golpeó en la cara mientras Dios procedía a decirme justamente qué tipo de vida había vivido realmente. Dios me dijo qué pensaba realmente de mí e incluso de otros que hacían lo mismo que yo. Dios señaló que mi fe estaba muerta, que mis obras no eran aceptables, y que había trabajado en vano. Dios me dijo que era una abominación vivir semejante vida y luego atreverme a llamarla una vida de culto.

“¡No me podía creer que Dios me estuviese hablando de esta manera! ¡Yo lo había servido durante años! ¡Yo pensaba que había vivido una vida agradable a Él! Mientras Dios enumeraba mis faltas, yo estaba seguro de que me había confundido con algún otro. No me quedaban fuerzas ni para moverme, menos aún para protestar, incluso me estaba llenando interiormente de pánico.

“¡De ninguna manera podía estar hablando de mí! ¡Simplemente no me podía creer que lo que Dios decía se refiriese a mí! ¡Todos estos años creí que estaba haciendo estos trabajos para Dios! Ahora Dios me estaba diciendo que lo que había hecho, lo había hecho para mí mismo. Incluso mientras predicaba y testificaba sobre la gracia salvadora de Jesucristo, estaba haciendo eso solo para mí mismo con el fin de que mi consciencia pudiera acallarse. En esencia, mi primer amor y mis primeros trabajos eran para mí mismo. Después de que MIS necesidades y deseos fueran alcanzados o satisfechos, y con el fin de acallar mi consciencia, empezaba a hacer trabajos para Dios. Esto hizo que mis prioridades se desordenaran y fueran inaceptables. Realmente, me había vuelto mi propio falso Dios.

“Solo ahora, mientras estaba aquí ante Dios siendo corregido, dos partes de la Escritura se volvieron para mí claras como el cristal en cuanto a su verdadero significado. Mientras Dios me hablaba de mis verdaderas motivaciones, pude ver claramente por primera vez cómo mis obras estaban muertas. Mientras Dios mostraba su ira hacia mí, yo no podía sostenerme en pie ni hablar. No quedaba ninguna fuerza en mi interior, al no ser más que un trapo mojado tirado allí retorciéndome en agonía.

“Es necesario subrayar también que mientras Dios me corregía en ningún momento dijo que yo no estaba salvo ni que mi nombre no figurara en el Libro de la Vida del Cordero. Dios nunca me mencionó la salvación en absoluto, tan solo habló de las obras realizadas a lo largo de mi vida. Dios me dijo que el tipo de vida que viví era inaceptable para un verdadero cristiano. Mientras Dios me hablaba de mis obras muertas, indicó que había algunas personas que no estaban salvas pero que creían que sí lo estaban.

“Estando así Dios conmigo, terminó tan súbitamente la entrevista como cuando se cierra un grifo. No se me permitió quedarme ni siquiera reflexionar en lo que Dios había dicho. Los ángeles me llevaron inmediatamente lejos como si yo fuera un trapo mojado desprovisto de fuerza. Totalmente aniquilado, ni siquiera podía recoger mis pensamientos.

“Los ángeles me llevaron de vuelta a través del segundo cielo, a través del muro dimensional, y al interior de la habitación del hospital donde mi cuerpo yacía. No fue hasta que llegué a la cama donde yacía mi cuerpo que recuperé la compostura. Cuando lo hice, protesté vehementemente: “¡No! ¡No!”, les dije a los ángeles, “¡Dios no me ha respondido! ¡Dios no ha respondido si sí o no a mi petición! ¡Por favor, por favor, llevadme de vuelta!”, les rogué a los ángeles.

“Al llegar de regreso al tercer cielo, fui llevado al mismo lugar donde había presentado mi caso. Pero esta vez no tan valientemente, recordé cómo la ira de Dios dio conmigo por tierra antes de que me diera cuenta. Sin embargo, le había pedido un favor a Dios y Dios no me había contestado. Queriendo su respuesta sin importar cuál fuera ésta, empecé tímidamente a exponer mi caso de nuevo.

“Esta vez Dios no me noqueó sino que me dejó hablar. Dios no me habló airadamente sino que me empezó a contestar en tono piadoso, que al final se volvió dolor.

“Abrí mi petición comenzando por citar las Escrituras a Dios, empecé diciéndole todo sobre Ezequías. Le dije a Dios que me figuraba que Ezequías era el típico buen hombre, cuyas intenciones de corazón eran puras, pero que parecía incapaz de plasmar estas intenciones en el vivir cotidiano. Aquí estaba yo, una nada insignificante, la criatura más pequeña de todo su universo, intercambiando palabras con este gran y temible Dios que lo había creado todo.

“Dije: “Padre, si me concedes esta petición, te prometo que lo haré mejor la próxima vez”.

“El Señor me respondió: “Howard Pittman, tú prometiste antes”. Dios no tuvo que decir más palabras. Allí estaban todas las promesas que le había hecho a un santo Dios en toda mi vida pasada. No cumplí ninguna de ellas en su totalidad. De una u otra manera, me las había arreglado para romperlas todas. Sin nada que decir, sin más palabras en mi vocabulario, ningún sitio a dónde ir, caí de rodillas ante Él. Todo lo que pude decir fue “amén” a mi propia condenación. Supe que si en ese momento Dios me desterrara a los pozos del infierno, sería solo para decirle “amén” a mi propia condenación.

“En ese momento, Dios no pidió justicia sino que mostró misericordia. Las escamas cayeron de mis ojos y mi alma se llenó súbitamente de luz. Ese poderoso, impresionante y todo consumidor Dios dejó ahora de ser evidente. Allí en ese trono, tratando conmigo, estaba mi VERDADERO Padre. Dios ya no era un Dios distante, sino un verdadero, genuino Padre. Llegó por primera vez a mi vida la consciencia de que era mi verdadero padre y mi mejor amigo. La maravillosa relación que había disfrutado con mi padre físico y el maravilloso amor que compartimos el uno con el otro, vinieron súbitamente a mi mente multiplicados por mil. Ahora estaba con mi verdadero Padre que tanto me amaba, que dejó toda su creación para tratar conmigo, el hijo pródigo.

“Por primera vez en mi vida, vi con el ojo de mi mente quién era Dios en realidad. Por primera vez me encontré con Dios tal como era en realidad, mi verdadero Padre, mi auténtico mejor amigo. Mientras la consciencia de quién era Dios inundaba mi alma, también llegó un gran y penoso dolor. El dolor llegó cuando me di cuenta de que a través de la desobediencia había herido a mi Padre. Esta consciencia y pena me producían verdadero dolor, que no solo era un sentimiento de culpa sino dolor real parecido al que se experimentaría en la carne al sufrir una lesión física. En este momento, Dios empezó a tratar conmigo en dolor y el tono de su voz ya no expresaba piedad. En vez de eso, el tono era de genuino dolor. Súbitamente me di cuenta de que Dios estaba sufriendo mucho. Dios sufría porque yo sufría. Siendo como lo era un Dios verdadero y justo, Dios tuvo que dejarme sufrir el dolor y no lo quitó de mí. Pero aunque Dios tuvo que dejarme sufrir el dolor, Dios no dejaría que lo sufriera solo. Dios, el Altísimo, el más Supremo, el Creador de todo, el Padre de todo no me dejaría sufrirlo solo.

“Por entonces, me di cuenta repentinamente de que mi vida física no era tan importante después de todo. Lo que realmente me preocupaba ahora era lo que mi Padre quería. Su voluntad se había convertido de repente en la primera cosa de mi vida y mi vida física ya no era importante. En ese momento fue cuando Dios me dio de nuevo la vida en mi cuerpo físico. Solo cuando alcancé ese lugar en el que mi vida no significaba nada para mí, entonces Dios me la devolvió. Ahora que el hijo pródigo había vuelto, el Padre podía por fin hablar. Dios podía decirme lo que mi viaje al paraíso significaba y que Dios tenía un mensaje que quería que se lo dijese a la gente en la tierra.

“Ahora os repetiré punto por punto todo el mensaje de cinco puntos que Dios me dio para entregárselo a este mundo hoy”.

Punto número uno: “Para estos que se llaman a sí mismos cristianos, ésta es la época de la iglesia de Laodicea en la que estamos viviendo actualmente. Una gran mayoría de los llamados cristianos están, de hecho, viviendo una vida de engaño. Ellos hablan de Jesús y juegan a la “iglesia”, pero no la viven. Afirman ser cristianos y luego viven como el diablo. Han comprado la gran mentira de Satán que les dice que están bien. Les dice que está bien ir a la iglesia los domingos y asistir a los servicios de entre semana, pero el resto del tiempo se lo pasan tratando de conseguir todo lo que pueden sacar de esta vida. En lo que concierne a su vida cristiana, creen que están cómodos y que no tienen necesidad de nada y por tanto solo son tibios cristianos si es que se les puede llamar cristianos”.

Punto número dos: “Satán es un demonio personal”.

Punto número tres: “Para el mundo entero, éste es el segundo día de Noé. Como ocurrió en los días de Noé, así será en los días de la venida del Hijo del Hombre. Los seres humanos no reflexionaron en lo que Noé estaba diciendo ni creyeron que nada fuera a cambiar. La Humanidad puede ver las nubes de tormenta en el horizonte, pero aún no cree que la lluvia sea inminente. Noten hoy el estrecho paralelo. La Humanidad puede ver todos los signos de los últimos días, pero la Humanidad no cree que algo vaya a cambiar. No cree en la inminente venida de nuestro Señor y no se está preparando para encontrarse con Dios.

Punto número cuatro: “Para estos que afirman ser cristianos, que se supone deben ser embajadores de Cristo aquí en la tierra, uno no puede dar verdadero testimonio o tener poder en su vida a menos que viva su fe cristiana en todo momento, 24 horas al día, siete días a la semana. Para ser un verdadero cristiano uno debe vivirlo, no solo hablarlo. Honrar a Dios con tus labios y no con tu corazón es inaceptable. Estos que aceptan la responsabilidad de enseñar, predicar, o cualquier rol de liderazgo, tienen mucho por lo que rendir cuentas.

Punto número cinco: “Dios está ahora reclutando un ejército con el que hará temblar a este viejo mundo una vez más. Trabajando a través de sus soldados, Dios va a producir grandes milagros que van a hacer temblar la jerarquía establecida de la así llamada religión organizada que está hoy en este mundo. Estos soldados que está Dios ahora reclutando van a demostrar el poder de Dios con mucha mayor intensidad de lo que lo hicieron los discípulos en la era Pentecostal. Ahora, el reclutamiento ha comenzado en serio, porque Dios está a punto de realizar a través de este ejército los grandes milagros que nos prometió en la Biblia. Juan el Bautista trajo el espíritu de Elías a este mundo y ni siquiera se dio cuenta de que lo tenía. Juan lo negó, pero Jesús confesó que esto era así. El propósito de este espíritu es enderezar los caminos para la llegada del Señor”.

Rev. Howard Pittman

El 3 de agosto de 1979, Howard Pittman, un ministro bautista de 35 años, murió en la mesa de operaciones durante la cirugía y tuvo una Experiencia Cercana a la Muerte. Después de que los ángeles le mostraran el segundo y el tercer cielo, fue llevado ante el trono de Dios, donde se le dio un mensaje para compartir con el mundo.
El siguiente es un extracto reimpreso con su permiso de su libreto “Placebo” que documenta su increíble experiencia de casi muerte. Usted puede comprar sus libretos en su sitio web.

Tema de esta NDE: Muere en la mesa de operaciones y visita el segundo y tercer cielo (infierno y cielo). Ve demonios o ángeles caídos moviéndose a voluntad entre los vivos y recibe un mensaje de Dios para comunicarlo al mundo.

- Idioma original NDE: inglés. Fecha traducción: Ene-04. Traducción completa del original.

- Dirección NDE inglés (original): http://www.near-death.com/forum/0123.html

o también: http://www.near-death.com/directory.html

- Dirección NDE español: https://www.nderf.org/NDERF/Languages/languages.htm (Pulsar “Español/ECM historias”)

- Método de traducción: manualmente con ayuda programa Internet: http://www.freetranslation.com/

o también: http://www.allvirtualware.com/languages/index.html

- Nota aclaratoria: Esta traducción no es perfecta, la ha realizado un traductor no profesional y puede contener errores respecto a la versión original. Se recomienda consultar la versión original en caso de duda.

- ¡Por favor, se necesitan voluntarios para traducir al español más NDEs! Contactar con Jody Long: nderf@nderf.org

INTRODUCCIÓN:

El 3 de agosto de 1979, Howard Pittman, un ministro Baptista durante 35 años, murió mientras estaba en la mesa de operaciones durante la cirugía y tuvo una experiencia cercana a la muerte. Después de que los ángeles le mostraran el segundo y tercer cielo, fue llevado ante el mismísimo trono de Dios donde le dieron un mensaje para compartir con el mundo.

El siguiente texto es un extracto reimprimido con permiso de su autor de su folleto, “Placebo”, que documenta su asombrosa experiencia cercana a la muerte. Usted puede comprar sus folletos en su sitio Web:

DESCRIPCIÓN DE LA EXPERIENCIA:

"Cuando los ángeles levantaron mi espíritu de mi cuerpo, me llevaron inmediatamente al segundo cielo. No tuvimos que dejar aquel cuarto de hospital a fin de entrar en el segundo cielo. Entramos allí en aquel mismo cuarto donde estaba mi cuerpo, simplemente pasando por una pared dimensional. Es una pared por la cual la carne no puede pasar, sólo el espíritu.

"Cuando nos movimos a través de aquella pared dimensional en el segundo cielo, me encontré en un mundo completamente diferente, mucho más diferente de lo que nunca me hubiera imaginado. Este mundo era un lugar ocupado por seres en espíritu, tan enormes en número como la arena de la playa de la costa del mar. Estos seres eran demonios, o ángeles caídos, y eran de miles de formas y figuras diferentes. Algunas formas eran tan mórbidas y repugnantes que llegué casi al punto de náusea.

"Cuando primero llegué al segundo cielo, yo sabía inmediatamente en qué dirección debía ir para alcanzar el tercer cielo donde estaba Dios. No sé como lo sabía, pero lo sabía. Yo también sabía que si iba a conseguir que me respondieran a mi oración, iba a tener que aparecer ante Dios el Padre en el tercer cielo. Yo era consciente de que viajaba en aquel mundo de espíritu bajo la protección del Espíritu Santo, y que los ángeles que me escoltaban y trasladaban también estaban bajo la protección del Espíritu Santo.

"A medida que nos trasladábamos por aquel mundo, me sentí enormemente decepcionado de que mis escoltas no me tomaran en la dirección del tercer cielo donde estaba Dios. En cambio, nos movimos en dirección contraria. Cuando íbamos de un lugar a otro en aquel mundo, aprendí muchas cosas acerca de los demonios.

"Hice cosas de manera diferente en el reino de los espíritus a como lo hacemos aquí en el mundo físico. Por ejemplo, no nos comunicábamos con nuestras bocas y oídos, sino más bien, nos comunicábamos con nuestras mentes. Era como proyectar nuestras palabras y ondas de pensamiento y recibir la respuesta de la misma forma. Aunque yo todavía podía pensar para mí mismo sin proyectar mi pensamiento, descubrí que esto realmente no me beneficiaba, porque los ángeles podían leer mi mente.

"Yo podía oír sonidos diferentes en aquel mundo, pero no oí con mis oídos. Oí con mi mente, pero aún así era capaz "de oír" aquellos sonidos. Cuando viajábamos, lo hacíamos sobre todo de la manera que llamo "la velocidad del pensamiento." Cuando viajábamos a "la velocidad del pensamiento", no había ninguna sensación de movimiento. El ángel decía donde íbamos y allí estábamos. Había otras veces en que no viajábamos de aquella manera, y entonces yo era muy consciente del movimiento al viajar. Una de aquellas veces, cuando yo estaba consciente del movimiento, fue cuando ellos me devolvieron al mundo físico y me permitieron que viera a los demonios trabajando por aquí. Nos movíamos por aquí de una manera parecida a flotar sobre una nube. De todos modos, yo tenía la sensación de movimiento.

"Cuando comenzamos el viaje del segundo cielo, los ángeles comenzaron mostrándome los tipos diferentes de demonios que hay. Cada demonio me fue enseñado en una forma que indicaba su campo de maestría, y pronto descubrí que no hay ninguna cosa tal como "un médico general" en todo el mundo de los demonios. Los demonios son todos expertos en sus respectivos campos. Cada uno tiene solamente un área de maestría que hace muy bien.

"En un momento dado durante este tour por el segundo cielo, miré a los demonios dentro de su propio grupo de relaciones, y experimenté un sentimiento horrible. Fue un sentimiento aplastante, opresivo, y mórbido. Este sentimiento me vino poco después de haber entrado en el segundo cielo y me pregunté lo que lo causaba. Fue en este mismo momento en el que aprendí que los ángeles podían leer mi mente, porque mi ángel de la guarda me dijo, "El sentimiento por el que usted se pregunta está causado por el hecho de que no hay ningún amor en este mundo. "¡El ángel me decía que en este segundo cielo no hay ni siquiera un poquito de amor! ¡Wow! ¿Se puede usted imaginar todos aquellos demonios que sirven a un maestro que ellos no aman, y a un maestro que gobierna sobre seres qué no ama? Peor que eso, sus compañeros trabajan juntos durante una eternidad y ni siquiera se aman el uno al otro.

"Comencé a reflexionar sobre lo que nuestro mundo físico, llamado el primer cielo, sería sin amor. Si Dios no hubiera introducido su amor aquí en nuestro mundo, entonces viviríamos en una atmósfera sin amor como en el segundo cielo. Es porque Dios nos da su amor, por lo que somos capaces de devolver ese amor y luego amarnos el uno al otro. ¿Puede usted imaginarse cómo sería su propia casa o su comunidad si estuviera totalmente desprovista de amor?

"Mis escoltas entonces me dijeron que querían que yo viera la actividad de los demonios en nuestro mundo físico. Fui entonces escoltado fuera del hospital directamente por la pared de ladrillo hacia las calles de aquella ciudad. Me quedé asombrado cuando miré toda la actividad de la gente en el mundo físico, realizando su vida cotidiana, y completamente inconscientes de que estaban siendo acechados por seres del mundo de los espíritus. Me quedé totalmente pasmado cuando vi aquello, y me horroricé cuando vi a los demonios de todas las clases y formas moviéndose a voluntad entre la gente.

"Cuando los ángeles decidieron que había visto bastante sobre los demonios haciendo su trabajo en este mundo físico, fui llevado de vuelta al segundo cielo simplemente pasando por la división, la pared dimensional. Una vez de vuelta dentro del segundo cielo, mi escolta me llevó en la dirección del tercer cielo y por fin me sentí feliz. Después de todo, aquí era donde yo había querido ir durante todo el tiempo. Incluso en esta etapa, mi vida física seguía siendo todavía mi primera preocupación.

"¡De repente vinimos el lugar más hermoso! Sé que ya he hecho una descripción de lo terrible que era el segundo cielo, así que usted puede imaginarse cuál fue mi sorpresa al encontrarme algo hermoso ahí. Dios no me permitió que yo retuviera en la memoria el por qué este lugar era tan hermoso. Recuerdo realmente que este era el lugar más hermoso que yo había visto nunca. Este lugar se parecía a un túnel, una carretera, un valle o alguna clase de autopista. Este sitio tenía su propia luz tremendamente brillante y estaba completamente rodeado de un escudo invisible. Yo sabía que el escudo invisible era la protección del Espíritu Santo.

"Caminando por este túnel, o a lo largo de aquella carretera, o valle, o lo que fuese, había lo que parecían ser seres humanos. Le pregunté a mi escolta quienes eran. Él me dijo, "Ellos son santos que van a casa." Estos eran los espíritus difuntos de Cristianos que habían muerto sobre la Tierra y se iban a casa. Cada uno de estos santos estaba acompañado por al menos un ángel de la guarda, y algunos tenían una cuadrilla entera de ángeles con ellos.

"Me pregunté por qué algunos santos iban acompañados por un sólo ángel y otros tenían muchos. Yo me dedicaba a mirar como los santos iban pasando por el camino que todos los santos deben tomar para irse a casa. Aquí estaba, este era el camino que conduce desde la Tierra hasta el tercer cielo.

"En vez de permitirme entrar, el ángel me colocó ante las puertas, ligeramente hacia un lado. Él me instruyó de que me quedase allí y mirase como a los santos se les permitía entrar en el cielo. Cuando les permitían a los santos entrar en el cielo, noté una cosa extraña. Les permitían entrar sólo uno por uno. No permitieron a nadie entrar de dos en dos por aquellas puertas al mismo tiempo. Me pregunté sobre este asunto, pero nunca me lo explicaron.

"Cuando los últimos del grupo de los cincuenta santos habían entrado en el tercer cielo, comencé a entrar, pero mi escolta me detuvo. Me dijo que si entraba, no podría salir y que tendría que quedarme allí hasta que el Padre me devolviera. Los ángeles me dijeron que todos los que entran en el tercer cielo deben permanecer allí hasta ser devueltos a este mundo físico por el mismo Cristo.

"Cuando el ángel me dijo que no podía entrar a menos que me quedase allí, protesté, "¡Pero si no puedo salir entonces mi cuerpo morirá! ¡Esto irá contra mi objetivo original!", fue mi enfática réplica. De cualquier forma, mi vida física, incluso hasta este mismo momento, era más importante que cualquier otra cosa. Mi escolta me dijo que me quedase de pie al lado de las puertas y presentase mi caso. Él me aseguró que Dios oiría y contestaría mi petición.

"Cuando estuve de pie ante las puertas, había un sentimiento de alegría, felicidad, y bienestar que irradiaba del cielo. Yo podía sentir la calidez que eso producía, y mientras estuve de pie allí para abogar mi caso, podía sentir el imponente poder de Dios.

"Con audacia, llegué ante el trono y comencé recordándole a Dios la gran vida de amor, adoración y sacrificio que yo había vivido para él. Le hablé de todos los trabajos que yo había hecho, recordándole que lo había aceptado cuando yo era bastante joven, y que lo había servido toda mi vida durante todos estos muchos años. Le recordé que yo estaba ahora metido en un problema y sólo Dios podría ayudarme concediéndome una extensión de mi vida física. Dios estuvo totalmente silencioso mientras hablé. Cuando hube completado mi petición, oí la voz verdadera, audible de Dios cuando Dios me contestó.

"El sonido de su voz bajó sobre mí desde encima de las puertas incluso antes de que sus palabras me golpeasen. El tono de su enfado me golpeó sobre la cara cuando Dios comenzó a decirme justamente qué tipo de vida yo había vivido realmente. Dios me dijo lo que Dios realmente pensaba de mí, y hasta de otros que hacían lo mismo que yo. Dios me indicó que mi fe estaba muerta, que mis trabajos no eran aceptables, y que yo había trabajado en vano. Dios me dijo que era una abominación que yo hubiera vivido tal vida y luego me atreviese a llamarla una vida de adoración.

¡"Yo no podía creer que Dios se dirigiera a mí de esta manera! ¡Yo lo había servido durante años! ¡Pensé que yo había vivido una vida que le complacía! Cuando Dios enumeraba mis injusticias, yo estaba seguro de que Dios me había confundido con alguna otra persona. No me quedó ninguna fuerza dentro de mí ni siquiera para moverme, y mucho menos para protestar, y me sentía lleno de pánico.

¡"No era posible que Dios pudiese estar hablando de mí! ¡Simplemente no podía creerme que lo que Dios decía se refiriese a mí! ¡Todos esos años yo pensaba que hacía aquellos trabajos para Dios! Ahora Dios me estaba diciendo que lo que hice, lo hice para mí. Incluso cuando prediqué y declaré acerca de la gracia salvadora de Jesucristo, yo hacía eso sólo para mí a fin de que mi consciencia pudiera estar tranquila. En esencia, mi primer amor y mis primeros trabajos eran para mí. Después de que MIS necesidades y gustos quedaban resueltos o satisfechos, a fin de calmar mi consciencia, yo me ponía a hacer el trabajo del Señor. Esto hacía que mis prioridades estuviesen desordenadas y fueran inaceptables. Realmente, yo me había convertido en mi propio falso Dios.

"Sólo ahora, cuando me encontraba aquí ante él siendo castigado, pude comprender con claridad cristalina aquellas dos partes de la escritura y entender su verdadero significado. Cuando Dios me dijo cuáles eran mis verdaderos motivos, pude ver claramente por primera vez como mis trabajos estaban muertos. Debido a que Dios estaba mostrando su ira hacia mí, yo no podía permanecer de pie ni podía hablar. No me quedó ninguna fuerza dentro de mí, pues no era nada más que un trapo mojado tirado allí retorciéndome en la agonía.

"Debe quedar claro que en ningún momento mientras Dios me castigaba, dijo Dios que yo no estuviera salvado, ni dijo Dios que mi nombre no estuviera en el libro de la vida del cordero. Dios nunca me mencionó la salvación en absoluto, sino que sólo habló sobre los trabajos producidos por mi vida. Dios me dijo que el tipo de vida que viví era una vida inaceptable para un Cristiano verdadero. Cuando Dios me habló de mis trabajos muertos, Dios indicó que hay algunas personas que no están salvadas, pero que piensan que lo están.

"Cuando Dios terminó conmigo, la entrevista se acabó tan de repente como cuando uno cierra un grifo. No me permitieron que esperase, o incluso que reflexionase sobre lo que Dios había dicho. Los ángeles inmediatamente me llevaron lejos como si yo fuese un trapo mojado al que no le queda ninguna fuerza en su interior. Totalmente aniquilado, no podía ni siquiera reunir mis pensamientos (o recopilar... “gather my thoughts” en el original).

"Los ángeles me llevaron de vuelta por el segundo cielo, por la pared dimensional, hasta el cuarto de hospital donde yacía mi cuerpo. No fue hasta que alcancé la cama sobre la que estaba mi cuerpo cuando recobré mi compostura. ¡Cuando recobré mi compostura, vehementemente protesté, "¡No! ¡No!" Les dije a los ángeles, "¡Dios no me contestó! ¡Dios no dijo sí o no a mi petición! ¡Por favor, oh por favor, llévenme de vuelta!", les supliqué a los ángeles.

"Después de mi regreso ante el tercer cielo, fui llevado al mismo lugar desde el que yo había abogado anteriormente mi caso. No tan valientemente esta vez, en absoluto, recordé como la ira de Dios me había hecho caer al suelo la última vez. Sin embargo, yo le había pedido a Dios un favor y Dios no me había contestado. Deseando su respuesta pasase lo que pasase, tímidamente comencé a abogar mi caso otra vez.

"Esta vez Dios no me derribó, sino que me dejó hablar. Dios no se dirigió a mí con enfado, sino que comenzó a contestarme en un tono de lástima (o compasión, o pena... “pity” en el original). Antes de que todo hubiese terminado, Dios hablaba con aflicción (o pesar... “sorrow” en el original).

"Empezando mi súplica citando la sagrada escritura a Dios, comencé diciéndole todo acerca de Hezediah (Nota aclaratoria: aunque en el relato original pone Hezediah, quizás sea una errata y se refiera a Ezequías...?). Le dije a Dios que yo entendía que Hezediah era el típico "buen muchacho", cuyas intenciones de su corazón eran puras, pero que parecía ser incapaz de reflejar esas intenciones en la vida diaria. Aquí estaba yo, un insignificante “don nada” y la criatura más pequeña de todo su universo, intercambiando palabras con este gran e imponente Dios que lo había creado todo.

"Le dije, "Padre, si Usted me concediese esta petición, le prometo que lo haré mejor la próxima vez."

"El Señor me contestó thusly, "Howard Pittman, usted me ha prometido anteriormente." Dios no tuvo que decir ninguna otra palabra. Allí estaban, todas las promesas que yo le había hecho a Dios santo durante toda mi vida pasada, ni una sola de ellas permanecía intacta (completa). De una manera u otra, yo había logrado romperlas todas. Sin nada más que decir, sin más palabras en mi vocabulario, sin ningún sitio a donde ir, me caí de rodillas ante él. Todo lo que podía decir era "Amén" a mi propia condena. Yo sabía que si en aquel momento Dios me desterraba al agujero del infierno, sería sólo para decir "amén" a mi propia condena.

"En aquel momento Dios no exigió justicia, sino que me mostró misericordia (“mercy” en el original). Las escamas se cayeron de mis ojos y mi alma se llenó repentinamente de luz. Aquel Dios poderoso, imponente, que todo lo consume, no era ahora evidente. Allí, sobre aquel trono, tratando conmigo, estaba mi VERDADERO Padre. Dios ya no era más un Dios distante, sino un Padre verdadero, genuino. El hecho de que es mi Padre verdadero y mi mejor amigo fue algo de lo que me di cuenta por primera vez en mi vida. La maravillosa relación de la que yo había disfrutado con mi padre físico y el maravilloso amor que compartimos el uno por el otro me volvió de repente a la memoria pero multiplicado por mil. Ahora yo estaba con mi verdadero Padre, el que me amó tanto que Dios dejó toda su creación para tratar conmigo, el hijo pródigo.

"Por primera vez en mi vida, vi con los ojos de mi mente quién es Dios en realidad. Por primera vez encontré a Dios como Dios realmente es, mi verdadero Padre, mi mejor amigo. A medida que la comprensión de quién es Dios inundaba mi alma, también sentí una gran y dolorosa aflicción. La tristeza me llegó cuando comprendí que por mi desobediencia había herido a mi Padre. El ser consciente de ello y el sentimiento de tristeza producían dolor real, que no era simplemente un sentimiento de culpa, sino dolor real similar al que uno experimentaría en la carne si sufriera algún daño físico. En este preciso momento Dios comenzó a tratar conmigo mostrando dolor (aflicción... “sorrow” en el original) y el tono de su voz ya no expresaba más un sentimiento de lástima (pena... “pity” en el original). En cambio, sonaba como dolor genuino. De repente me di cuenta de que Dios también estaba sintiendo dolor. A Dios le dolía porque a mí me dolía. Siendo un Dios justo y verdadero como Dios es, Dios tuvo que permitir que yo sufriera el dolor y Dios no podía quitármelo.

Aunque Dios tuviera que permitir que yo sufriera el dolor, Dios no me permitiría que yo lo sufriera solo. Dios, que es el más Alto, el más Supremo, el Creador de todo, el Padre de todo, no me dejaba sufrir solo.

"A estas alturas, de repente me di cuenta de que mi vida física no era tan importante después de todo. Lo que ahora realmente me preocupaba era lo que mi Padre quería. Su voluntad se convirtió de repente en la primera cosa en mi vida y mi vida física ya no era importante. Este fue el momento en el que Dios me devolvió mi vida física. Sólo cuando llego el momento en que mi vida no significaba nada para mí, fue cuando Dios me la devolvió. Ahora que el hijo pródigo había vuelto, el Padre podía hablar por fin. Dios podía decirme cuál era el motivo de mi viaje al cielo y que Dios tenía un mensaje que Dios quería que yo le dijese a la gente de la Tierra.

"Ahora repito para usted, punto por punto, el mensaje completo de cinco puntos que Dios me dio para entregárselo a este mundo hoy."

Punto número uno: "Para aquellos que se llaman a sí mismos Cristianos, esta es la Era de la Iglesia de Laodicea en la cual vivimos (Observación del traductor: ver Apocalipsis 3, 14-22). Una gran mayoría de los supuestamente Cristianos viven, de hecho, engañados (“deceived life” en el original). Ellos hablan de Jesús y juegan a la iglesia, pero no lo viven. Ellos declaran ser Cristianos y luego viven como el diablo. Ellos han comprado la gran mentira de Satán que les dice que lo están haciendo bien (“that they are alright” en el original). Él les dice que está bien ir a la iglesia el domingo y asistir a los servicios de mediados de semana, pero por lo que respecta al resto del tiempo, deben conseguir todo lo que puedan de la vida. Por lo que respecta a su vida cristiana, piensan que están cómodos y que no tienen necesidad de nada y, por consiguiente, ellos sólo son Cristianos tibios, si es que son Cristianos en absoluto."

Punto número dos: "Satán es un diablo personal."

Punto número tres: "al mundo entero, este es el segundo día de Noé. Como sucedía en los días de Noé, así será también en los días de la venida del hijo del hombre. La gente no se paró a pensar sobre lo que Noé decía, ni creyó que nada estuviese a punto de cambiar. La humanidad podía ver los nubarrones de tormenta sobre el horizonte, y sin embargo no creyó que la lluvia fuera inminente. Nótese el cercano paralelismo hoy día. La humanidad puede ver todos los signos de los últimos días, y sin embargo la humanidad no cree que nada vaya a cambiar. No cree en la inminente llegada de nuestro Señor y no se prepara para encontrar a Dios."

Punto número cuatro: "Para aquellos que dicen ser Cristianos, se supone que deben ser embajadores de Cristo aquí en la Tierra. Nadie puede tener ningún poder a la hora de dar testimonio verdadero a menos que viva su vida cristiana todo el tiempo, veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Para ser un cristiano verdadero hay que vivirlo, no solamente hablar de ello. Honrar a Dios con los labios y no con el corazón no es aceptable. Aquellos que aceptan la responsabilidad de dar clases, predicar, o cualquier otro papel de mando o liderazgo, tienen mucho de lo que dar cuenta en relación a este tema.

Punto número cinco: "Dios está ahora en el proceso de reclutar un ejército con el cual Dios sacudirá este viejo mundo una vez más. Por medio del trabajo de sus soldados, Dios producirá grandes milagros que sacudirán la jerarquía establecida de la, así llamada, religión organizada que está en este mundo hoy día. Estos soldados que Dios está ahora reclutando demostrarán el poder de Dios a un nivel mayor que como lo hicieron los discípulos en la edad de Pentecostés. Ahora el reclutamiento ha comenzado de veras, porque Dios está a punto de realizar grandes milagros por medio de su ejército, lo cual Dios mismo nos prometió en la Biblia que Dios lo haría. Juan el Bautista trajo a este mundo el espíritu de Elías (Elijah) y ni siquiera él mismo sabía que lo tenía. Juan lo negó, pero Jesús admitió que era así (Observación del traductor: ver San Mateo, 11, 13-15). El objetivo de aquel espíritu era hacer derechos los caminos de la venida del Señor."


Fin del relato de Howard Pittman



- Algunos comentarios de la Biblia relacionados con cosas que relata Howard Pittman (para más información, ver Antexo 6):

- [1Pedro, 5, 8-9]: "Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle, firmes en la fe, sabiendo que en todas partes del mundo sus hermanos de ustedes están sufriendo las mismas cosas. Pero después que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes, fuertes y seguros."

- [Santiago, 4-7]: “Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo y este huirá de ustedes”

- [2Corintios, 2, 11]: “(Perdona a los demás) Así Satanás no se aprovechará de nosotros, pues conocemos muy bien sus mañas.”

- [Efesios, 6, 10]: "Háganse fuertes en unión con el Señor, por medio de su fuerza poderosa. Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra gente de carne y hueso, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo oscuro. Por eso tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes. Así que manténganse firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud. Estén siempre listos para salir a anunciar el mensaje de la paz. Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno. Que la salvación sea el casco que proteja su cabeza, y que la palabra de Dios sea la espada que les da el Espíritu Santo. No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo de Dios..."