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Descripción de la experiencia:

La Muerte es tan sólo

una palabra de seis letras

Por DW

Dedicatoria

Este libro está dedicado a:

El Creador que nos trajo al mundo como hermanos.

Al hombre que me enseñó que el amor es real.

A nuestros hijos. A los que siempre amaré.

A mi Madre, quien andó el camino.

A mis hermanas con las que volveré a bailar.

Al hombre que me llevó de nuevo junto a la senda de Dios.

A toda mi amada familia y amigos,

Gracias especialmente a:

A mi gran amigo, Richard Wells, por su guía, apoyo y fe.

Sin la ayuda de todos vosotros este libro no se habría escrito. Mi amor por vosotros me proporciona el deseo de permanecer. Vuestro amor por mí me da fuerzas para perseverar hasta el final. Gracias a todos. Os amaré para siempre.

Os volveré a ver cuando todos lleguemos al otro lado!

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Lograr que el Dolor se Detenga.

En Diciembre de 1984 me suicidé.

Deseaba la paz que trae la muerte. La deseaba ahora.

Cómo cualquier otro, tracé mi propio camino en mi juventud. No intento culpar a mis padres o a mi familia por los problemas de mi vida. Sé quién fue el que tomó las decisiones. No fueron ellos. Digamos que, si tomas una noción que las personas tienen y se llama mal, yo lo hice. Y si me gustaba, simplemente lo repetía otra vez e incitaba a mis amigos conmigo.

Como una pequeña piedra que rueda hacia abajo, mis decisiones habían creado una avalancha de sucesos y situaciones fuera del alcance de mi habilidad para controlarlas. Yo no sabía que es lo que iba mal, pero sabía que mi vida no debía ser de esa manera.

Dejarme llevar por la inconsciencia era un deleite que me ayudaba a escapar de la vida. Tenía muchas impresiones de lo que era el suicidio, desde un pecado mortal, hasta una salida para los cobardes, pero todo eso no me importaba en absoluto. Yo estaba roto.

Estas palabras son tan burdas que son incapaces de evocar cuanto daño había en mi corazón. Mis elecciones me condujeron hacia este profundo deseo por morir. No podía ver en mi vida ninguna esperanza más allá de la miseria y de la inutilidad que siempre había discurrido por mi ser. Quería terminar con todo esto; terminar con la vida, terminar con el dolor, acabar con el daño - TERMINAR! Tenía veintinueve años y tan sólo deseaba la paz y haría cualquier cosa para conseguirla.

Sí amigos, desesperado, deprimido, desamparado; quisiera poder contaros lo inútil y sin sentido que parecía cualquier intento por sacarme de este estado. Me sentía traicionado y decepcionado por mi propio corazón. No podía volver a confiar en él otra vez. La sóla idea de sentir amor dentro de mi corazón, algo que tan sólo levantaba aridez dentro de mi, me provocaba un gesto de dolor. Parecía que caía una maldición sobre mí cuando elegía a las personas a quien amar. Esta fue una temporada en la que fallé a mucha gente. Llegué a desear que la vergüenza y el dolor pararan el sinsentido de mi vida.

Sólo veía dos elecciones a tomar: o estar solo para siempre o volver a ser traicionado. Perdí la esperanza de volver a disfrutar de la alegría de vivir y de ser feliz. Toda la experiencia vivida y las decisiones tomadas me habían hecho creer que tan sólo podía hacerme daño a mí mismo y a los demás.

Mi vida era una estela de vivencias rotas y de promesas incumplidas. Me hallaba en el abismo, el sufrimiento reinaba en mi corazón y en mi espíritu. Ninguna apertura o puerta apareció tras mi clausura en las profundidades.

Tan sólo quería que el dolor parase, dejar de sufrir. "Por favor, dejar que el dolor pare", musitaba hacia mis adentros tal y como pasaban los días a partir de ese día particular. Sin embargo, no ocurrió. Lloré todo el tiempo en que no me encontraba en la presencia de otras personas. Sufría todo el tiempo.

Vivía en soledad en un pequeño apartamento de Nebraska. Era cerca de fin de año. Un viernes por la noche recogí todas las cosas que necesitaba, escribí la habitual carta de despedida en la que les decía a todo el mundo que no eran culpables de mi suicidio y tome la mezcla que me mató.

Sabía que lo que tomaba me mataría. No fue un accidente. Quería aquello que entendía como el don de la muerte. Lo lleve a cabo.

Me anulé.

Me sentía mareado. Empezaron las alucinaciones. Aparecieron amigos intentando hablarme para que parase lo que estaba haciendo. Me senté en el sofá, encorvado sobre un brazo, sorprendido de hablar con amigos a los que no había visto en muchos años. Se sentaban en la silla que estaba al lado del sofá o andaban de arriba para abajo, frente a mí, al mismo tiempo que me hablaban. Eran tan reales como lo es cualquier persona o como lo es este libro. Yo resistía cada uno de sus intentos. Sabía que en realidad no estaban allí, sino que eran proyecciones de mi mente.

Les dije que lo que hice tenía que ver con el curso final de mi vida. No podía elegir un hombre decente y no quería vivir solo. Estaba fuera de aquí, muy agradecido por sus preocupaciones. Los amaba y los echaría de menos, pero no quería permanecer aquí. Había dos en particular que fueron persistentes conmigo. Eran mis mejores amigos. Hicieron turnos para darme razones para seguir aquí e influenciarme, pero yo resistí cada uno de sus intentos.

Entendí que tipo de alucinación era y cómo de viva podía parecer. Comprendía las diferencias que había entre la realidad y la realidad experimentada bajo la influencia de las drogas. Tomé suficientes drogas en mi juventud como para saber el efecto que tenían en mi cuerpo y en mi mente. Estaba drogado pero todavía podía diferenciar entre lo que era "real" y lo que era "no real". Sabía que simplemente era yo quien estaba hablando para mi mismo, utilizando a aquellos a quien yo sabía que me amaban para que me ayudasen. Se esforzaron mucho en su intento y yo me quedé con lo que estaba ocurriendo.

Me había incorporado y me puse a preparar mi última comida.

Paré de cocinar después de encender un pequeño fogón. Caí en la cuenta que era un truco para ralentizar el efecto de las drogas. Mi instinto de supervivencia lo usaba contra mi en un intento de mantenerme vivo. Sin embargo, yo no se lo permitiría.

Apagué el fuego, tire la sartén al fregadero y fui de vuelta para dejarme yacer en el sofá. Estuve allí recostado en un brazo como si fuera un muñeco roto. Me era imposible mover mi cuerpo para estirarlo hacia otra postura mejor o siquiera para mover uno de mis pies.

Los somníferos me bloquearon. Mi respiración se volvió más lenta, podía escuchar como el latido de mi corazón era más pesado, luego pasó a ser errático. No estaba preocupado por nadie que me pudiera buscar demasiado pronto. Vivía solo y era un viernes por la noche. Las alucinaciones pararon. No podía poner orden en mis pensamientos. Se activaban sin ningún propósito. Estaba demasiado relajado para preocuparme. Mis ojos se cerraron. No podía abrirlos. Dejé de intentarlo. Dejé de luchar. Dejé la vida.

Fallecí.

Muerte?

Dejadme que deje esto muy claro. Me maté. Fallecí.

Yo no fallecí "del todo". Yo no "sólo pensaba" que había muerto.

La parte de mí que moviliza mi cuerpo fue suprimida. No había ninguna energía que pusiera mi cuerpo en marcha. A esto le llamamos muerte.

Sabía que estaba muerto.

Había un sentimiento, un despertar de algo parecido a un diminuto "click", un tirón como el de un corcho, una liberación parecida a la fuerza despedida por un muelle, que se produjo en el momento en que yo “moría”. El cuerpo se separaba de mí o era yo quien lo dejaba ir.

Sabía que estaba "muerto". Si alguna vez se ha tenido la oportunidad de manejar un cuerpo muerto se sabe que es algo que uno no puede describir se ha marchado de él. Cuando has visto a alguien muerto te das cuenta de la diferencia que hay entre un cuerpo vivo y un cuerpo muerto. Yo pasé por estos dos estados.

Estaba muerto.

Esta es una sentencia hábil, pero me atengo a ella.

Sabía que había conseguido matarme. Me imagino que me dirán, "OK, y si tú estabas muerto cómo podías saber que estabas muerto?"

La respuesta es que he intentado compartir esta experiencia con cada persona a la que creo que puede ayudar. Para mí, es el momento en que comparto esta historia.

Yo no “morí”. Vosotros no “moriréis”.

Mi cuerpo estaba muerto. "Yo" estaba vivo. Lo sabía entonces y lo sé ahora, como una gran verdad.

Mi cuerpo dejó de funcionar. El ser que yo soy, no.

Yo vivía.

Vida?

Estaba tranquilo; silencio absoluto. No había ningún ruido en el apartamento, en el vecindario, en la carretera, ni siquiera había ruidos en mi cuerpo - nada!. Me gustaba eso, sentía tanta paz.

La oscuridad era absoluta a mi alrededor. En esta oscuridad todavía sentía más la plena paz del silencio. Me confundía el hecho de sentirme completo. Conocía el silencio, la oscuridad y el significado de estas palabras. Sabía que estas palabras significaban algo. Sabía que estaba pensando en ellas.

También sabía que "yo" me estaba "moviendo" a través de esta pacifica oscuridad. No tenía la sensación del aire sobre mi piel, no tenía ninguna referencia, no sentía ningún sonido causado por el movimiento, pero sentía que me movía hacia alguna parte.

Continué de esta forma por lo que pareció un corto periodo de tiempo dentro de un tiempo disponible que parecía prolongado. Tuve un millón de pensamientos mientras me movía. Disponer de ese tiempo para recrear tantos pensamientos me hacía creer que en realidad transcurrió un tiempo mayor.

El haber tenido pensamientos me confundió. Intentaba comprender que era lo que me estaba pasando. "Yo" todavía era "yo". Yo estaba, aparentemente, vivo. No me podía ver a mí mismo. No pude levantar mi mano para ver si la veía, sin embargo yo era algo - Yo todavía me sentía a "mi mismo".

Todavía pensaba y sentía - pero no dentro de un cuerpo. Me desplazaba sin piernas. No pude ver ninguna parte de mi cuerpo, por lo que supuse que no tenía piernas, manos, brazos, pies o cualquier cosa que uno pueda habitualmente mirar para ver que está ahí. Me sentí sorprendido y fascinado. También sabía el significado de estos pensamientos.

Floté "más alto" o más allá. Me falta una palabra más adecuada para la sensación o la dirección. Todavía sabía que me movía hacía alguna parte. No existen palabras para describir esto. Me movía hacia algún lugar desde donde me encontraba. Estaba catapultado hacía alguna parte, no iba por mi mismo. No era mi propia energía la que me ponía en movimiento.

Ya no estaba dentro de mi cuerpo. Sabía que estaba en este planeta. Sabía que "yo" no estaba muerto, no en la forma definida por esta palabra. Yo no estaba no-vivo, no estaba adormecido. Estaba "muerto", no tenía un cuerpo que yo pudiera ver, pero sabía que estaba vivo. No sabía el porqué o el cómo. No podía comprenderlo.

Me sentía vivo, sin embargo sabía que estaba muerto en nuestra manera de entender la muerte. Probablemente no puedo explicarlo de una forma mejor que ésta. El descubrir que no estaba muerto, cuando me acababa de matar, me dejó confuso y sorprendido.

Un pensamiento vino a mí. Por un momento estuve muy triste por la idea de que mi hijo y mi madre se sintieran apenados por mi muerte. Lamentaba el dolor que mi muerte pudiera causar a mi familia.

Entonces algo cambió en mí. La tristeza se disipó y pasé a sentir una profunda paz y alegría. Era como si abandonara todas las preocupaciones y cuidados, que son una parte de nosotros, a través de nuestro cuerpo.

Todo esto se marchó de mi.

Esto supuso la sanación de mi corazón y una supresión del dolor y de la pena tan completa que me sentí como si se me hubiera extraído una roca de dentro.

Había terminado con todas las responsabilidades que creamos aquí para vivir. Ya no tenía miedos, vergüenza, dolor, aflicción, nada pendiente por hacer. Me había liberado. No tenía que hacerme cargo de las facturas a pagar o tener que ir a trabajar, nunca jamás.

Todo el daño que había sufrido en mi vida, desapareció. Ahora no tenía ninguna responsabilidad hacia los demás. Todavía los amaba y me preocupaba por ellos. Siempre los amaré. Ya no me causaba tristeza o vergüenza ningún daño que pudiera hacerles. Todo esto desapareció y me sentía lleno por la tranquilidad de saber que ellos tendrían asistencia y cuidados.

Este conocimiento me llenaba de alegría. Era una alegría real. Podía haber bailado, cantado. Ya no tenía NINGÚN daño emocional, ningún daño físico. Todo aquello que había visto como un terrible dolor, vergüenza, pena y falta de amor en este planeta ya no estaba dañándome más. Ya no me afectarían nunca más. Tan solo sentía la ALEGRÍA de Ia liberación del sufrimiento, de la vergüenza, del sentimiento de que nunca me podría ocupar de aquellos que amaba. Todo esto había desaparecido de mí.

Ya no importaba qué cantidad del sufrimiento de mi vida era de mi creación y qué cantidad fue creado por otros. Ninguno de los pensamientos de mi vida que yo creía que eran malos me afectaba. Ya no podía sentir dolor en ninguna parte de mí. Intenté recordar aquellos hechos que me hicieron elegir la muerte, pero no pude sentir el dolor que me causaron. Era como soltar un gran peso tras mucho tiempo de sostenerlo, estaba liberado del dolor de cualquier cosa que me hubiera dañado alguna vez. Si hubiera tenido alguna forma de hacerlo habría gritado con una enorme alegría. Era totalmente Libre!

Aunque sabía que todo esto había sucedido, estaba en mi memoria, no podía sentir ningún daño o vergüenza en mi mismo. Fue una liberación tal! Que me sentía lleno de alegría. No puedo describir con palabras cuán maravillosos eran estos sentimientos para mí. Tan sólo puedo intentar repetirlo para mí mismo.

Éxtasis, es una pequeña palabra. Pienso que es algo que sentimos aquí como una sombra de lo que en realidad significa. Cualquiera que haya sufrido y haya tomado una medicina que termine con el sufrimiento sabe que significa la liberación que es sentir “ausencia de dolor”. Algo que aquí para muchos no es ni siquiera una realidad que se pueda perder, tan sólo la ausencia de dolor, es un tesoro para quien sufre.

Al principio yo me encontraba en una profunda depresión y ahora estaba liberado, éxtasis era la única palabra que incitaba en mí el sentimiento de que el sufrimiento no sólo había parado, sino que había sido totalmente suprimido. El sufrimiento había desaparecido, no quedaba ningún rastro en mi corazón, en mi cuerpo. Nadie me podía volver a dañar, ni siquiera yo mismo! No podía dañar a nadie otra vez, nunca! Me encontraba tan bien que no haría sufrir nunca más. Me sentía en paz conmigo mismo. Por fin, conocía el significado de la paz en mi corazón. Creo que ha sido el primer toque de Amor y Gracia que me ha alcanzado en mi vida.

Llegada

Al tiempo que todos estos sentimientos fluían a través de mi, vi en mi margen derecho un resplandor dorado, una luz en la oscuridad, como si fueran las luces de una ciudad en la noche. Iluminó mi camino. Brillaba con intensidad, justo allí para mí.

He dicho “vi”, sin embargo no tenía ojos. Es otra confusión con las palabras y conceptos que no puedo explicar bien aquí. No obstante, podía ver aquella luz dorada. Era como una vela detrás de una cortina de gasa. Atenuada, pero que contrastaba con la oscuridad, mostrado una viva brillantez.

Me giré para encararla, pero yo no tenía rostro. Carecía de un cuerpo con el que dar la vuelta. Sin embargo, hice lo que sentía como si me volviera para encarar a aquello.

Miré hacia allí, deseando estar allí y no estar solo en la negrura. Me desplazaron. No tuve la impresión de moverme hacia allí, de una forma repentina, simplemente estaba allí. Como si hubiera sido tele-transportado por la nave estelar de Star Trek, ahora estas aquí y luego estas allí. Yo llegué.

Aquel efecto atenuador de la cortina desapareció. La luz era ahora intensa y centelleante. Tuve la impresión de pertener a aquello. Me hallaba en el lugar correcto. Fuera lo que fuera ese lugar, era el sitio donde se suponía que debía estar. No había miedo, tan sólo curiosidad y anhelo.

Frente a mí apareció una apertura dentro de la luz dorada. Apareció en la forma de un muro bajo, que corría delante de mí. Parecía estar hecho de roca resplandeciente. Como un muro de piedra con una pequeña apertura en forma de puerta. Parecía un muro delimitador, no uno defensivo. Demasiado bajo para servir de protección, simplemente era una barrera que marcaba los límites de lo que fuera aquel lugar.

Noté otro balón de luz más pequeño cerca de mí, a mi izquierda, en el mismo lado de la barrera donde me hallaba. Estuvo parado, entre la oscuridad, donde estuve, y la posición en que me encontraba ahora. No sabía que era aquello. La sensación más cercana que tuve era la de un ser protector. Este ser que permanecía detrás de mí, lo sentía como si lo tuviera a mi espalda, como si todavía tuviera una espalda. Nunca lo vi bien. No era mucho mayor que yo, pero sentía que era mayor que yo y más fuerte.

Más allá de la apertura, por encima de la parte superior de la barrera, podía ver un ser inmenso, dorado y en forma de globo resplandeciente, que parecía ser el “camino a seguir”. No creo que hubiera mucha distancia, pero no tenia forma de medirlo. Simplemente estaba “allí” y me encontraba “allí”. Era todo dorado y blanco. Parecía enorme y lejano.

Había más globos resplandecientes, algunos pequeños, que proporcionaban su luz desde la distancia. Habían algunos en la parte trasera de la base de uno mayor, formando una agrupación. Estaban justo enfrente de éste, pero no formaban parte de él.

Vi algunas más “formas de globos dorados” más allá de mi izquierda. Era cómo si una línea de ellas se acercara a la esfera mayor. Aparecieron con distintos tamaños, aunque este efecto se podría atribuir a la distancia. Sin embargo, no había una forma clara de saber esto con precisión. No tenía idea de mi propio tamaño salvo por la relación con los otros seres que parecían ser más grandes o pequeños de lo que yo parecía. Todas estas palabras son comparativas, no absolutas. No tenía ninguna forma de formar un juicio.

Tenía la impresión de permanecer por aquel lugar, llamé a la puerta por un breve instante, observando y procesándolo todo. Repentinamente cambié de posición. De nuevo, no percibí movimiento en el cambio, tan sólo que el poder que me había movido no era el mío. Fui desde donde me encontraba hacia otra posición sin mi propia voluntad. Algo a mi lado me desplazaba. No puedo imaginarme otra forma mejor de decirlo.

Imagina que tomas una oruga y la visualizas en tu mano, enfrente de tu rostro. Ahora sé esta oruga. Creo que era algo parecido.

El encuentro

Ya no me encontraba cerca de la barrera. No la podía ver por ninguna parte. Tenía la impresión de que la barrera estaba por mi derecha y perdida en la distancia. Ahora todo lo que podía ver era una enorme y brillante luz, directamente frente a mí. La miré directamente, con curiosidad.

Estaba justo enfrente de un centro muerto (perdón, por este juego de palabras accidental) del mayor globo de luz resplandeciente que había visto. Lo que aprendí a continuación me sorprendió. Descubrí que aquel globo de luz tan resplandeciente estaba vivo. Era un “ser”. Era un ser viviente, consciente, amoroso.

Éramos lo mismo!. Ambos éramos seres vivos. Era enorme, amoroso y poderoso, fuerte y amable, todo ello al mismo tiempo. Me sentí pequeño y confundido, pero sabía que estaba vivo. Sabía que no estaba muerto, no había muerte y no parecía “humano”. Parecía humano para mí.

Era consciente de que este ser de luz era consciente de sí mismo, de que era un ser vivo y de que vivía. Fue extraño mirar a algo a lo que pensaba que era tan diferente de mí y percatarme de que no había diferencia. Fue como un sorprendente descubrimiento, era como “hey, es otra alma!”. De esta alma poco era “humano” y había estado viviendo en la tierra, no obstante reconocí que era otro ser, consciente de sí.

Cuando te encuentras con un humano tú sabes que es otro ser humano, independientemente de lo que el cuerpo parezca. Un gato o un perro están vivos, pero no son humanos. También, una flor o un pedazo de hierba están vivos, sin embargo no los vemos como humanos, más bien, los vemos como otra forma de vida. Algunos animales son más ambiguos y nos parecen “casi humanos”, aún así, sabemos que son animales.

De este ser tenía la impresión de que era “humano”, o “parecido a mí”, pero mucho más poderoso de lo que pudiera describir. Estaba fascinado por ello. Éramos parecidos y estábamos vivos, pero yo estaba sorprendido por todo aquello. Este ser era muchísimo más que yo en cualquiera de los aspectos que me constituían, me sentía pequeño comparado con él. Me sentía menor en tamaño físico y sentía falta de control sobre mi mismo y menos poderoso.

La esencia de todo ello, del “ser” o, más bien, de la “ausencia de egoísmo” es muy difícil de explicar. Sentí el poder que este Ser parecía crear y que enviaba fuera de sí. Era como estar en el centro del sol, pero rodeado por la calidez del AMOR en lugar de luz solar. No se puede comparar con nada, ni con nadie que haya visto o me haya encontrado, pero sabía que era sólo amor. No había otra palabra más cercana a lo que experimentaba. Amor puro es lo que provenía de aquel ser.

La potencia del amor creado y radiado por aquel ser era una fuerza, tal y como la electricidad es una fuerza. La podía sentir radiando y alcanzando todo a su alrededor. Intento describirlo, pero no encuentro experiencias de mi vida con que compararlo de forma que pueda capturar la esencia de lo que se radiaba y de lo que yo sentía. No era nada igual a cualquier cosa de este mundo.

Este ser esta formado por amor; creaba amor, emitía amor, dirigía amor. Vivía en el amor. Era amor; el amor poderoso. No hubo nada en toda esta experiencia con este Ser Divino y Amoroso que no fuera totalmente “bueno” y procedente del “amor”.

Tengo que utilizar las palabras que conozco aquí, que tienen un significado muy alejado de lo que quiero expresar. No había nada negativo en todo aquel ser, o en mi ser, o en cualquier otra parte alrededor de mi.

No había “maldad”, incluso las ideas no podían mostrar nada opuesto al amor que sentía. No podía expresarse. Eso allí no era posible. Maldad, negatividad, perversidad, nada de esto existía allí. Todo lo que podía pensar era “Sólo hay Amor, Es sólo bondad”.

Este otro ser era mucho mayor y más poderoso de lo que yo era. No sentía miedo. Tan sólo había una aceptación de lo acertado que era el momento; sabía que estaba a salvo y que era amado. Yo sólo sentía más curiosidad. Quería comprender que era lo que me estaba sucediendo. Sabía que este “otro ser” era el que me sostenía.

De la misma forma que reúnes información sobre una persona cuando quedas con ella por primera vez, y observas cómo es, cómo habla, te haces una idea de él y al final nos encontramos. La frase, “Permanecimos mirándonos el uno al otro” es correcta, pero da lugar a una interpretación incorrecta.

Ninguno de nosotros tenía una pierna donde sostenerse, un lugar donde poner un pie, o ojos para mirar como si supiéramos que los demás están ahí. Tengo que usar las palabras que mejor se ajustan a ello. No es nada fácil.

Era como formarse una primera impresión en tu mente que inundaba mis sentidos de tal manera que luchaba por comprender la totalidad de esta otra entidad. Era demasiado grande para mí para captarlo, a pesar de que lo intentaba.

Comunión

Sabía que este otro ser me sostenía allá donde me hallaba. Era él el que me había traído cerca. Ahora entendía que me conocía. Me conocía en todo lo que yo era, en toda mi vida, en toda mi verdad. No podía esconderle nada de mí. No tenía ningún deseo de esconder nada. No tuve miedo o vergüenza de que lo “viera” todo sobre mí. Entonces me vino la primera pista de plena compresión acerca del significado de la palabra “gracia”.

Este ser lo sabía todo acerca de lo que yo había sido y me amaba. No tan sólo me amaba, sino que cualquier cosa que definía a mí ser, de forma única respecto a otros pedazos de la creación, era maravilloso para él. Amaba la forma en que yo había sido hecho, amaba el hecho de que nos encontráramos, me amaba con todo el amor que disponía. Su amor me sobrepasaba. Sabía que yo era precioso para él, como un tesoro. Yo era perfecto tal y como se suponía que debía ser y me amaba simplemente de esta forma.

Si yo fuera un diamante, yo era perfecto, perfectamente tallado, más allá de la belleza. No podía ser amado mucho más por parte de este ser. Nada en mí necesitaba ser cambiado para que este ser me amara. Yo era perfecto – a la vista de él – tal y como yo era. Sentí un pensamiento en mi interior, “Tal como yo te hice, lo hice perfectamente!”. Me amaba con alegría, tal y como era, completo.

Este ser me amaba tan profundamente que nunca me podría haber hecho daño. Sólo quería que mi ser alcanzara la totalidad para lo que yo había sido creado. Yo no tenía que cambiar. Este era mi auténtico ser que era perfecto. No tenía que ser nada, simplemente yo. La verdad yace ahí. El amor incondicional tan sólo ve la belleza de la verdad del amor dentro de cada espíritu vivo.

Empezamos a comunicarnos cuando entendí que me estaba “hablando”. Entonces supe que podía “oír” lo que yo quería compartir con él. No fue con palabras habladas, sino que más bien con pensamientos completos, sin posibilidad alguna de malentendido. Fue una comunicación verdadera, de perfecta comprensión entre dos espíritus.

Yo podía “preguntar” y, luego, “sabría” la respuesta que daba el ser amoroso, resplandeciente y dorado. No tenía labios para hablar, ni oídos para escuchar, no obstante oía y hablaba con alguien. Y lo hice. Me entusiasmé con esa comunicación, completa y pura. No había posibilidad de malentendido. No había palabras que pudieran confundir la cuestión, tan solo la verdad del aprendizaje y del conocimiento del otro entre nosotros.

Esta era la forma en que se suponía que nosotros nos comunicábamos y nos comprendíamos. Esto era como una conversación de “corazón a corazón” llevada hasta el nivel más elevado. Como contraste, las palabras son tan pesadas y torpes en comparación con esa forma que simplemente “muestra” lo que tu sientes o lo que tu estas pensando. En cada una de las frases que he escrito aquí siento que tiene el peso de la torpeza de comunicarme con palabras.

Me acuerdo poco de todo lo que ocurrió entre nosotros. “Hablamos” durante un tiempo, con una gran alegría de estar juntos. Yo era pequeño y preguntaba cuestiones. Me “respondía”, me daba lo que yo sentía que necesitaba saber tan rápido como yo podía concebir la cuestión en mi mente. No tuve que preguntar otro tipo de cosas, puesto que se me mostraban de manera directa.

“Sabía” (se me contaba?) que este ser me amaba tal y cómo yo era. No tuve que cambiar nada para ser perfecto. Yo era perfecto para él. Sabía que él sentía auténtica alegría estando conmigo. Sentía cómo estaba lleno de alegría porque yo estaba allí. Fue mucho más que amable al verme, me amaba. Pensaba que simplemente era perfecto y estaba encantado de que estuviéramos juntos. Repito esto porque me sorprendía.

Esta entidad inmensa y poderosa me hizo sentir cómo estar conmigo le daba sentido a su existencia. Me proporcionaba alegría con simplemente estar allí. Cómo podía alguien, o algo, que nunca he conocido, ser tan encantador conmigo? Cómo podía ser tan amable conmigo que parecía que brillara con más intensidad cuando me uní a él?.

Era tan amado!. Era amado de forma completa tal y cómo yo era, cómo todo lo que yo era. Pequeño, confuso, muerto por mi propia mano, querido y amado. Yo era precioso para él. Respondí a ello con mis propios pensamientos de alegría y en paz. Se me dio amor y aceptación total. Intenté responder con amor con la fuerza de mi pequeño ser.

A aquel ser que conocí, lo amé y le estaba agradecido por el amor recibido. Entonces, me amó todavía más. Y yo le amé aún más. Un ciclo de amor puro entre nosotros que crecía. Fue como la unión más maravillosa y perfecta de los corazones entre dos seres que se pueda imaginar. Yo lo llamo comunión perfecta.

La Visión

Hubo una pausa en la conversación. Estábamos intercambiando ideas cuando se produjo un cambio en la forma en qué nos comunicábamos.

Estuve viendo a este otro ser como una gran bola de luz blanca con un centro resplandeciendo en color dorado. Fue todo lo que pude ver. Ocupaba todo mi campo visual. Mientras reinaba el silencio entre nosotros se produjo un cambio de mi perspectiva. Lo que estaba mirando cambió, sin embargo no sentí que me moviera.

Ahora veía una gran luz ovalada formada por un patrón de bloques delgados en fila y que parecía que se moviera en el sentido de su longitud. Una luz dorada resplandeciente vino a mí como un sol radiante y el amor que podía sentir era parecido al que emitía el ser que conocía. Este ser era más pequeño. Le pregunté al ser sobre qué era aquello, puesto que era tan bello y tan lleno de amor. Entonces me respondió. “Eso eres tú”.

De alguna manera me estaba viendo a mi mismo desde su propio punto de vista. Me veía como un bello, perfecto, luminoso, ser viviente, lleno de paz y de amor, lleno de energía. Me vi a mi mismo, pero en la forma en que lo hizo, me vi como un ser de luz dorada y de amor.

No podía hacer nada que me hiciera mejor. Era perfecto simplemente tal y como era. Tenía tanto amor y era tan bello, visto desde sus “ojos”. Nuestro ser esta hecho de amor y el amor que somos radia luz como si fuéramos un sol. Yo!, yo era maravilloso!, no se limitó a decírmelo, sino que me lo mostró. Yo me veía. Yo me amé por primera vez, que yo pueda recordar. Podía haber llorado con la alegría de ver que yo era amoroso, tal como era.

Vi la verdad de lo que yo era en esta visión. Me llenaba de alegría el conocimiento de que era un ser amoroso y de que amaba al ser que me mostró el amor que había dentro de mi ser. Me enseño que, sí, que éramos parecidos, que ambos estábamos vivos, que ambos éramos Amor.

Conocí todo sobre mí en la forma que este ser me conocía y vi que cada experiencia y cada persona aquí era todavía parte de mí. Cada parte de mi vida era necesaria para hacer completamente lo que yo era; Perfecto a su mirada. Podría parecer ser perfecto todavía hoy, si hubiera permanecido allí, a pesar de que haya cambiado con los años.

Este es el significado de la gracia del Amor. Eres amado tal y como eres; no como deseas ser, no como deberías o podrías haber sido, no como cualquiera que te diga como debes ser, tan sólo por lo que ahora eres. Te puede mostrar la forma en que te ve. Es una forma difícil de ver aquí, sólo con tus propios ojos.

Es la forma ver de este Ser Amoroso la que te hace cambiar la verdad de lo que eres. Sólo puedes ver la divinidad amorosa en ti, tal y como fuiste creado. No existe la vergüenza o la culpa, porque nunca más vas a tener una razón para sentirlas. Tu vida y tu espíritu vuelven a ser aquello que habrían sido si tú hubieras hecho todo de manera correcta. Nunca más habrá nada sobre lo que lamentarse o preocuparse. La gracia lo cambia todo.

Estaba en paz conmigo mismo. Nada me dañaba. Sólo podía ver mi vida y mi ser a través del Amor de ese Ser. No había nada negativo en mi ser, o procedente de esa entidad, respecto a nada que hubiera hecho, incluyendo el hecho de que matara. Había sido transformado por el poder del Amor Verdadero por medio de lo que había visto. Esa Gracia Amorosa, total aceptación, amor completo y verdad que hizo nacer la alegría en mí. También vi que este amor estaba dentro de mí, no procedía del Ser, era parte de mi mismo. Estaba lleno de amor y de paz. Sentía la alegría de esta verdad. No tengo las palabras precisas para ello.

Sabía que era bueno. Vi que era bueno. No era simplemente un “okey”. Era perfecto y amoroso y era bueno. Esto lo sabía por mi mismo, emergía de mi propio juicio.

El verme de nuevo a mi mismo como bueno, tal y como me veía cuando era un niño – oh, Dios, cómo deseaba mantener este sentimiento conmigo, aquí, ahora. Cómo deseo poder entregaros este sentimiento. Tan sólo el Amor Divino puede concederte semejante gracia. Cada uno de nosotros sólo puede encontrarla para si por medio de este Amor Divino.

El Descubrimiento

Entonces me hallaba mirándolo de nuevo otra vez, iluminándome. Hubo otra sensación de cambio. Me sentí como si hubiera sido desplazado y estuviera más cerca de este ser. Había elegido contar a la gente la forma en que esto ocurrió, pero las palabras que surgieron las encontré inadecuadas. A pesar de ello, todavía lo intento.

Imaginad un globo enorme, redondo y en forma de flor de zinnia. El centro del globo es de un dorado intenso, formado por una multitud de finos pétalos. Un pequeño círculo dorado de pétalos apareció desde el centro del Ser. Había cuatro pétalos en este primer círculo. Cada pétalo se movía como una llama dorada que emergía desde su mismo centro.

Cada pétalo parecía mantenerse con la misma forma, sin embargo cada una de las filas de pétalos se multiplicaba mágicamente para aumentar el círculo, pues era una parte del globo que lo cubría formando anillos.

Estos pétalos no emanaban del ser, sino que se formaban, se creaban a partir del poder del amor que residía en el Ser. Creación que el amor hacia real, manifiesta. Creo que cada ser viviente ha sido creado por el poder del Divino Amor.

El color de las filas de pétalos, o llamas, se intensificaba a medida que alcanzaba el borde visible del “cuerpo” de este Ser. Cada pétalo cambiaba desde un dorado intenso en el centro hasta un blanco centelleante. El ser radiaba un aura alrededor de si mismo con un color tan puro que no puedo describirlo.

El ser nunca paró de crear nuevos círculos de pétalos flameantes. El resplandor que veía a su alrededor lo sentía como una radiación de amor dirigida hacia mí. El amor me tocaba como la luz del sol en un día caluroso toca tu piel.

Todo este ser nunca se movió a pesar de que su superficie aparente estaba en constante movimiento. Esta es la forma más cercana que tengo de describir su apariencia física.

En un momento pude ver un fino círculo de cuatro pétalos llameando desde el centro. Este era un detalle íntimo de si mismo que quiso compartir conmigo, una visión muy cercana. Yo creí que no sólo me amaba, sino que quería que lo conociera tal y como él me conocía.

Este fue el mayor regalo que me dio. Me amaba tanto que quería que lo conociera mejor - pequeño ser “que me mate a mi mismo” y que lo amara también. Quería que le diera mi amor libremente, sabiéndolo todo de él. Quería ser amado en la misma forma que este ser me amaba, sabiéndolo todo de mi y eligiendo libremente amar, sin límites.

Cuando tenemos un nuevo amigo le escuchamos para que nos cuente acerca de su vida. Nos conocemos más con el tiempo que pasamos juntos. Debido a que amamos queremos compartirlo todo acerca de nosotros y queremos saberlo todo acerca de ellos. Me “mostró” esto, o me lo contó él mismo.

Había más que una simple búsqueda, había un aprendizaje en aquel ser, del cuál tengo un vago recuerdo, pero que sé qué es real. Lo sé como que conozco a mi madre y a mis hermanas. Me lo enseñó y me conocía. Ahora me dejaba ver lo singular que es.

No quería amarme como si fuera una mascota, o como una posesión, me quería amar CONMIGO, como un amigo. Me QUERÍA conocer y amar precisamente en la forma que yo era, con amor incondicional. Ser amado y amar era una necesidad para el regocijo de este ser, tal y como el ser amado y amar lo es para mí.

Tan sinsentido que me veía a mí mismo, que me había suicidado, todo lo que había hecho mal en mi vida, y a pesar de todo, aquel ser no se contentaba con amarme, sino que quería SER amado por mí. Me habló y mostró la verdad acerca de ello, lo sentía. Quería mi amor. Era un amigo personal y querido. Para amar de esa forma yo primero tenía que saberlo, todo acerca de ello. Esto es lo que me mostró. Era su verdadero ser.

Lo quería, pero antes tuve que amarme a mí mismo y amar para amarme. Desearía poder explicar lo precioso que esto era para mí; ser querido cuando yo mismo nunca me había querido. Me había suicidado. No quería que recibiera amor, sino que quería de mí que le amara. Esto me fue mostrado de una manera más profunda de lo que yo podía entender.

Este ser ya me CONOCIA antes de que llegara aquí. Eligió amarme y quería que lo amara, CONOCIENDOLO todo sobre esto. No se me pidió que amara ciegamente. Se me mostró al ser que quería que lo amara. Quería que lo amara por mi mismo como alguien al que ya amo. Me había amado antes de que fuera yo humano, me amó antes de que naciera, me ama cuando he regresado de vuelta a él, pero sobre todo, ama lo que yo también amo.

Era una gran alegría que llenaba lo que yo amaba. Me encontraba en un estado de bendición gracias al amor que compartíamos. Este era mi nuevo amigo, el Ser Divino lleno de Amor. Nuestra comprensión mutua en un amor completo era, y sólo podía ser, Divina.

Estaba en mi HOGAR. Esto era lo que sentía, la mayor de las bienvenidas. Era donde debía estar. Aquí encajaba perfectamente. Estaba tan contento de encontrarme aquí, siendo amado por este ser. “Era donde se suponía que debía estar”, esta es la manera más cercana que se me ocurre de expresarlo. Este era el lugar perfecto donde podía existir, junto a este ser.

La Partida

Amaba a este Ser de Amor Divino y era amado por él. No hay otra forma de expresar lo que estábamos haciendo. Mientras tanto, todo era un intercambio de pensamientos que era acumulativo. Que fue mejorando y siendo más íntimo a medida que nos conocíamos. Nuestros destellos de luz se reflejaban el uno en el otro.

Entonces vino un soplo que yo no sabía que estaba viniendo. Mi querido amigo tenía una cosa más que decirme.

Tenía que regresar, este no era mi momento.

No tenía elección en esto. No era una decisión que pudiera tomar. Era el poder de este ser el que me enviaba de regreso. Este ser tenía el poder de llevarme de regreso a la vida. Cualquier cosa que fuera, era una necesidad que estaba por encima de mi necesidad de evadirme de mi miseria temporal. Tenía que creer en ello. No había otra cosa entre nosotros salvo la verdad.

Estaba sólo hecho de amor. Este ser tan sólo podía hacer aquello que era más apropiado para mí, con todo su amor. Dañarme habría supuesto un daño para él mismo en una forma literal que no puedo explicar bien.

Tenía que marcharme, tenía que vivir. Me había tocado el corazón con su amor y verdad. Me vino “Te estoy mandando allí ahora”. No había razón para darle una respuesta. Era lo que era. La manera en que se hace. No tenía opción.

Me sentía satisfecho por la idea de que había visto a este Ser Divino de Amor y al lugar al que vamos cuando nuestro cuerpo muere. Sabía que era amado y que amaba y que nosotros no morimos. Con esta experiencia me habían dado un regalo. Pero no podía quedarme aquí. No tenía elección. Mi nuevo amigo, debido a su amor, eligió por mí.

Un hubo sensación de movimiento. No hubo un concepto como “adiós”. Sentí una ruptura en la relación directa que teníamos. Es difícil de describir. Estábamos unidos en cualquiera de las formas que uno pueda imaginar, hablar, amar, aprender… En ese momento, nuevamente estaba solo.

Estaba de vuelta detrás de la barrera y de la pequeña luz que había habido cuando llegué. Todavía estaba mirando hacia el Ser Divino. Entonces, me había marchado.

Al contrario del tiempo que tardé en llegar a este lugar atravesando la oscuridad, esta vez no vi nada. Sencillamente era – Huuff! – estaba de vuelta. Sentí esto rápidamente. Estaba tosiendo y de vuelta en mi cuerpo. Mi cuerpo ya no estaba muerto.

De nuevo, vivo.

Vivo Otra Vez

Me levante llorando y carraspeando luchando por respirar. Me dolía respirar. Las lágrimas cayeron de mi cara a mi pecho. Comencé a sollozar desesperadamente, envuelto de nuevo en un gran dolor. Todavía no podía hacerme una idea de lo que estaba ocurriendo. No estaba muerto, lo sabía muy bien. Abrí los ojos. Miré hacia arriba y vi a un amigo allí, sonriéndome.

Esto me confundió profundamente. Sabía que este amigo no estaba en el mismo estado conmigo. Sabía que en verdad no podía ser él. Quién quiera que fuera, me levantó del sofá. Mis piernas no me podían soportar. Me rodeó con su brazo para sostenerme. Me llevó al baño. Colapsé cerca del asiento. Me agarró para que me sostuviera por mí mismo. Eso era todo lo que podía hacer. Todavía lloraba de manera desconsolada.

Escuchaba un sonido de agua fluyendo. Me trajo un vaso. Simplemente me miró, me sonrió amablemente y yo sabía que debía bebérmelo. Tuvo que sostenerme el vaso. No podía levantarme. Me habría deslizado hacia el suelo. Unos segundos más tarde comencé a vomitar. Me levantó el pelo, apartándolo del vómito. Vomité un poco más. Tuve espasmos violentos que sacudieron mi cuerpo. La garganta y el estómago me quemaban del ácido.

Finalmente el vómito paró, respiraba entrecortadamente, e intentó limpiar mis senos nasales. Intento que bebiera del vaso de nuevo, le obstaculicé y luego me lo bebí de un golpe. Aunque todo esto también lo vomité.

Pude controlar de alguna forma mi respiración, ahora todo era más fácil. Mi llanto entrecortado, casi paró. Las lágrimas todavía caían de mi cara. Finalmente dejé de llorar.

Intenté levantarme del suelo agarrándome al fregadero y de alguna forma me puse de pié. Me apoyé en el fregadero. Mi amigo aún estaba aquí. Él me miraba, permaneciendo cerca por si tenía que ayudarme.

Inicié el ritual de cepillarme mi pelo y lavarme las manos y la cara con agua fresca. Me sentía como si hubiera sido atropellado por un camión. Mi piel estaba fría y húmeda. Todavía estaba muy frágil. Cuando me giré para volver al sofá comencé a decaer. Mi amigo me sostuvo y me ayudó a llegar al sofá. Me senté en el sofá con mucho gusto.

Me trajo una manta y me cubrió con ella. Hacía mucho tiempo que no había sido arropado de esa manera. Intenté agradecérselo, pero me estaba desvaneciendo. Lo vi sentarse en una silla que había detrás de mí. Tire de la manta para ponerla en mi mejilla. Me sentí seguro y observado. Me quedé dormido.

No recuerdo nada más salvo que me desperté a tiempo para ir a trabajar el lunes. No había nadie allí conmigo. Creo que no hubo nadie allí durante todo ese tiempo. Creo que lo que vi cómo a mi amigo en realidad era un ángel. Con la imagen de un amigo él no me habría dado miedo. Sé que no tuve miedo a pesar de que el hombre que creía que era podía no estar aquí.

No sé cuánto duro esta experiencia. El tiempo no tenía sentido allí. No sabía que había estado durmiendo durante dos días seguidos. Si todo sucedió un viernes, tuve que estar durmiendo todo ese tiempo. Tan sólo sé que era un lunes cuando me desperté.

No puedo explicar cómo sabía esto. Tan sólo sabía que ahora estaba preparado para ir a trabajar. Inicié mi rutina cotidiana. Me duché, me vestí, hice café y me tragué una taza grande. Quería MUCHO café. De alguna forma me sentía preparado para ir a trabajar. Les hice saber que no me sentía muy bien, pero que iría a trabajar. Es lo que uno hace, hacer que todo funcione, pase lo que pase.

Durante ese día tuve, lo que yo pensaba, más alucinaciones, aunque algunas de ellas persisten desde entonces. Esto las ha transformado en visiones, no alucinaciones. Muchas noches tengo sueños muy vivos. Todo ello lo escribo en mi diario personal.

Tenía guardado un diario desde mi juventud. Cuando mi vida se tornó agria volví a escribir para mí. En 1984 tenía registros de cinco años atrás, hasta de la rotura de mi primer matrimonio en 1979. Los guardaba todos. Meses y años más tarde, los pude leer de nuevo, cuando las cosas que había visto o soñado se tornaban realidades de mi vida. Entonces, pude creer que me habían mostrado cosas de mi futuro en este encuentro. Esto demostró mi salud mental para mí y demostró también la realidad de este encuentro. Estos escritos se quemaron en el año 89 cuando perdimos nuestra casa.

Desearía tenerlos todavía. Si los hubiera escaneado, con las páginas anotadas, fechas, errores y notas al margen, los podría mostrar y me tendrían, más o menos, que creer. Habría tenido mis primeras palabras y descripciones sobre cómo me pareció a mí. Tan sólo me quedan mis recuerdos. Tan sólo puedo esperar que sientas cuán verdad es todo esto para mí.

Aquel día, en el trabajo, la cosa más vívida que recuerdo y que escribí fue ver a una gata de angora blanca y negra dar a luz cuatro gatitos blancos y negros. Ella esta debajo de una máquina almacenada cerca de mí. Podía oír sus maullidos, y cómo su madre respondía a los cachorrillos. Fui a comprobar si estaba bien y la gata desapareció de allí. Fui hacia atrás, hacia mi máquina y la volvía a ver. No podía verla o tocarla si me acercaba a ella.

Uno de los sueños, el que significa más para mí y que recuerdo con más detalles, era un sueño acerca del chico que amé en la escuela superior.

Soñé que estaba conduciendo una motocicleta. Sólo he conducido una motocicleta dos veces en estos diez últimos años. Miraba al retrovisor y lo veía detrás de mí, a mi izquierda, con su propia motocicleta. Su mejor amigo, con su moto, nos seguía a ambos. Estábamos llegando a una colina a través de un camino doble que partía de un río, el que podía distinguir detrás de mí por medio de un túnel sombreado de árboles.

Durante aquellos días tuve otro tipo de sueños y pensamientos que también escribí. Algunos de ellos no tuvieron relación con la realidad, sin embargo, tras estos, nunca volví a ver a los sueños en la forma que los veía antes de que “muriera”.

Transcurrido un tiempo, comencé lentamente a sentirme de nuevo conectado con el mundo. Volví a pensar que debía hacer algo para justificar mi existencia, pagar las facturas, trabajar, moverme, cualquier cosa. Bastaba con que estuviera aquí, estando vivo como sabéis. Me olvidé de la experiencia durante un largo tiempo debido a que sabía que no me iban a creer, no quería que me tomaran por un loco. Simplemente lo encaje en un “Olvídalo”. Lo que intenté intensamente.

El resto de la experiencia está disponible en http://4herway.com/4letterword/index.html (los sueños fueron visiones)

¿Fue la experiencia difícil de expresar en palabras? Sí Las palabras son símbolos que expresan sentimientos y pensamientos. Los símbolos no son la forma apropiada para expresar la experiencia.

¿A la hora de esta experiencia, hubo algún evento asociado con una amenaza a la vida? No

¿En qué momento durante la experiencia estuvo usted en el mayor nivel de consciencia o estado de alerta? Cuando estuve muerto. En el momento en que me comuniqué con el Ser de luz, Divino y amoroso.

¿Cómo su mayor nivel de consciencia y estado de alerta durante la experiencia se compara con su nivel de consciencia y estado de alerta diarios normales? Mucha más consciencia y estado de alerta que en el estado normal.

Si su nivel de consciencia más alto y el estado de alerta durante la experiencia fueron diferentes de su diario normal, por favor explique: Claridad. Comprensión total y completa acerca de lo que comunicaba y porqué. No tuve que adivinar nada. Comunión más que comunicación. Estaba consciente pero sin estar limitado por mis sentidos “físicos” tal como operan aquí. Todo en mí era plena consciencia.

¿Difirió su visión de alguna manera de su visión diaria normal? Sí No tenía ojos, pero veía. Lo que observaba era muy intenso, en cuanto experiencia y en cuanto a detalle. Aquí dices “hay una valla” – allí dices, “hay 48 tablas en una caja de patrón X con 200 clavos manteniendo su posición relativa con el plano de tierra y definiendo su contorno”.

¿Difirió su capacidad auditiva de alguna manera de su capacidad auditiva diaria normal? Si No hubo sonidos. Todo fue internalizado.

¿Experimentó su consciencia una separación del cuerpo? Si

¿Se sintió usted separado de su cuerpo físico? Claramente dejé el cuerpo y existí fuera de él.

¿Qué emociones sintió durante la experiencia? Vea el libro: From regret to bliss.

¿Pasó hacia o a través de un túnel o encerramiento? No no hubo un portal en esta historia.

¿Vio una luz? Si Brillante, de un Dorado intenso en el centro, Blanca en los flancos, vea el libro.

¿Conoció o vio algún otro tipo de seres? Si La luz era un “ser”. He visto más, pero sólo conocí a uno. Ahora lo conozco. No me queda un recuerdo claro de mucho de lo que compartimos. Me pregunto acerca de si debería usar la hipnosis.

¿Experimentó el repaso de eventos del pasado de su vida?` Incierto No, yo no recuerdo eso, recuerdo un conocimiento que él ajustó para mí tal como soy y que era necesario para mi existencia. No hubo un repaso intenso.

¿Observó u oyó algo relativo a personas o eventos durante su experiencia que pudiera ser verificado posteriormente? Sí Vea la historia: “Visions and dreams for days afterward that came true”.

¿Vio o visitó algún sitio bello o de alguna manera peculiar, niveles o dimensiones? Sí Era maravilloso tal cómo todo fue creado con la potencia de lo que sólo podemos llamar Amor. La palabra es correcta. Lo que significa es aquí demasiado limitado.

¿Tuvo alguna sensación de alteración del espacio o el tiempo? Sí NO existía el tiempo allí. Bueno, - no puedes llegar tarde si no hay reloj!

¿Tuvo la sensación de comprender un conocimiento especial, orden universal y/o propósito? Incierto Si lo que soñé y vi en esos días se volviera aquí real entonces me parecería que hay una fuerza operando sobre nosotros de la que no somos “normalmente” conscientes. Yo era consciente. Todavía soy consciente.

¿Alcanzó un lindero o limitante de una estructura física? Sí vea la descripción del muro con una abertura como puerta de transición.

¿Estuvo desde entonces con la percepción de eventos futuros? Sí hormigueo vibrante, espeluznantemente preciso. Vea la historia.

¿Tuvo usted a partir de la experiencia algún don psíquico, paranormal u otro que no tenía antes de ella? Incierto Yo siempre fui bueno con el tarot, incluso sin preparación. Mi empatía parece que es más precisa. Si hay algo a compartir, lo comparto. No estoy 100% seguro.

¿Ha compartido esta experiencia con otros? Sí La comparto todo el rato con mis amigos, unos pocos muy cercanos. Lo ignoré hasta que un compañero murió. Ahora lo comparto con muchos de ellos.

¿Tenía usted algún conocimiento de experiencias cercanas a la muerte (ECM) anteriormente a su experiencia? Incierto No las estudio pero las leo extensivamente. No tengo ningún recuerdo de ninguna como la mía, pero sabía que esos fenómenos ocurrían.

¿Hubo una o varias partes de la experiencia especialmente significativas o críticas para usted? La dicha. La dicha consiste en encontrar aquello que tu no haces “ok” o “suficientemente bien”, aunque cada cosa que hiciste es perfecta para el mundo, para que éste llegue a ser tal como se necesita que sea. Se me dio la comprensión de que no hay nada “incorrecto”, sólo lo es nuestra percepción de ello.

¿Cómo vio la realidad de su experiencia poco tiempo (días a semanas) después de que sucedió (escoja la mejor respuesta): Le experiencia fue definitivamente real No cambió. Tampoco se debilitó. Hay partes de ello que nunca traté de traer conmigo, lo sé. Sin embargo es real. Un lugar real, un ser real, otros seres reales.

¿Cómo ve actualmente la realidad de su experiencia (escoja la mejor respuesta): La experiencia fue definitivamente real.

¿Han cambiado sus relaciones específicamente como resultado de su experiencia? Incierto Abandoné una relación antes de esto y luego tuve otra nueva. Ahora soy mejor con los demás expresando mis afectos y mi amor, que antes de que mi compañero muriera.

¿Han cambiado sus creencias/prácticas religiosas específicamente como resultado de su experiencia? Si No hay ninguna forma incorrecta de creer que vivimos y de que somos amados y de que somos parte de la divinidad. No tengo fe, yo creo.

Tengo que tener fe en Jesús, yo (quizás no) lo haya encontrado. He leído sobre él y creo que aquellos que han sido tocados por él creen en él. Creo que nosotros no morimos. Yo “sé” que no morimos. No es necesario tener fe.

¿Después de su experiencia ha tenido algunos otros eventos en su vida, medicamentos o substancias, que le reprodujeron alguna parte de la experiencia? No

¿Hay alguna otra cosa que quisiera añadir acerca de la experiencia? Hay más disponible en el enlace que hay al final de la historia.

¿Las preguntas formuladas y la información suministrada por usted describieron en forma precisa y comprensiva su experiencia No Se debe experimentar. No se puede explicar. Podría utilizar cada palabra de cada lenguaje de cada diccionario del mundo para describirlo y todavía no podría expresarlo. San Pablo tuvo el mismo problema. Lean Corintios 13 de arriba a abajo y dice que lo entenderemos cuando no muramos.

¿Hay algunas otras preguntas que deberíamos hacer para facilitarle comunicar su experiencia? Qué cosa es la más importante para los demás aquí que te gustaría compartir? La muerte no se ha de temer. Tú no morirás. Tus seres queridos no han muerto. Desde aquí no los podemos percibir. Morir es una oportunidad, no un final. El cambio es bueno y no es un castigo. Algún día todos estaremos juntos otra vez. Cómo puede la vida crearnos y luego castigarnos por aquello que nos hizo ser?