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Descripción de la experiencia:

11 de noviembre de 2003

Me encontraba en un sueño profundo, rodeada por oscuridad total, muy intense. Incluso en un sueño sin visiones uno esperaría ver algo. Me encontraba lejos. A las 4:00am me desperté por completo; había una luz tan brillante que no podía soportarla durante mucho tiempo. Todo me pasaba por el lado.


12 de noviembre de 2003

Aun muy cansada, sintiéndome mareada, separada de todo.


13 de noviembre de 2003

Me sentí sumamente carente de descanso. Me volví a dormir rápidamente, aun sintiéndome mareada. Me trajeron la cena a la habitación. Entonces, ¡wow! ¡Sentí algo que realmente me movió! Mi corazón latía muy rápido, luego hubo un zumbido y me encontraba fuera de mi cuerpo, aproximadamente a un metro de distancia… volví a entrar a través de mi cabeza. Lloré y lloré de miseria.

Me quedé dormida nuevamente, un sueño profundo pero extraño. Las sombras iban y venían, luego se hizo más claro. No estaba oscuro como antes. Sentí la presencia de dios. Me invocó allí y también sabía que quería estar conmigo. También había un ángel bueno allí. Años atrás cuando me sentí muy solitaria, dios me dejó saber que nunca estamos solos, siempre hay Alguien contigo. Mientras el ángel estaba allí le dije a dios que sabía al menos que un ángel estaba conmigo. Aunque ya no podía verlo, aun podía sentirlo… quería que tomara una decisión de si quedarme o no. Quise dejar la decisión a la voluntad de dios, y no decidir yo misma. Quería que Él supiera que con todo el sufrimiento de la experiencia humana, no me sentía inclinada a regresar, pero lo dejé totalmente en Sus manos.

Las noches anteriores había comido bien. Pero me vino a la cabeza el pensamiento: “…la sombra de la muerte.”

Durante cada “ausencia” me encontraba inicialmente en entornos intensamente oscuros; no podía determinar cuán grande era el espacio. Pero no sentía ansiedad, simplemente sabía con seguridad que dios está conmigo; al igual que está en todos lados, asimismo está aquí. Así que me sentí bastante calmada… repentinamente me hallé a mí misma en un gran espacio iluminado, parada en una especie de entrada, pero no tenía memoria de haber pasado por la puerta, simplemente estaba allí. A la izquierda había una especie de barrera, y más allá había un número de ángeles, y dios mismo.

Me sentí completamente bienvenida, como si volviera a casa después de un largo viaje. Sentí una comunicación total de su parte pero sin querer ser parte de ellos. Sentí un amor y calidez enormes y una sensación intensa de que podía ser yo misma por completo; no había necesidad de ocultar nada, era aceptada tal y como soy. Incluso me sentí igual a los ángeles y a dios mismo, parecía no haber distinción entre ellos y yo basada en apariencia o comportamiento, como pasa aquí en la Tierra. Incluso me sentí completamente libre de decirle a dios lo que pensaba. Cuando me preguntó si elegía quedarme, o regresar, para mi sorpresa osé expresar mis opiniones. Gozosamente le dejé la elección a dios, que me enviara de regreso si tal era su voluntad, y que lo hiciera de la forma que le pareciera correcta. Consultó por separado de forma que no pudiera escuchar lo que se decía, aunque vi que el resultado era bueno. Lo que fuera dicho en mi contra no podía oírlo, aunque sabía que algunas cosas fueron dichas…

Los “ángeles” y “dios” e incluso yo misma no éramos todos color blanco radiante; todo el espacio era blanco radiante; no había sombras, pero era deslumbrante. Aun así no podía ver rostros. Eso sería una experiencia separada e impersonal aquí en la Tierra, pero allí no lo era en lo absoluto; allí no había necesidad de rostros, o forma corpórea. Dios significa “yo soy” y eso es lo que tú también experimentas, que tú “eres”.

El espacio era bastante grande; tenía la impresión de un gran domo blanco que lo cubría todo, pero sin cristal; era un espacio abierto, pero con la apariencia de contenerte, una sensación de protegerlo todo.

Las sombras que se dispersaban de mí eran también bastante separadas. La habitación debajo, donde yacía mi cuerpo, no estaba iluminada por el sol en ése momento, pero las sombras alrededor parecían buenas… De buena gana me habría quedado con dios pero no pude cruzar esa barrera, regresé. Me hicieron saber que no era mi tiempo. Cuando pienso en eso, un año más tarde, siento una añoranza intensa por Su presencia, esa enorme fuente de amor…

Tuve otra experiencia cuatro años y medio antes, con grandes implicaciones espirituales y físicas, donde dios me preguntó si quería pasar hacia arriba o quedarme abajo. Nuestro hijo está confinado en una clínica psiquiátrica, y en ese tiempo quería que me llevaran al cielo; era el tiempo más difícil de mi vida. Elegí quedarme, porque mi yo humano tiene lazos aquí; tenemos 3 hijos con síndrome de deficiencia de atención/autismo. Me dijeron que Él nos llevaría a aguas mansas y pastos verdes. Me confortó grandemente cuando estaba a punto de quebrarme. Me di cuenta de que dios cuida a nuestro hijo, que había un propósito en lo que le estaba pasando.

Durante la ECM, dios estuvo conversando con los ángeles respecto a mi elección de si quedarme o regresar. Dejaron que supiera algo de eso, dado que me concernía directamente, pero no todo. Mi elección de regresar fue recibida con gozo. Me dejaron saber que no habría mayor gozo guardado para mí. Estaba sorprendida de sentir que la celebración de mi presencia allí llevó a mi regreso aquí… en la biblia dice que Jesús guarda a su novia… Ahora sé qué significa. Estoy anticipando esto con un sentimiento de maravilla. Pues ahora tengo una tarea aun por cumplir aquí.