ECM de David B
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Descripción de la experiencia:

La noche de mi experiencia cercana a la muerte estaba trabajando en el buque de investigación y acabábamos de volver de un trabajo usando un nuevo sumergible y el representante del sumergible estaba a bordo. No pudimos entrar en el pequeño puerto porque el mar estaba tan agitado que si una ola rompiese bajo el barco en la entrada del puerto el barco tocaría fondo. Era tarde por la noche cuando echamos el ancla a un par de millas de la costa, tras haber decidido volver al puerto al día siguiente una vez calmada la tormenta.

El representante del sumergible estaba muy ansioso por llegar a la costa para poder coger su vuelo de regreso a casa. Otros dos miembros de la tripulación querían también volver a casa y decidieron que nos encontraríamos en el muelle por la mañana. Hablaron con un marinero y conmigo para que les llevásemos en nuestra zodiac inflable.

El capitán nos recomendó ponernos los chalecos salvavidas y mis superiores aceptaron ponérselos. Todos éramos experimentados buceadores y operadores submarinos y acostumbrados a estar en el mar y en el agua. Tuvimos que revolver en el armario del contramaestre para encontrar los viejos chalecos polvorientos amontonados al fondo. La mayoría de nosotros llevaba años sin ponerse un chaleco y estos eran viejos chalecos salvavidas Mae-West.

Verificamos nuestra posición en el radar para trazar un curso al puerto y cargamos los equipos de todos. Entonces bajamos la zodiac al océano y el marinero cogió la popa para dirigir la embarcación y yo la proa para navegar. El bote tenía un motor V-4 y realmente podía volar a través del agua, sin embargo estaba muy bajo sobre el agua y la mayor parte del tiempo no veíamos las luces del puerto a causa de las grandes oleadas y espuma del mar. No pasó mucho antes de que perdiéramos nuestro rumbo al puerto.

De repente estábamos cayendo mientras una ola rompía por debajo de nosotros y yo le estaba gritando al marinero que virase el bote y pusiese rumbo al puerto. Lo viró y empezó a volver al puerto cuando el cielo se oscureció y una cresta de espuma llegó a seis metros por encima de nuestras cabezas.

Estábamos en una zona de bancos de arena a una milla de la costa del puerto. Recuerdo que cuando vi la espuma, le grité a todo el mundo: “OH MIERDA, YA ESTÁ”, luego la ola se estrelló sobre nosotros. Dobló el bote en dos desde la proa a la popa, tres de los cuatro pontones inflables se rompieron cuando el suelo de aluminio y fibra de vidrio se rompió, el motor fue arrancado de la popa.

De la proa, fui catapultado al océano y cuando la ola se abatió sobre mí me hizo rodar. Era la más rabiosa y violenta fuerza que haya sentido alguna vez atacar mi cuerpo y estaba separado de todos. Había perdido todo sentido de la orientación y el océano seguía lanzándome en torno como una muñeca. Cuando abrí mis ojos y solté algunas burbujas para saber dónde estaba la superficie, la sal y la arena me quemaron y estaba tan oscuro que no podía ver las burbujas.

Ignoraba dónde estaba la superficie. De todos modos, todos los años de experiencias de buceo me enseñaron a no asustarme. Por lo tanto, esperé y esperé a que este viejo Mae-West me llevase a la superficie. Pero en el mar no hay ninguna luz callejera por lo que estaba muy oscuro. El mar seguía zarandeándome y mis pulmones ardían por coger un soplo de aire. Pero la superficie nunca llegó a mi alcance y mientras el tiempo pasaba el ardor en mis pulmones disminuyó, pero hacía cada vez más frío. Comprendí que mi cerebro estaba muriendo de hambre de oxígeno, cuando una especie de euforia se apoderó de mí. Me pareció que había retenido mi aliento mucho tiempo, pero finalmente me venció la euforia y traté de respirar agua salada. Todo lo que recuerdo es el ardor en mis pulmones que desaparecía lentamente y oscuridad, una fría oscuridad.

Lentamente percibí luz, estaba clareando a mi alrededor. No pude sentir más mi cuerpo, podía sentir donde estaba, pero no estaba en mi cuerpo. También empecé a sentirme más caliente y confortable. Me sentí atraído hacia una zona de la luz más intensa. No podía evitarlo, aquello parecía natural y me era familiar. Me sentí invadido por un caluroso sentimiento de acogida, de regreso al hogar, así como por un increíble sentimiento de amor. Me sentía tan feliz, tan a gusto, amado. Mi cuerpo físico había desaparecido, me estaba transformando en una luz sin forma. No juzgué esto, solo acepté mi cambio, era tan natural.

Entonces pude sentir dentro de la luz a otros conmigo y a más viniendo hacia mí o yo seguía avanzando hacia ellos. El movimiento hacia estos otros era algo que simplemente pasaba pero yo quería estar con ellos. Reconocí a estos otros seres o personas y ellos me acogían. Me estaban apoyando y ayudando a adaptarme. Vinieron más seres, quizás una docena en total, y estaban todos a mi alrededor. Los conocía a todos y se sentía como una familia.

Antes de que me pudiera comunicar con ninguno de ellos empecé a tener flashes, imágenes de mi vida. Desde entonces aprendí que esto se llamaba una revisión de la vida y es muy difícil explicar la implacable intensidad de las imágenes. Las palabras no pueden hacer justicia a la experiencia. No solo eran las imágenes sino también los sentimientos y no solo mis sentimientos. Pude sentir los sentimientos de los demás y cómo mis acciones en esta vida los habían influido, la alegría, felicidad, dolores de cabeza, decepciones, amor, todas sus emociones. Pero no había sentimientos de juicio. Sin sentimientos de ser juzgado por mis acciones en esta vida. Se sentía como si estuviera revisando mi vida para que pudiera crecer y evolucionar a partir de la experiencia de esta vida. Entonces las imágenes y sentimientos cambiaron, se me estaban mostrando imágenes que no eran de mi vida. Me confundí y desorienté, se me estaban mostrando partes de mi vida que aún no habían sucedido.

Los otros seres me estaban apoyando pero no con palabras. Me estaban apoyando con pensamientos de amor y compasión. Me dijeron cosas muy personales sobre mi vida que no quiero discutir aquí. Justo entonces escuché muy clara y nítidamente las palabras: “Éste no es tu tiempo, debes regresar”. Yo no quería regresar. Rogué para quedarme. Y se me dijo otra vez que: “Éste no es tu tiempo, tienes un propósito”. Repentinamente comprendí que tenía que volver a mi cuerpo y continuar viviendo mi vida. Estar en la luz de Dios hizo aún más duro el regreso a esta vida. Yo no quería regresar, esto era más doloroso que el hecho de ahogarme. Al grupo de seres que estaba conmigo, les he dado en llamar el grupo de mi alma. El grupo de mi alma me ayudó a regresar a mi cuerpo. Yo deseaba ardientemente quedarme allí. Volver fue la cosa más dura que jamás se me ha pedido que haga.

Tomé consciencia de mi cuerpo sin vida y suspendido en el agua, siendo aún revolcado y agredido por la arena y el agua. Los marineros cogieron la extremidad de una cuerda para hacer un nudo de amarre. A esto lo llaman el amargo final. Bien, el amargo final de la cuerda se me había enrollado en el brazo y me estaba golpeando el pecho. El otro extremo de esta cuerda se ató a la zodiac. Cuando impactó el siguiente grupo de olas, la cuerda dislocó mi hombro y el pulgar y me arrastró a la superficie. Tres de los cuatro compartimentos llenos de aire habían estallado pero un compartimento seguía lleno de aire. Mi cuerpo estaba enredado en la soga y el pontón lleno de aire. Las olas me golpearon tan fuerte que expulsé algo del agua de mis pulmones. Inspiré mi primer aliento y mi espíritu fue proyectado en mi cuerpo.

Mis pulmones estaban ardiendo, mi cabeza latía y me habría deslizado de nuevo bajo la superficie si no estuviera enredado con el bote. Tosí, vomité y traté de respirar de nuevo. Pude oír en la distancia mi nombre siendo gritado. Mis compañeros de barco me estaban buscando. De algún modo habían encontrado una linterna pero todo lo demás se había perdido. Nadaron por encima de mí y de lo que había quedado del bote. Todavía estábamos a una milla de la costa. Todos nos agarramos al bote y empezamos a nadar hacia la costa. Una vez liberado, seguí teniendo problemas para permanecer en la superficie. Por lo que me quité las botas, pero no ayudó. A continuación me quité el chaleco salvavidas y comprobé que el forro estaba hecho jirones y lleno de agua. Era el chaleco salvavidas el que me había arrastrado hacia abajo. Lo que se suponía me debía salvar la vida en realidad me había matado, solo para ser salvado por el amargo final.

Cuando alcanzamos la costa, dos de mis compañeros de barco me recolocaron el brazo dislocado en su sitio. Cuando llegué a casa junto a mi mujer, me hallaba en estado de shock. Ella era enfermera y me trató. En realidad me llevó dos días volver completamente a mi cuerpo. Una parte de mí conservó una conexión con la luz hasta que la aminoré lo suficiente.

¿Alguna medicación asociada o sustancias que pudieran afectar la experiencia?No.

¿La experiencia fue difícil de expresar con palabras?Sí. Las palabras no pueden describir el evento, el lugar o el abrumador sentimiento de amor.

¿En el momento de la experiencia, había allí algún suceso que pusiera en peligro su vida? Sí. Me hallaba en un bote zozobrado en un mar furioso

¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia?Muy alerta y muy claro.

¿Era la experiencia de algún modo parecida a un sueño? No, para mí todo era muy real.

¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? Sí. Debo decir que tomé un cuerpo de luz.

¿Oyó usted algún sonido extraño o ruidos?No.

¿Pasó usted en o por un túnel o espacio cerrado? No.

¿Vio usted una luz?Sí. Empezó a clarear a mi alrededor hasta que estuvo tan brillante que no era capaz de ver si estaba usando mis ojos humanos.

¿Encontró usted o vio a algún otro ser? Sí. Quizás una docena o así, me rodearon y los reconocí pero no de esta vida. Transmitían acogida hogareña, compasión y amor.

¿Experimentó usted una revisión de acontecimientos pasados de su vida? Sí. Lo mismo que en la pregunta #4 solo que vi que iba a tener cáncer de pulmón y sobrevivir para contárselo a otros.

¿Observó usted u oyó durante su experiencia algo relacionado con personas o acontecimientos que pudiera ser verificado más tarde? Sí. Ahora estoy libre de cáncer, dos años después de mi cáncer de pulmón en fase IV, y tres operaciones para reparar mi espina dorsal comida por el cáncer.

¿Vio usted o visitó dimensiones, niveles o lugares hermosos o de alguna otra manera peculiares? No.

¿Tuvo alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? No.

¿Tuvo usted la sensación de tener acceso a una sabiduría especial, a un orden y / o propósito universal? Sí.

Tras volver, estuve conectado con la luz dos días enteros. Parte de mí estaba en estado de shock, una parte estaba en el cuerpo sintiendo el actual dolor y otra parte en la luz experimentando la curación física del cuerpo. Durante estos dos días me di cuenta de que se me dieron tres increíbles regalos. El primer regalo fue aceptación. Sabía quién era y podía aceptar que tenía defectos y puntos fuertes. Ya no necesitaba auto-flagelarme por mis fracasos. En vez de eso, pude aprender, y aceptar, y hacerme a mí mismo un mejor ser humano. Ahora entiendo cómo mi vida puede afectar a otros sin saberlo. También sé que en todo momento estoy en el lugar perfecto. El segundo regalo era tolerancia. Esto era muy nuevo para mí. Me gustaba abrirme mi camino en la vida. De pronto, tenía ahora un modo de respetar y reconocer otras creencias o prácticas. Ahora puedo ver que los demás, en el camino de sus vidas, están experimentando lo que necesitan para su crecimiento. La tolerancia me permitía dejarles que recorrieran sus caminos. El tercer regalo era mi verdad.

Los dos días tras mi casi muerte, esto fue lo más poderoso, porque no solo era el shock físico sino que era más el shock espiritual de conocer mi verdad. Estos dos días estuve viviendo con mi corazón completamente abierto. Lo estaba experimentando todo a través de un corazón abierto. Cuando digo un corazón abierto, quiero decir la luz que experimentas cuando estás en presencia de ese amor incondicional. Ese sentimiento de llegar al hogar está presente en tu corazón, y tu corazón siente como si estuviera expandido más allá del cuerpo físico y en contacto con todo. Debido a mi lado humano, enfrentar mi propia verdad por primera vez fue muy emotivo y doloroso porque tenía que realmente enfrentarme a mí mismo. Tenía que hacerle frente a mis defectos y puntos fuertes clara y honestamente. Entonces llegué a reconocer que cada uno o una tienen su propia verdad, que es muy diferente de la verdad factual.

Con estos tres regalos empezó mi nueva vida. Empecé a cambiar. Nunca volví a ver nada de la misma manera. Empecé a trabajar sobre mí mismo. Habiendo crecido de joven en Arizona, había adquirido una comprensión del modo de vida natural de los nativos americanos. Tendí a seguir ese camino de observación mientras trabajaba sobre mí mismo. Algunos de mis mayores crecimientos llegarían durante los tiempos de comunión con la naturaleza. Mi lado espiritual ahora comunicaba dándome información que no tenía manera de conocer. Al principio no confiaba en este conocimiento, por lo que lo sometí a prueba. Argüí con este nuevo lado espiritual despierto de mí mismo hasta que con el tiempo crecí hasta confiar y depender de él.

Continué trabajando, jugando, y viviendo mi vida con mis nuevas verdades encontradas hasta cerca de diez años más tarde. Volví a Arizona, donde crecí de adolescente, para hacer un retiro espiritual. Mi programa era recorrer algunas de los viejos senderos y disfrutar de mí mismo. Imaginaba que había recorrido un largo camino con mis tres regalos y pensaba que lo estaba haciendo muy bien. El primer día del retiro, el grupo entero se reunió para la meditación matutina. Yo me fui lejos de los otros, para meditar en una pequeña cueva que conocía. Mi intención era solo meditar para calmarme, relajarme y centrarme. No vi venir nada. El Espíritu y la luz de mi experiencia de casi muerte me invadieron. Comencé a revivir mi experiencia cercana a la muerte una y otra vez. Pero fue muy diferente. Esta vez, el Espíritu me hablaba directamente, no solo proyectando pensamientos e información. Nunca intenté volver a la luz o abrir mi corazón desde esa experiencia original hacía diez años. Eso era algo que había empaquetado y depositado en el fondo de mi memoria. En ese momento, mi yo humano no podía aceptar esa conexión con un universal omnisciente Dios, Diosa, Todo Lo Que Es. Me di cuenta que era algo que había reprimido. Salí de la meditación y estaba otra vez en ese espacio con mi corazón abierto. Viví mitad en la luz, mitad en la presencia física durante tres días. Todo ese tiempo seguí reviviendo la experiencia original una y otra vez.

Así que esto se convirtió en la segunda experiencia transformacional. Esta segunda experiencia me permitió saber que podía conectar con la luz en todo momento. Aprendí que todos podemos conectar con la luz. Se trata de que nos permitamos a nosotros mismos escuchar, y calmar nuestras mentes. También me hizo reconocer que todos somos parte de lo que llamamos Dios. Todos somos co-creadores del camino de nuestra vida y de todo en nuestra experiencia. Necesitaba esos diez años de integración, que debían prepararme para esta segunda transformación que me obligó a enfrentar todo esto. Estas comprensiones hicieron que mi vida cambiara aún más. Antes trabajaba sobre mí mismo para volverme un mejor ser humano, ahora tenía que actuar como hablaba. Empecé lo que ahora llamo mi tranquilo ministerio. Otros empezaron a venir a mí en busca de ayuda. El Espíritu muchas veces me comunicada alguna ayuda o asistencia, a menudo en forma de una semilla espiritual, para estas personas. Creo que lo que atrajo a esa gente fue un cambio en la manera en que yo expresaba el amor y la compasión. Siendo capaz de tocar la luz, era capaz de experimentar el amor condicional. Porque todos somos humanos, nuestro yo humano naturalmente pone condiciones en nuestro amor. Sea el amor por una novia o el amor por la comida, tenemos expectativas. Esperamos amor de vuelta o al menos ciertas conductas. El amor incondicional no funciona así. Viviendo tu vida sin expectativas de otros, dando incondicionalmente tu amor, construyes una verdadera compasión que otros pueden sentir y atraerse a ella. Pero también puede causar problemas. El lado humano frecuentemente no entiende el amor incondicional. El lado humano crea expectativas. Ello me causó algún problema antes de que reconociera este hecho.

En los últimos meses, afloró mi tercera experiencia transformacional. En la revisión de mi vida, se me mostraron partes de mi vida que todavía no había vivido. Lidiar con el cáncer fue una de ellas. Fui recientemente diagnosticado de cáncer pulmonar en fase IV con un mal pronóstico. Esto llegó en una época en la que trataba más con mi yo humano que con mi yo espiritual. Sin embargo, a causa de mi ministerio y experiencias, la aceptación del cáncer fue inmediata. Me trajo de vuelta a mi centro y al equilibrio de yo y Espíritu. Me dio nuevas ideas sobre cómo hacer frente a todos los aspectos de una enfermedad terminal. Le estoy agradecido al Espíritu por haberme comunicado numerosas maneras de enfrentar el dolor físico, los altos y los bajos inducidos por los tratamientos, y los aspectos mentales de la curación. Me mostraron prácticas de visualización y meditación para aliviar el dolor, para ayudar a re-centrarse en relación con las angustias emocionales y los cambios de humor. Eventualmente, se los puede encontrar en mi sitio web, puestos a la disposición de todo el mundo. El Espíritu me ha indicado que se trata de mi futuro camino. Debo trabajar con otras personas con enfermedades en fase terminal y continuar mi ministerio de vida. La tercera experiencia fue diferente a las otras, en el curso de las cuales se me concedieron dones particulares. Esta ha traído, junto con los dones, aún más equilibrio y claridad. También ha actuado como una confirmación de que estoy de nuevo en ese lugar perfecto en mi camino. Ahora sé que es hora de comunicar lo que he experimentado y aprendido, y cómo lo estoy usando para lidiar con mi enfermedad terminal. He empezado a compartirlo más de forma pública.

Creo que si tuviera que decir qué ha sido lo más fuerte en estas tres experiencias transformativas de vida, sería el hecho de que todos escogemos el camino que seguimos por su potencial de crecimiento y evolución. Todos tenemos acceso a la luz y el amor de Dios, tan solo nos hace falta pararnos, escuchar, y estar abiertos a ello, finalmente todos tenemos obstáculos y experiencias que debemos superar, luego aprender de ellos para poder crecer y evolucionar. Cuando las cosas parecen difíciles, Dios no nos ha abandonado. Para crecer, hace falta vivir lo que percibimos como bueno o malo. La luz y el amor de Dios forman parte de cada uno de nosotros y no tenemos que buscarlas. Solo tenemos que abrirnos a ello.

¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? No.

¿Tuvo usted consciencia de acontecimientos futuros? Sí, como lo describí en las preguntas #12 y 13.

¿Se implicó en, o fue consciente de, una decisión de vuelta al cuerpo?Sí. Era consciente pero lo acepté tras la revisión de mi vida, no había discusión posible.

¿Como resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí. Los describí en la pregunta 16.

¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o creencias? Sí. Los describí en la pregunta #16.

¿Ha afectado la experiencia a sus relaciones? ¿Vida diaria? ¿Prácticas religiosas etc.? ¿Opciones de carrera?Mi matrimonio en el momento de mi ECM duró diez años y luego se rompió debido al cambio de la naturaleza de mi amor. En esa época no lo comprendí pero mi amor se volvía incondicional, mi mujer estaba acostumbrada a un amor que le estaba destinado exclusivamente, con expectativas, así que se fue a otro lugar para encontrar el tipo de amor al que estaba habituada. Mi carrera se ha beneficiado de mi capacidad de ver a los otros tal como son, y he avanzado en la gestión. Entonces estuve en condiciones de introducir el concepto de entorno sanador en el grupo de curación con el que estaba trabajando.

¿Ha cambiado su vida expresamente como consecuencia de su experiencia? Sí.

¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí. Ahora lo hago abiertamente. Tengo un sitio web dedicado a ello y desde eso he sido invitado a espectáculos de radio y televisión.

¿Qué emociones experimentó usted después de su experiencia?Las describí en la pregunta #16.

¿Cuál fue la mejor y la peor parte de su experiencia? Lo peor fue tener que regresar a esta vida, sigo sintiendo la urgencia de volver. Lo mejor fueron las respuestas positivas que recibí de la gente tan solo por vivir mi tranquilo ministerio.

¿Tras su experiencia, tuvo usted algún otro acontecimiento en su vida, medicamentos o sustancias que reprodujeran alguna parte de la experiencia?Sí. Los describí en la pregunta #16.

¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia?Sí, tengo esa sensación.

Por favor, ofrezca cualquier sugestión que tenga para mejorar este cuestionario www.nderf.org: no, está muy bien hecho. En algunas preguntas me he embalado.