ECM de Bill W
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1. LA EXPERIENCIA

2. EXPERIENCIA SUPLEMENTARIA AÑADIDA TRAS NARRAR SU ECM



Descripción de la experiencia:

Tenía una cita con el médico para averiguar por qué, durante los últimos tres años, no podía andar mucho sin quedarme dormido. Cualquier esfuerzo físico me agotaba. Tras hacer radiografías de contraste, el médico se asombró de que aún estuviese vivo, pues el 85% de una de las arterias principales del corazón y el 95% de la otra estaban ocluidas. Mientras yacía en la mesa, el médico me dijo que no me pusiera de pie pues no se hacía responsable de lo que pudiese pasarme si me levantaba. Según todos los pronósticos yo ya debería estar muerto o lo estaría muy pronto. Una operación de emergencia para un triple bypass fue programada para la mañana siguiente.

A la mañana siguiente, antes de la intervención, el 3 de abril de 2000, mi compañera me trajo a mis hijos para que me vieran. Mi hija me dijo que le hiciese señas cuando estuviesen en el aparcamiento, pues sabía dónde estaba la ventana de mi habitación. La enfermera me dio algo que me durmió casi inmediatamente, por lo que nunca pude hacerles señas a mis hijos. La sensación de culpa por no haberlo hecho me persiguió durante mi ECM.

Cuando morí por primera vez en la mesa de operaciones, no me di cuenta de que estaba muerto. No hubo experiencia fuera del cuerpo, ni túneles, ni luz al final del túnel, ni espíritus, nada. Estaba fuera de mi cuerpo y simplemente aparecí en el sitio más hermoso que jamás vi. Ahí la luz no era visual. Los sentidos abarcaban todas las sensaciones vertidas en mi ser a la vez. La experiencia era tan intensa que se hace difícil de explicar, pues no sigue una secuencia lógica y está toda envuelta en emoción. Las palabras son demasiado limitadas para explicarla, pero hago todo lo que puedo para intentar contar lo que ocurrió.

Los sentidos están extremadamente intensificados y realmente no funcionan como lo hacen aquí. Las palabras son totalmente insuficientes, pues todos los sentidos están imbricados los unos con los otros. Tenemos en la tierra un rico vocabulario basado en la descripción de los eventos en términos de lo que vemos. Aunque la experiencia la sentí, como mejor puedo explicarla es en términos de visión.

La hierba era tan verde que hacía daño mirarla, ¡aquello era tan bueno! Sintiéndola, podía incluso conocer su sabor, sabía como a sandía. Pasear por la hierba era maravilloso, fue una sensación increíble. Como mejor puedo describirlo es diciendo: “¡Oh Dios mío! ¡Oh!” El sentido del olfato no era con la nariz. Era más como si permease a través de mis mejillas bajo mi ojo, como oler a través de los senos.

No tenía una visión de 360 grados como muchos otros. Supongo que esto se debió a que estaba absorto en la hierba y en otras cosas cercanas y más próximas a mi atención. El resto de cosas que podían estar ahí carecían de importancia. Como mejor puedo describir mi posición en el esquema de las cosas es que estaba como en una entrada. Es la zona de la casa que no es la casa, pero que tampoco es el exterior. La entrada no está caliente como en la casa y no está fría como en el exterior. Es una zona intermedia de mucho tráfico, donde los huéspedes se quitan el calzado y se preparan para entrar en la casa.

Entonces llegaron tres luces amarillas. Vinieron de la parte izquierda, de un pino de un color verde increíblemente intenso (del color de las hojas de arce en verano cuando la luz las atraviesa). Tuve la sensación de amarillo y el gusto de la limonada. No de amarillo como un plátano, sino más bien la sensación y el sentimiento de amarillo. Algo parecido a una llama danzando en lo alto de una vela durante una emotiva cena y también como el sentimiento de un cálido sol amarillo. No los vi realmente, pero sabía que estaban allí. No puedo llamarlas entidades, ángeles o demonios. Eran más bien como presencias. Estas presencias eran más bien como potentes baterías, eran energía que simplemente estaba allí.

No oía con mis oídos. Más bien oía en medio de mi cabeza, cerca de la parte posterior del lóbulo frontal. La presencia a mi derecha se comunicó telepáticamente conmigo. La comunicación no se hacía con palabras tal como la conocemos. Este ser comunicaba un sentimiento que en esencia significaba: “Puedes quedarte si quieres, o puedes regresar. Pero si regresas, tendrás que hacer algo.” Yo sabía que tenía que volver por alguna razón. La razón era más como “aún no he hecho” que como “tengo algo que hacer”. Es difícil de explicar, pero es como si tú fueses el jefe y hubiese algo que debe hacerse, pero ¿quién va a hacerlo? Elegí volver y acabar algunas tareas.

Mi decisión de volver la tomé en parte por mis hijos. Con lo feliz que estaba allí, me puse incontrolablemente triste. Recordé que no les había dicho adiós a mis hijos. Necesitaba volver para decirles adiós. Entonces, aparecí de nuevo en mi cuerpo.

¡Ay! Podía ver los separadores de costillas y oí a un tipo gritar. Vi el aparato de succión aspirando sangre de la cavidad torácica. Sentía mi brazo y pierna izquierda arder en los sitios dónde se habían extraído las venas para hacer el bypass en la cirugía cardíaca. Podía sentir la presión de empuje en mi corazón. No podía respirar. ¡Oh! ¡Dolía! Y de repente, “pop”, estuve de vuelta en el otro lado.

Una vez más, no hubo ni túneles ni espíritus. Fue simplemente “pop” y ya estaba allí de nuevo. Sin embargo, esta vez fue diferente. Aunque estaba allí al 90%, también tenía la sensación de que no estaba allí. La experiencia fue casi igual que la primera vez, pero fue alrededor del 10% menos intensa que la primera vez. La segunda vez, no fui recibido en la puerta, no se me hizo pasar por la entrada.

Me llenó de alegría reconocer a Memé, mi abuela. Aparecía igual que en las fotos de la víspera de su boda que había visto en el álbum de fotos. Estaba joven, sana y vibrante. Siempre fue muy especial para mí, pues fue la única que de veras me amó por mí mismo. Yo no tenía que hacer nada, ella me amaba simplemente por haber nacido. Una de las primeras cosas que se me ocurrieron fue preguntar por qué estaba yo allí. Memé era muy religiosa y yo no. Me preguntaba por qué estábamos los dos en el mismo lugar.

Entonces, Memé me comunicó: “Billy, no puedes entrar. No puedes quedarte, tienes que volver.” Objeté que me dolía mucho estar en mi cuerpo. Me dijo que volvería conmigo, pero que no podía quedarme. Quise abrazarla, pero no pude. Era como si estuviese en una pompa de jabón. Pude sentir el abrazo, pero supe que no me abrazó físicamente. Es como el dicho de que un abrazo es 10% físico y 90% todo lo demás.

Para mi asombro, aparecí de vuelta en mi cuerpo y no me dolía. Lo que vi en el quirófano fue una luz por encima de las luces del quirófano mucho más brillante que ellas. Supe que era Memé. Me hizo levantar el brazo y tocar al médico. Oí: “Está de vuelta.” Por lo que renovaron sus esfuerzos para resucitarme y acabar la operación. Memé bloqueó el dolor como si lo hubiese agarrado. Era consciente de que me estaba sonriendo.

La recuperación fue muy difícil. Estaba muy deprimido. Lo único que veía era a una persona físicamente deshecha. Por un lado, quería desesperadamente no estar aquí. Pero por otro lado, realmente quería estar con mis hijos. Sabía que iba a quedarme por ellos.

Tras mi curación, supe que mi misión era trabajar con niños. Supe que necesitaba abrir otro local de “Dragones y mazmorras”. En junio del 2002, me sentí inspirado. Estaba harto de la reunión familiar, y fui a buscar una pizza a una pizzería a la que nunca antes había ido. Lo que vi fue una tienda vacía enfrente de la pizzería. Dije que de ninguna manera. Mi mente racional decía que la ciudad era demasiado pequeña y no podría acoger un local. Pero ahí estaba. Había al menos 40 niños a la derecha y 30 niños a la izquierda de la tienda vacía. Supe que ahí era donde construiría el local, que era parte del motivo de mi vuelta a la tierra. Al día siguiente, alquilé el espacio y el 22 de junio del 2002 (en el solsticio de verano) el “Castillo de Cody” se inauguró.

¿Alguna medicación asociada o sustancias que puedan haber afectado a la experiencia? Sí.

Explicación: medicamentos para la cirugía.

¿La experiencia fue difícil de expresar con palabras? Sí.

¿Qué es lo que en la experiencia la hace difícil de comunicar? Esta experiencia es muy diferente a aquello de lo que estoy acostumbrado a hablar. En ella, es como si usara una parte distinta de mi cerebro que tiene que ver más con la emoción. Normalmente, mis pensamientos los expreso con la parte de mi cerebro que llamo “procesos de pensamiento superior”, como las matemáticas, el movimiento, la coordinación mano- ojo. Pero esto es diferente. Es como tratar de explicarle el rojo a una persona ciega. De las sensaciones se puede hablar. Podemos demostrar formas o cosas relacionadas con el rojo, pero una persona ciega no tiene referencia para el rojo pues no puede verlo. Me frustro intentando explicar la experiencia. Realmente quiero hablar de ello, pero las meras palabras no son suficientes para describir la experiencia.

¿En el momento de la experiencia, existía una situación amenazante para su vida? Sí.

Describa: cirugía cardíaca.

¿Cuál era su nivel de consciencia y de vigilancia durante la experiencia? Increíblemente consciente.

¿Fue la experiencia de algún modo parecida a un sueño? Sí. Parte de él era surrealista, como las personas, y mi “Mem”

¿Experimentó una separación entre su consciencia y su cuerpo? Sí.

Describa su aspecto o forma cuando estuvo fuera de su cuerpo: apareciendo dentro y apareciendo fuera de mi cuerpo / realidad. Esto ocurrió 2 veces.

¿Qué emociones sintió usted durante la experiencia? Maravilla…tristeza al partir… determinación de volver… frustración por tener que quedarme y hacer algo.

¿Oyó usted algún sonido o ruido extraños? Sí, tuve una conversación con 3 entidades… todas formulando preguntas parecidas… pero por medio de emociones… no con palabras… como una forma diferente de comunicación.

¿Pasó usted por, o en, un túnel o recinto? No.

¿Vio usted una luz? No.

¿Encontró usted, o vio, a otros seres? Sí.

Describa: 3…luces / colores / personas…parecían hablarme…pero no con palabras… Por favor, llámeme si quiere usted detalles…es realmente estresante teclearlo.

¿Experimentó usted una revisión de acontecimientos pasados de su vida? No.

Describa: ¡Las religiones son un montón de basura manipuladora!

¿Observó usted u oyó, durante su experiencia, algo relacionado con personas o acontecimientos que pudiera ser verificado más tarde? No.

¿Vio usted o visitó dimensiones, niveles o lugares hermosos o de alguna otra manera peculiares? Sí.

Describa: sí, estuve en un sitio de indescriptible belleza…ambas veces…pero el segundo lugar era en cierto modo bidimensional (2 dimensiones)…como una foto del sitio que visité por primera vez.

¿Tuvo usted alguna sensación de alteración del tiempo o el espacio? Sí.

Describa: perdí completamente el sentido del tiempo.

¿Tuvo usted la sensación de tener acceso a una sabiduría especial, a un orden y / o propósito universales? Sí.

Describa: todos estamos interconectados y esas redes de interconexión forman parte de una función superior. El hombre es la única criatura que utiliza el modelo de causa y efecto en la toma de decisiones. Interfiriendo con el ego en el esquema universal de causas y efectos, se crea un completo desequilibrio entre el hombre y el universo. Hay una completa desconexión entre lo que somos y el modo en que nos integramos en el gran esquema de las cosas. En vez de vivir en el mundo, lo dominamos. Al hacerlo, no formamos parte del mundo. Puedo sentir el mundo gritar.

Regresé con una especie de misión. Ahora estoy tratando de crear la búsqueda.

¿Alcanzó usted un límite o una estructura física de delimitación? Sí.

Describa: cuando volví la segunda vez, reboté contra un muro cuando traté de abrazar a mi abuela “Mem”.

¿Se dio usted cuenta de futuros acontecimientos? Sí.

Describa: sí. Yo sabía que iba a abrir un local de “Dragones y mazmorras” para ayudar a los niños. Sólo podía volver si cambiaba la vida de alguien más. Iba a tocar un montón de vidas pero sobre todo la de una persona en particular. Habría una mujer que llegaría al local, su pelo mojado, estaría tensa intentando no gritar. Yo sería capaz de ayudarla. Entonces pasarían dos – dos horas, dos días, dos años, no sé- sólo sé que serían dos. Entonces podría abandonar este mundo. Me liberaría de esta realidad. Esta realidad es tan horrible en este mismo momento. Me siento como una cometa sin cola que gira sin estabilidad y se estrella. Tenía que hacerlo, como había acordado, para volver. Éste es mi destino y la aparición de la mujer es un hito en mi vida. Tenía que satisfacer estos requisitos para que se me permitiera volver y despedirme de los niños.

¿Se implicó usted en, o fue consciente de, una decisión de vuelta al cuerpo? Sí.

Describa: la primera vez que se me dio a elegir entre quedarme o volver. Elegí volver porque le prometí a mi hijo de 7 años que me despediría de él.

¿Como resultado de su experiencia, ha recibido usted dones psíquicos, paranormales u otros dones especiales que no tuviera antes de la misma? Sí.

Describa: ahora que soy más consciente de todo, puedo ver y sentir cosas. Por ejemplo, la persona tosiendo al fondo, puedo ver la infección en su pulmón izquierdo, díganles que deben ponerle una toalla blanca caliente apretada contra el pecho. ¿Tiene usted un gran objeto verde junto a su hombro derecho? ¿Algo así como una planta? (MI RESPUESTA: “Sí, tengo una gran planta en la biblioteca junto al mueble del ordenador a mi derecha.”)

Los conceptos de curación son que curamos desde dentro hacia afuera. Nosotros no curamos, nosotros reparamos. Nos volvemos cuidadores del enfermo. Los médicos cosen el agujero, nunca ponen nada dentro del agujero. Yo curo mediante transferencia. Cody cayó enfermo, yo lo sostuve (N.T.: “he held him” en el original; quizás sea un error y quiso decir: “I held him”), los labios contra su columna vertebral, me sentí triste y conduje la enfermedad de Cody hacia dentro de sí mismo. Cogió la enfermedad. Cody olvidó que había estado enfermo.

Mi capacidad psíquica aumentada empezó unos ocho meses tras la operación. Yo estaba en la sala de estar. De repente, agarré mi pierna izquierda y me empecé a frotar la rodilla. Mi hijo entró pues se había herido al caer de una moto. Se había arañado la pierna (del mismo lado que yo) que sostenía, al igual que la rodilla, de la misma manera que yo sostenía la mía. Este vínculo entre mi hijo y yo ha repercutido positivamente en su bienestar mental. Cuando está en la habitación, puedo sentirlo. Cuando uno de nosotros habla, el otro termina la frase.

Puedo ver que una persona caminando por la calle por delante del local tiene una infección auricular. Es una impresión que tengo, no es que sienta su dolor ni nada por el estilo.

En otra ocasión, una chica entró en el local. Pude decirle que estaba siendo molestada por una figura masculina de mayor edad. Le pregunté si quería hablar de ello. Levantó sus ojos hacia mí y luego se calmó. Se fue como si se le hubiese aliviado una carga. No pronunció una sola palabra y no regresó.

Veo fantasmas. Una vez estaba comiendo una pizza y mirando una casa parecida a la de la serie “La familia Adams”. Me encontré con el propietario y me invitó a visitarla. Vi a una mujer que había vivido allí. Era un espíritu atrapado. Volvía porque quería sus blondas y un retrato de su marido. Se lo dije al propietario. La mujer me dijo que solía hacer blondas que vendía a un penique la decena. Me dijo que abajo en la bodega encontraría el retrato que andaba buscando. Efectivamente, abajo en la bodega encontramos una litografía de 10 x 20 cm de un soldado con una pistola en la mano. También me dijo que su habitación estaba caliente y se hallaba justo al lado de una chimenea. El propietario lo negó, pues no había ninguna chimenea en la casa. Sin embargo, en una restauración, me llamó y me dijo que había encontrado la chimenea y la habitación. Al parecer, las leyendas familiares eran erróneas y ella en realidad dormía arriba en las habitaciones de la servidumbre. Tres ladrillos de la chimenea se habían quitado para permitir que entrara calor a su habitación.

Noto los fantasmas. En realidad, no los veo. Estaba conduciendo a lo largo del cementerio y tuve aquel extraño sentimiento de ira y pude sentir fantasmas agitando los puños contra las personas que pasaban por el cementerio. Más tarde, me di cuenta de que la ciudad necesitaba más terrenos para las carreteras, por lo que trasladaron la valla del cementerio 2,5 metros, no así los cuerpos. Por eso estaban enfadados los espíritus.

Pasé por delante de una casa y le eché un segundo vistazo a una ventana. Pude sentir que un niño había sido golpeado y su labio sangraba. Un mes más tarde, me di cuenta de que la habitación había, en efecto, pertenecido a un niño pues había una calcomanía desvaída y apenas visible, pues llevaba ahí más de 10 años.

Es realmente extraño entrar en una habitación y sentir que la gente no me quiere. Antes de la ECM, cuando iba a una reunión familiar, suponía que mis familiares me querían. Sentí que algunos de mis parientes proyectaban ira y disgusto hacia mí. También fui capaz de ver que otra pariente quería decirme que todo iba bien entre nosotros, pero era demasiado tímida para decirme nada.

¿Tuvo usted tras su experiencia algún cambio de actitudes o de creencias? Sí.

Describa: la muerte no es algo a temer. En julio del 2002, mi hijo mayor de 21 años murió en accidente de coche. Yo estaba allí a su cabecera. Puedo decir que aunque estaba en coma, estaba trastornado. Encuentro extraño no sentir la emoción que la sociedad dice que debe sentirse. En vez de eso, le estaba diciendo que me gustaría poder ir con él, porque el sitio al que estaba a punto de ir era hermoso y maravilloso. El sentimiento de mi hijo, tan trastornado por no haber sido capaz de terminar todas las cosas que quería hacer en la vida, se volvió curiosidad. Él supo que todo estaba bien y se dejó ir. Fui a decirle a la enfermera que ya no se encontraba aquí. La enfermera insistió en que, puesto que respiraba, seguía vivo.

Sí, me convencí de que “las religiones organizadas son un gran fraude” perpetrando un engaño a la humanidad. Estoy tan airado contra las religiones organizadas. Crecí como un devoto católico, pero tras mi ECM estoy muy desilusionado. He perdido uno de mis mejores amigos, un pastor que era como mi hermano pequeño porque no podía soportar las tonterías que le decía a la gente.

¿Ha afectado la experiencia a sus relaciones? ¿Vida diaria? ¿Prácticas religiosas etc.? ¿Opciones de carrera? Abrí mi local en la que probablemente era la peor zona que podía haber elegido, porque era el lugar adecuado para ello… No estoy seguro de por qué, sólo sentí que era absolutamente correcto.

La ECM realmente ha torcido mi vida. No puedo seguir con mi consorte (la madre de mis hijos) pues ahora encuentra repulsivo incluso el estar conmigo en la misma habitación. Me puso de patitas en la calle. Estuvimos juntos durante 14 años. Volqué mi vida en mis hijos desde que nacieron. Estoy muy unido a mis hijos, aunque no pueda practicar con ellos nada que requiera esfuerzo físico. Estoy tratando de afrontar todas las intensas emociones de la ECM y ahora también las violentas emociones de una relación arruinada. Hasta ahora, tengo un montón de emociones contenidas, pues estoy tratando de ponerle diques al dolor. La cosa que más echo de menos es abrazar tiernamente a mis hijos por la mañana antes de ir a la escuela. Es realmente duro para mí.

El hogar, para mí, no es el más allá. Para mí, el hogar es el sitio donde están mis hijos. Aunque deje este plano, seguiré velando por mis hijos.

¿Ha compartido usted esta experiencia con otros? Sí.

Describa: risas de perplejidad y, entre ellas, críticas.

¿Qué emociones experimentó usted después de su experiencia? Depresión de una increíble profundidad.

¿Cuál fue la mejor y la peor parte de su experiencia? Saber que mis hijos estarán “bien” y la peor es saber que me iré de nuevo y dejaré a mi hijo. Por algún motivo estoy preocupado por él. Mi hija parece estar desapareciendo de mi consciencia… así… ¡Demonios, las palabras no bastan para expresar lo que quiero decir!

¿Hay algo más que quisiera añadir en relación con la experiencia? ¡¡SÍ!! Durante meses tuve el don o la capacidad de hablar y de oír a los muertos o a los espíritus errantes. Era increíblemente molesto y no podía compartir ese conocimiento con nadie.

¿Ha cambiado su vida específicamente a consecuencia de su experiencia? Sí.

Describa: es muy complicado repetirlo otra vez.

¿Tras la experiencia, ha habido otros elementos en su vida, medicamentos, o sustancias que hayan reproducido parte de la experiencia? Sí.

Describa: puedo re-experimentar la ECM recordándola. Hubo una distorsión del tiempo pues no tengo ni idea de cuánto tiempo pasó. Puedo volver a las emociones, y la memoria es de una claridad meridiana. No como los recuerdos de las cosas ocurridas en la tierra, tales como el nacimiento de mis hijos. Mis recuerdos emocionales, los recuerdo al 100%. El recuerdo de mi ECM es parecido, pero más intenso. Es diferente, porque la memoria proviene de un sitio diferente en mi cerebro. Cuando hablo de memorias de momentos emocionales, la alegría, el dolor están distantes. Si cierro los ojos y repaso mi ECM, los recuerdos son inmediatos y vívidos, como un vaso de agua a punto de caerse de la mesa. Tengo la convicción absoluta de que la experiencia fue real y no una alucinación. Conozco la diferencia entre las drogas y las alucinaciones. La ECM no es como cualquiera de éstas.

¿Las preguntas planteadas y la información que acaba usted de proporcionar describen exacta y exhaustivamente su experiencia? No.

Explique: no puedo vehicular las emociones a través de un teclado. Tengo problemas para encontrar el lenguaje que describa lo que pasó.

Por favor, ofrezca alguna sugerencia que usted tenga para mejorar el cuestionario de www.nderf.org: LOL (risas)…, transfórmenlo en una grabadora y seré capaz de comunicar la experiencia mucho mejor.

EXPERIENCIA SUPLEMENTARIA:

Aproximadamente una semana tras hablar de mi experiencia por primera vez, y de empezar a integrar mi ECM en mi actual realidad, tuve la más asombrosa de las experiencias.

Un viernes a las 2h30 de la mañana, estaba chateando en mi ordenador. Acostumbro a hacer caso omiso de las ventanas que aparecen, pues siempre te incitan a ir a un sitio pornográfico. Sin embargo, esta vez hice clic encima en vez de hacer caso omiso. Inmediatamente sentí un hormigueo de electricidad pasar por el teclado y meterse en mi brazo mandándome escalofríos por el cuerpo. La mujer al otro lado también había tenido una ECM.

Normalmente, nunca les pido a las mujeres información personal antes de haberlas conocido. Sin embargo, esta vez iba a ser compelido por fuerzas exteriores a mí. Le pedí que me diera su número de teléfono para poder hablar con ella. Ella lo hizo. Entonces, cuando la llamé, me sentí compelido a preguntarle por su dirección pues sabía que habitaba a un par de horas en coche de donde yo vivía. Me dio su dirección. Esto se salía mucho de mis costumbres, pero no podía luchar contra esta compulsión. Salté al interior del coche y recorrí rápidamente medio Estado para poder estar allí. Yo sabía que tenía que ir a verla y que tenía que ser ahora.

En realidad no sabía adónde iba, nunca había estado allí antes, pero llegué sin problemas. Ella me recibió en la puerta. Pensó que estaba allí por sexo, pero tuve que explicarle que no era ése mi propósito. Estaba allí para darle un mensaje. En 24 horas le iba a suceder algo muy malo y necesitaba lo que yo tenía que darle para poder remontar la prueba. Conscientemente, estaba haciendo cosas que nunca antes había hecho. Pero no podía evitarlo.

Cogí mis manos y se las puse una por delante y otra por detrás del pecho cerca del corazón. Le dije: “Aquí está tu poder”. También me pareció tomar algo de ella. De repente, se produjo una intensa y sorprendente transferencia de energía de mí hacia ella. Aquello provenía del plexo solar y tenía forma rectangular. Esta energía era como el aire de un ventilador proveniente de mí y entrando en ella. Hizo que se me pusieran los pelos de punta y carne de gallina en los brazos. Le dije que era un don de energía y que yo tan sólo era el mensajero.

Como era por la mañana y ella era diabética se fue a buscar su medicina. Justo entonces, sonó el teléfono. Ambos supimos: “Eso es”. La noticia estaba a punto de explotar. Ella descolgó el teléfono y empezó a llorar. Su madre estaba en cuidados intensivos. Me pidió que la llevase al hospital pues su madre estaba en coma. Le dije que no podía, pues aquello formaba parte de la tarea que tenía que realizar sola. Entonces supe que su madre me había enviado para darle el don de energía y estar con su hija cuando recibiese la noticia.

Después de colgar el teléfono, se fue a tomar su insulina. Noté un aumento de energía que se disparó desde mí hacia ella paralizándola como cuando un ciervo ve los faros de un coche que viene. Estuvo paralizada durante unos 10 latidos. Entonces se volvió lentamente para hacerme frente. Había llenado la jeringa intentado suicidarse con una sobredosis de insulina. Le dije que ahora era portadora del don. Que ahora ya no podía hacer eso.

En aquel momento, era como si un escudo de energía la envolviera. Giraba alrededor de ella como un tornado invertido. Era como si tuviese una sensación de fuerza y propósito renovados. Cogió su ropa y se preparó como quien va a librar una batalla. Era increíble ver la transformación.

De camino a casa, estaba agotado por la falta de sueño de varios días. Recordé el momento de la transferencia de poder. Fue como si hubiese sido revitalizado. Conduje a casa como si hubiese dormido durante horas.