ECM de un Adolescente
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Descripción de la experiencia:

El día en que “morí” hacía un frío terrible, y caía un poco de nieve. Era el 27 de enero de 1996, y estaba esquiando en Aspen, Colorado. Estaba con mi novia. Esperaba poder impresionarla con mi destreza en esquí acrobático, cuando tuve un encuentro cercano con un pino muy duro. Perdí el conocimiento. Me sorprendió encontrarme flotando a unos cuantos pies de distancia sobre mi cuerpo. Mi novia trataba de reanimar mi cuerpo, sin lograrlo. Tan pronto como pudo, les gritó a otros esquiadores para que fueran a buscar ayuda. "¡Mira, hay sangre!" dijo uno de los presentes. Yo observaba con cierta curiosidad que sangraba de una cortadura en el lado derecho de la cara, que yacía sobre la nieve. Mi novia se quitó su sombrero blanco de piel y lo colocó cuidadosamente bajo mi cabeza. Esta “almohada” rápidamente se tornó roja con mi sangre, y recuerdo haber pensado que tendría que comprarle un nuevo sombrero.

Seguí a la patrulla de esquí mientras levantaban mi cuerpo sin vida y me bajaban de la montaña. Parecía que la ambulancia se tardaba una eternidad, así es que volé hacia el pueblo para ver si podía observar algo. No estaba particularmente preocupado, pero me molestaba que se tardaran tanto cuando yo me estaba muriendo. Vi la ambulancia y la seguí hasta la estación de primeros auxilios. La nevada se convirtió en una franca tormenta de nieve, que hizo que el chofer de la ambulancia diera bandazos en las curvas. Lo escuché maldecir en alta voz cada vez que se encontraba a punto de perder el control. “¡Eh, hombre, contrólate!”, dije en alta voz. Aquí es donde todo se hizo verdaderamente raro. Aunque la nieve era densa, podía ver fácilmente a través de ella. Observé que los copos de nieve pasaban directamente a través de mis brazos abiertos, y yo brillaba ligeramente. No sentía el frío. Percibía las emociones de todos los que tenían alguna conexión con esta escena. Todo se sentía como una película muy intensa. Yo flotaba, entrando y saliendo de la ambulancia, a medida que ésta transitaba lentamente por las calles.

De repente todas las sensaciones desaparecieron, y me di cuenta de otra dimensión en el espacio. El ambiente pesado e inquietante desapareció, y sentí una sensación verdaderamente apacible, como regresar a casa y sentir un amor proveniente de una fuente que se sentía familiar y cálida. Sé que esto suena como una locura, pero sentía que yo era parte de la grandeza del universo. Este lugar donde estaba desafiaba la descripción con palabras. Es como si siempre hubiera existido y fuera parte de todas las cosas, ahora y para siempre. Vi un hermoso lugar violeta y sentí que un ser amoroso me preguntaba, a través de la transmisión del pensamiento, si quería quedarme o regresar. Pensé en mis días universitarios aún por venir. Le pregunté al “ser”, si regresara ahora a la vida, ¿habría algún problema para volver aquí en el futuro? Este “ser” se rió amigablemente, lo cual me hizo reír a mí también, y entonces todo sucedió en un instante. Me encontré nuevamente en un mundo de dolor. Me dijeron que había sufrido una conmoción cerebral y que había estado inconsciente por trece horas. Después fue muy difícil hacerle frente a toda esta situación.

Yo me convertí en alguien muy diferente después de esta experiencia. No podía hablar de esto con nadie, ya que no hubieran tenido ni la menor idea, y hubieran pensado que me estaba volviendo loco. Me convertí en una persona muy seria, y me interesé por aprender todo lo posible sobre la psicología, las religiones, la filosofía, y generalmente busqué todas las verdades que pudiera encontrar en la literatura, las conferencias y las reuniones. Mis padres aceptaron estos cambios, pero mi novia me dejó por otro. Está bien así. Creo que la asusté demasiado cuando le hablé sobre el episodio del sombrero y todas las conversaciones con los hombres de la patrulla de esquí, etc. Es bueno saber que podré regresar nuevamente a ese lugar lleno de amor y paz. Ya no le temo a mi propia muerte ni a la muerte de mis abuelos.